El recetario de este territorio todavía conserva vestigios de la gastronomía de los fenicios, de los griegos, de los italianos, de los franceses y de los ingleses.
Los sabores intensos y especiados, tan característicos de oriente, predominan en la mayoría de sus platos, así como los productos de temporada. En este archipiélago los reyes de los fogones son las verduras, la carne, la pasta y el hojaldre. No obstante, ingredientes tan sencillos como el aceite de oliva, el tomate, el pan y el queso son los que tienen más cabida en las cocinas. De hecho, existe un plato compuesto por estos tres elementos: el llamado Hobza. Entre las bebidas típicas de malta destacan la cerveza Cisk, de sabor afrutado y que suele tomarse los calurosos días de verano. En cuanto a refrescos, no debemos dejar de probar el Kinnie, de sabor agridulce y elaborado a partir de naranjas amargas y extractos de ajenjo. Los amantes del dulce están de suerte. En Malta hay un sinfín de pastelerías que producen productos típicos de la región, como por ejemplo el Helwa Tat – Tork, elaborado a base de almendras, miel y que suele acompañar al café; el Kannoli, una masa frita rellena de ricota con crema de chocolate, de pistacho o de avellana; así como el Imqaret, un pastelito de hojaldre relleno de dátiles. Sin duda alguna, en Malta encontraremos delicias para todos los gustos.