La sociedad de esta isla está basada en el trabajo colectivo y aún obedece al código moral inca que dice “no robarás, no mentirás y no serás perezoso”.
Allí viven de la pesca, el cultivo de la papa y el turismo. A pesar de que recibe más de 40.000 visitantes al año, en la isla no se ven ni coches ni hoteles. La mayoría de las viviendas y las pequeñas tiendas se iluminan con velas o linternas aunque ya han empezado a instalarse algunos paneles solares. Con vida silvestre, pueden verse carneros, ovejas, vacas y gallinas. Es muy raro ver algún perro o gato. La isla tiene sus menús típicos: dos tortitas con azúcar o pan con huevos para desayunar, sopa de verduras, ensalada de cebolla y pescado con arroz para el almuerzo, y sopa de verduras con pan a la hora de la cena. En la isla hay varios miradores naturales desde los que contemplar y fotografiar vistas espectaculares de la isla y del lago Titicaca.
