Esta metrópoli está repleta de sorpresas. Su casco antiguo rebosa de historia al poseer iglesias que datan del siglo XIX, museos que contienen objetos de la época precolombina y mercados tradicionales en los que toparse con objetos muy curiosos.

En su plaza principal uno se percata enseguida de lo especial que es La Paz, considerada el centro político, cultural y financiero del país. En ella descansa el imponente Palacio de Gobierno de Bolivia, aunque tras sufrir un incendio en 1875 es conocido como el “Palacio Quemado”. La mayor curiosidad de este emblemático edificio es su reloj, cuyas agujas van al revés y los números están a la inversa. Fundada día 20 de octubre del año 1548 por el capitán español Alonso de Mendoza, en La Paz viven alrededor de 800.000 personas. Es la tercera ciudad más poblada de Bolivia, aunque su área metropolitana -que incluye los municipios de El Alto, Viacha, Achocalla, Laja, Mecapaca, Palca y Pucarani-, es la más concurrida del país, llegando a alcanzar los dos millones habitantes. El encanto de esta ciudad se intensifica gracias al enclave en el que se encuentra situada, rodeada de las altas montañas del Altiplano, entre ellas la más preciada por los lugareños: el Illimani, un monte que consideran sagrado. Esta localidad es pura tradición, pero también entremezcla sus raíces con la modernidad. El exceso de población y las grandes retenciones de tráfico que se forman en las calles obligó al gobierno a tomar medidas al respecto. Por eso, en el año 2014 se creó “Mi Teleférico”, también llamado el “Metro del Cielo”. Se trata de un sistema de transporte innovador muy cómodo para los transeúntes que quieran evitar los colapsos urbanos. Se dice que es el teleférico más elevado y largo del cielo. Fascinante, ¿no creéis?