Se encuentra en la isla de Borneo, uno de los lugares más puros y vírgenes del país, aunque también explotado por el ser humano y destrozado para el cultivo de la palma, de la cual se extrae el aceite más barato del planeta.
A pesar de la devastación, aún quedan zonas intocadas donde se puede apreciar la mejor fauna y vida salvaje de todo el país, incluso de todo el sudeste asiático. En distintos safaris de duración diversa se puede explorar la naturaleza a cualquier hora del día. Quizá nos apetezca un safari nocturno o uno al amanecer, o a lo mejor combinarlos los dos y llegar así a divisar más animales con costumbres horarias muy diferentes. Armados con unos prismáticos de calidad podemos prepararnos para ver cocodrilos, el famoso pájaro colorido kingfish, serpientes autóctonas o el elefante pigmeo de Borneo, con el que solo nos toparemos si tenemos mucha suerte, ya que es una especie en extinción a raíz de la deforestación del lugar, y, a día de hoy, no quedan más de mil.
