La dinastía Ming, los franceses, japoneses, americanos y una propia guerra civil no han conseguido desvanecer la historia y cultura de una de las ciudades más antiguas de Asia.
La capital del país es caos, pero un caos ordenado. Calles bulliciosas donde el claxon hace las veces de intermitentes, comercios milenarios, cafés, bares, lugareños sorteando motos e incluso una antigua línea de tren que sigue en funcionamiento y que cruza la ciudad por estrechas calles. Una ciudad llena de vida que no deja de crecer y de atraer visitantes. Empezaremos por el barrio antiguo. Este enclave laberíntico de callejones estrechos es el latido comercial de la ciudad y tiene una historia que se remonta a 1.000 años. Un lugar donde la arquitectura medieval ha logrado coexistir con el bullicio moderno de las motos, los vendedores ambulantes y el comercio dinámico. Si uno mira hacia arriba mientras deambula, el área tiene una gran arquitectura vernácula. La mayoría de familias vive en el piso superior de su comercio, así que no te sorprendas si entras a una tienda y ves a una familia comiendo. Para desconectar del bullicioso centro puedes acercarte hasta Tay Ho (West Lake) el lago más grande de la ciudad donde se encuentran la pagoda Tay Ho- extremadamente bonita y dedicada a la diosa madre- y la pagoda Trấn Quốc, uno de los templos más antiguos de Vietnam. Por último, si estás interesado en cómo fue la vida de los lugareños de Hanói durante una edad más temprana, el Memorial House responderá a tus preguntas. Ubicada en el casco antiguo, esta casa ha sido amueblada para parecerse a las viviendas habitadas por comerciantes. Repleta de antigüedades y objetos cotidianos de siglos anteriores, su diseño respeta la arquitectura tradicional. La vivienda está construida entre patios para dar espacio al aire libre y dispuesta de acuerdo a la antigua tradición del feng shui, que permite un buen flujo de energía en la casa.