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Platos arraigados en la tradición

Una gastronomía ligada al mar

La vasta cultura culinaria de Chile puede conocerse a la perfección nada más pisar el país. Restaurantes, bares y puestos callejeros muestran orgullosos una gastronomía tradicional que se vio ampliada con la llegada de colonos y, posteriormente, con la llegada de nuevas influencias europeas.

El mar es el denominador común en el país de norte a sur, por eso la tribu de indígenas ya extraían pescado para satisfacer sus necesidades nutricionales. Hoy en día el deleite de consumir mariscos y pescados sigue siendo uno de los más grandes placeres para todos los que aprecian la gastronomía marina. El aceite producido en la Región de Atacama es muy codiciado en todo el país, y se usa en gran cantidad de elaboraciones junto con verduras, cereales y carnes. En algunos puntos sorprende el uso de carne de llamas y alpacas, a las cuales no estamos acostumbrados los europeos. Las frutas tropicales de todos los tipos que podamos imaginar se encuentran a lo largo del territorio chileno. Se elaboran también algunos platos y, sobre todos, batidos de todos los sabores con frutas como mangos, papayas o piñas. El vino, con cepas traídas desde Francia ya en el siglo XIX, ha crecido en popularidad y ha ganado calidad con el paso de los años. La producción de pisco en toda la región también es muy importante, y Chile se siente orgulloso de asumir la autoría de esta bebida que también puede encontrarse en otros países de América del Sur.

Las zonas gastronómicas geográficas

Zona norte

Los primeros pobladores indígenas del norte de Chile ya desarrollaron una agricultura basada en la producción de cereales y hortalizas que han permanecido como base de los platos actuales más extendidos en todo el territorio. No puede entenderse la gastronomía chilena sin la producción de cereales, como el maíz o la quinoa por ejemplo. Una clara muestra son las sopaipillas, una masa frita compuesta por harina de trigo, manteca y calabacín. Suelen abundar en los puestos callejeros, por eso seguro que llegaremos a probarlas durante nuestro viaje. Aunque se preparan en todo el territorio, en el sur suele usarse una receta diferente. A destacar en la zona norte encontramos el dulce conocido como chumbeque. Una masa de mantequilla y harina y capas de mieles de frutas, siendo las más populares el limón y el mango. Hoy en día también podemos encontrar algunas que están elaboradas con dulce de leche o chocolate. ¡Toda una delicia!

Zona centro

Algunos platos destacados realizados con cultivos indígenas de la tierra son guisos, como es el caso del charquicán. Pero también destacan las humitas, uno de los platos chilenos más antiguos elaborados con el abundante maíz que se producía en verano en la zona. El famoso pastel de choclo, que se prepara con una pasta de granos de choclo y depende de su elaboración puede ser dulce o salado. En la zona de Valparaíso no puede obviarse el pescado frito acompañado de las famosas papas o patatas. Para este plato suele usarse el congrio, la corvina o la merluza. Los mariscos también destacan en esta región, pero, por encima de todos, suele extraerse el camarón de tierra.

Zona sur

La cocina mapuche es la que más influenció está región del país. La gran cantidad de tipos de patatas de la zona propició también que aparecieran un buen número de platos elaborados con este ingrediente. Los más populares y conocidos a lo largo de todo el territorio chileno, y muy representativos de la zona son el milcao y la chochoca. El pescado y mariscos no pueden desligarse de la zona austral del país, y forman una parte fundamental de su gastronomía. Como curiosidad, en esta zona llegó una fuerte corriente alemana en el siglo XIX, y a día de hoy son bastante habituales elaboraciones tan centroeuropeas como los strudels y los kuchens, los dulces más típicos fusionados con la tradición mapuche.

Vino y espirituosos

Al hablar de Chile no nos podemos olvidar de los famosos vinos que tanta fama mundial han adquirido. La larga tradición de su elaboración, a partir de cepas iniciales francesas, ha perfeccionado la calidad local hasta ponerla al más alto nivel y llegar a competir con los vinos europeos más bien valorados. Entre los lugares más destacados para la producción de esta bebida de los dioses están los valles vitivinícolas de Maipo, Maule, Curicó, Colchagua y Rapel. El famoso pisco, que los más jóvenes suelen mezclar con un refresco de cola para crear la popular piscola, es otra de las bebidas alcohólicas más destacadas del país. Es de la familia de los brandis, y es una variedad del aguardiente de uvas.