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La naturaleza de Francia

Un patrimonio natural en todas sus fases

Nos toparemos con acantilados de vértigo, por ejemplo, los del canal de la Mancha; pero también con numerosos bosques, mesetas y grandes ríos que cruzan el país. Hay incluso volcanes como los del Parque Natural de la Auvernia, en la región con su mismo nombre, o el Pitón de las Fournaise en la isla La Reunión, territorio de ultramar. Pero también descansan en este emplazamiento tantos kilómetros de playas, que nos resultará sencillo evitar las grandes aglomeraciones.

Las hay en Aquitania, Languedoc Rosellón o la costa Azul, pero también en las playas del Caribe, en los territorios de ultramar: Guadalupe, Martinica, Saint Bartolomé son sólo algunas de ellas. Tanto en la Francia del continente como en la insular, la naturaleza destaca por su variedad. En todo el país hay más de un centenar de especies de árboles, pero la diferencia también es extensa en cuanto a animales. En los espacios salvajes no es difícil encontrar osos pardos, bisontes, buitres leonados o linces. Los bosques de Francia son en su mayoría de clima típico templado, con la excepción de los Alpes. Hay diversas ecorregiones en el país, sin olvidar los territorios de ultramar que incluyen zonas desérticas o selvas.

No puedes perderte

El parque natural de las Landas de Gascuña

La región de Aquitania es una de las más atractivas por su naturaleza. Aquí hay varios parques en los que perderse por libre o de los que disfrutar mediante actividades o visitas guiadas. El Parque Natural de las Landas de Gascuña, ubicado a las orillas del Adour hasta la cuenca de Arcachon, es uno de los más grandes de toda Europa. Se trata de un recorrido diferente dentro del país. Una zona agreste llena de una belleza cuyo origen se debe al ser humano, pues gran parte fue plantado en el siglo XIX. Hoy hace de la zona un motor turístico inigualable ya que ofrece múltiples actividades para las familias.

Visitar la cueva de Mas d´Azil

Mas-d’Azil es uno de los yacimientos prehistóricos más conocidos en el mundo científico de todo el continente europeo. Es un túnel natural de unas dimensiones enormes excavado por el propio río Arize y que fue ocupado por distintas civilizaciones a lo largo de millones de años. Dio nombre a la cultura prehistórica del Epipaleolítico llamada la Aziliense. Los restos que se encontraron dentro están expuestos en el Museo de la Prehistoria de la ciudad de Mas d´Azil, y entre ellos destacan huesos de mamuts, osos o incluso rinocerontes lanudos.

Los Acantilados de Etretat

Los acantilados de Étretat se encuentran en el pueblo que lleva su mismo nombre, ubicado en la alta Normandía. Se puede acceder a ellos subiendo desde la playa, por dos lados: el izquierdo desde donde se ve la falaise d’Aval, más conocido por su imponente ojo de aguja; o el derecho donde está el falaise d’Amont, enclave en el que admirar un idílico paisaje y lugar idóneo para descansar. En las proximidades se encuentra el puente de Normandía, muy popular en la zona. Boudin, Courbet o el Monet disfrutaron antes de estos paisajes.

Aiguebelette, las aguas bellas de Francia

Su nombre se traduce como el Lago de aguas bellas y no es de extrañar, pues a simple vista ya es un lugar que quita el hipo. Es el tercer lago natural del país y se ubica entre los Prealpes franceses y los montes del Jura, en la región de Ródano-Alpes. Unas arboladas colinas rodean Aiguebelette que vive protegido por el relieve. En la zona se ha sabido conservar la biodiversidad y sólo por ver algunas de las especies que lo habitan ya es un espectáculo visitarlo. Los aficionados al senderismo, la pesca, las excursiones acuáticas o simplemente al aire libre encontrarán aquí un lugar privilegiado.

Tignes, el lugar ideal para los amantes del esquí

Con un telón de fondo magnífico como son los macizos de Vanoise y la Grande Casse, Tignes (en los Alpes franceses) domina el valle de la Tarentaise. Se trata de la estación de esquí por excelencia de este territorio, por eso es uno de los destinos relacionados con los deportes de nieve, más populares en la cordillera de los Alpes. Este enclave, junto con Val d’Isère, forma el Espace Killy, uno de los dominios más grandes y esquiables de todo mundo, compuesto por una superficie de 10 mil hectáreas y 300 kilómetros de pistas de esquí. La altura de la zona oscila entre los 1440 y los 3747 metros. Un hecho que permite que la estación se mantenga abierta todo el año, ya que en Tignes suele nevar prácticamente todos los meses.