Clásicos personajes como Tintín, Lucky Luke o Astérix y Obélix reciben a los turistas deseosos de conocer las raíces belgas y de sumergirse de lleno en ellas.
Además de estas figuras tan características, Bélgica también sorprende con otras asombrosas pinturas y esculturas. Es el caso del famoso Zinneke-Pis, el perro meón de la calle Saint Géry (Bruselas); el escarabajo gigante de la plaza Ladeuzeplein (Lovaina) clavado en lo alto de una cima de acera de 23 metros de altura, o los graffitis que inundan las calles de la encantadora Malinas (ubicada en la provincia de Amberes).
Sea cual sea la localidad que visitemos, estos tesoros belgas nos van a cautivar, ya que nos encontraremos con auténticas obras de arte que no solo llenan de vida y alegría las calles de estas urbes, sino que también cuentan historias. Esta iniciativa surgió en el año 1991 con la intención de solucionar de manera original los problemas de rehabilitación de los muros en mal estado. Lo que en un principio parecía una medida poco exitosa terminó siendo uno de los grandes referentes turísticos del país y, como consecuencia del interés que suscitó entre los visitantes, nacieron las afamadas rutas del cómic, ideales para los amantes de los tebeos y para los que solo quieran recordar algunos momentos de su infancia.