Cada rincón de Chile merece ser descubierto, y si la naturaleza es algo de lo que no se puede escapar en este país tampoco lo son sus ciudades, porque bien sean pequeñas o grandes tienen mucho que ofrecer al viajero.
Una de las menos conocidas pero con un especial encanto y una ubicación geográfica digna de mención es Temuco, la puerta de entrada al sur de Chile. El Mercado Municipal es uno de los lugares que ningún viajero puede perderse, ya que aquí podremos descubrir el auténtico trazado comercial de la ciudad, siendo este uno de los sectores económicos más destacados de la urbe que hacen que se pueda situar Temuco al lado de las ciudades ricas del país, a pesar de ubicarse en una región más empobrecida. En el mercado podremos probar los platos más tradicionales de la zona además de adquirir las artesanías más singulares que decorarán nuestra casa a la vuelta de nuestro viaje. Además podemos entablar conversación con los simpáticos comerciantes locales que estarán encantados de hablarnos del día a día de la ciudad. Si queremos sumergirnos en la cultura también tendremos la oportunidad de hacerlo, ya que, sin abandonar el centro, podremos visitar el Museo Regional de La Araucanía, con una importante colección sobre la cultura mapuche. De gran importancia es también el Museo Nacional Ferroviario Pablo Neruda, declarado Monumento Histórico en el año 1989. El glorioso pasado del ferrocarril se expone de manera amena al visitante en un edificio singular. Para sacar las mejores fotografías y rodearnos de naturaleza debemos desplazarnos al Cerro Ñielol. Paseando por sus senderos podremos ver pequeñas lagunas y avistar especies de animales protegidas de gran valor biológico para preservar la biodiversidad. Algunos de los restaurantes más destacados de la ciudad se encuentran en este cerro, aunque su precio no es tan económico como el que podemos encontrar en el Mercado Municipal. Al caer la noche Temuco sigue ofreciendo opciones a los viajeros más noctámbulos, ya que el centro acoge los mejores pubs y discotecas para bailar y terminar el día de la forma más animada posible.
