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Increíbles fortalezas

Castillos de película

A lo largo y ancho de la geografía jordana podemos encontrar un buen número de castillos y fortalezas medievales: por un lado, los llamados ‘Castillos del Desierto’, también conocidos como ‘qasr’, y, por otro, las deslumbrantes fortalezas medievales de Ajlun, Kerak y Jerash.

En Jordania, la expresión ‘Castillos del Desierto’ se refiere a un grupo de unos veinte pequeños castillos, palacios, caravasares y hammames que se encuentran en el desierto y fueron construidos entre los siglos VII y VIII, bajo el califato Omeya. El término Qasr, que los engloba, se refiere a una obra fortificada. De hecho, la mayoría de ellos se encuentra en la antigua ruta entre Medina y Kufa. Se ha sugerido que la función de los Qasr era principalmente defensiva, aunque también podían haber sido graneros y centros comerciales. Al principio, pudieron ser palacios fortificados, donde los soberanos pasaban temporadas alejados de la ciudad, pero también pudieron ser caravasares y lugares de encuentro de los beduinos. Estos castillos son muestras de la arquitectura islámica y del arte islámico temprano. Además de los denominados ‘Castillos del Desierto’, en Jordania hay numerosas fortalezas imponentes que resultan de lo más interesante. Algunas de las más destacadas son las de Ajlun, Kerak y Jerash. El castillo de Ajlun, también llamado Qala'at ar Rabad, es una fortaleza islámica que, cuando fue construida entre los años 1184 y 1185, dominaba el norte del Valle del Jordán. Desde esa posición protegía las rutas entre el sur de Jordania y Siria y las minas de hierro de la zona. También protegía el territorio de los ataques de los cruzados. El castillo original tenía cuatro torres. Más tarde se añadieron distintos elementos defensivos y se construyó un foso. El castillo formó parte de la cadena de fuertes que encendían almenaras por la noche para transmitir señales desde el Éufrates a El Cairo. El Castillo de Kerak, o fortaleza de los cruzados, es uno de los castillos más grandes y mejor conservados de la región. Fue construido por los cruzados en lo alto de una meseta triangular a 900 metros de altura, lo que les permitía controlar las importantes rutas comerciales que pasaban por la zona. Después de años de asaltos y saqueos por parte de los cruzados, Saladino puso sitio a la fortaleza y la tomó en 1187, en su cuarto intento. Después, el castillo ya no volvió a manos cristianas. El interior de la fortaleza es un oscuro laberinto de pasadizos y corredores. Por último, Jerash o Gerasa es una antigua ciudad cuyas ruinas sugieren que fue una de las ciudades romanas más importantes del Próximo Oriente. Por la calidad y grado de conservación de sus restos arqueológicos, se la conoce como la Pompeya asiática y sus monumentos reflejan la importancia que la ciudad tuvo en su apogeo. En Jerash encontramos el equipamiento urbano que pude verse en las grandes urbes romanas: templos, teatros, baños, un circo/hipódromo, el Foro, de forma oval, rodeado por una hermosa columnata; el Arco de Adriano, elegantes avenidas flanqueadas de columnas y unas murallas casi completas

Los castillos del desierto más imponentes

Qusayr ʽAmra

Qusayr ʽAmra es el más célebre de todos los castillos del desierto. Fue construido a principios del siglo VIII. Y es uno de los ejemplos más notables de la arquitectura islámica. El edificio es en realidad lo que queda de un complejo más grande que incluía un verdadero castillo. Destaca sobre todo por los frescos que quedan en los techos interiores, que ha llevado a la UNESCO a declararlo Patrimonio de la Humanidad.

Qasr Kharana

El Qasr al-Kharana se encuentra sobre una pequeña loma y está construido con piedras de arenisca. Destaca por su planta cuadrada, de 35 metros de lado y su forma cúbica. En su interior hay un patio rodeado por dos pisos con sesenta dependencias. A pesar de denominarse castillo, parece que no tuvo uso militar. No tiene fuentes de agua corriente, pero se cree que pudo usarse como caravasar para descanso de los viajeros.

Qasr al-Qastal

Quasr al-Qastal era un edificio fortificado, con una planta casi cuadrada de 63 por 72 metros. El muro exterior tenía doce torres semicirculares a intervalos entre las cuatro torres más grandes de las esquinas. Originalmente, el palacio estaba decorado con relieves y mosaicos de extraordinaria calidad. El agua para el palacio se obtenía de un amplio depósito de piedra y de setenta pequeñas cisternas. Actualmente, el palacio está en ruinas.

Qasr Al Azraq

El castillo de Qasr Al Azraq, debe su valor estratégico a la presencia de un oasis, que es la única fuente de agua en esta parte del desierto. Los romanos militarizaron el lugar por primera vez, pero fueron los mamelucos quienes construyeron el castillo actual. El castillo es de planta cuadrada, de 80 metros de lado, y, durante la Rebelión Árabe contra el imperio otomano, T. E. Lawrence centró aquí sus operaciones.