Las distintas artes han tenido en Rusia, desde siempre, grandes representantes. La música, la pintura, la literatura o la escultura son disciplinas que los genios rusos han cultivado desde tiempo inmemorial. Y los museos nacionales son buena muestra de ello.
Durante los siglos XIX y XX se produjo una suerte de siglo de oro en las artes rusas, especialmente en la música, la literatura, la pintura, la danza y otras, que han dotado a Rusia de páginas propias en la historia del arte universal. A finales del siglo XIX y principios del XX se produce una generación excepcional de músicos, entre los que se encuentran Ígor Stravinski, Aleksandr Skriabin, Sergéi Prokófiev y Dmitri Shostakóvich, que experimentaron con el estilo y el lenguaje musical. En esa misma época, surge otro grupo de músicos excepcionales en San Petersburgo, entre los que se encuentran Nikolái Rimski-Kórsakov. Hablando de música, es obligado mencionar el ballet, que debe su renovación a Tchaikowski. La pintura rusa comienza hacia el siglo IX, cuando el intercambio cultural con el Imperio bizantino trae a Rusia la tradición de la pintura de iconos. La occidentalización del país, que llevó a cabo Pedro el Grande, creó una nueva escuela de pintura, de carácter profano, en línea con las tendencias del resto de Europa. Entonces, a principios del siglo XX, la pintura rusa contribuye a las vanguardias del arte de Occidente y pintores como Kandinski o Malévich son precursores de la pintura abstracta. Después de la Revolución las vanguardias artísticas quedan proscritas y surge el Realismo socialista. La escultura rusa de la época soviética es monumental, de dimensiones gigantescas y alude a su realidad y a su historia política. La escultura rusa tiene una gran carga dramática, es imponente y de líneas fuertes, que subyugan por su dinamismo su expresión y su tamaño. La literatura rusa ha dado a la humanidad algunas de las figuras clave del arte universal, como Dostoievski o Tolstói. La primera mitad del siglo XIX fue la edad de oro de la poesía, mientras que la segunda lo fue de la prosa. Los gigantes de la época son los mencionados Lev Tolstói y Fiódor Dostoyevski, pero también Aleksandr Pushkin. Nikolái Leskov, Iván Turguénev, Vladímir Korolenko, Antón Chéjov, José Brodsky, Sergei Dovlatov y otros.