La bella localidad de Arbanasi te aguarda con numerosos puntos de interés, aunque entre todos ellos destaca la iglesia de la Natividad, localidad al sudeste de la ciudad. No te dejes engañar por su modesto exterior del siglo XVII: dentro encontrarás un espectáculo sublime, con murales de santos y escenas bíblicas que pueblan las paredes y los techos abovedados. ¡Una sorpresa formidable!
Si has estado antes en San Petersburgo, puede que la catedral de la Virgen de Asunción, en Varna, te resulte familiar. Sus cúpulas doradas recuerdan a la de la ciudad rusa, pero no son la única conexión con aquel país. No en vano, el templo se levantó en recuerdo a los soldados rusos que murieron combatiendo contra los otomanos. No te pierdas su espléndido interior, con enormes murales pintados a mitad del siglo XX. En Sofía, la iglesia que no puedes dejar de ver es la de San Nicolás, más conocida como la Iglesia Rusa. Sin duda, es uno de los edificios más llamativos de la capital búlgara, gracias a sus características cúpulas doradas y sus tejas verdes. Se construyó para acoger a la comunidad de exiliados rusos y se consagró en 1914. También en la capital tienes que acercarte hasta la iglesia de Sveti Sedmochislenitsi (los siete Santos) y disfrutar de sus esplendorosos frescos; y por supuesto, visitar la grandiosa catedral de Alexander. Sigue la ruta junto al mar en Sveti Blas, donde encontrarás la delicada iglesia de St. Blaise, y en Nessebar, donde entre otras muchas encontrarás la iglesia de San Esteban.