La vasta cultura culinaria de Chile puede conocerse a la perfección nada más pisar el país. Restaurantes, bares y puestos callejeros muestran orgullosos una gastronomía tradicional que se vio ampliada con la llegada de colonos y, posteriormente, con la llegada de nuevas influencias europeas.
El mar es el denominador común en el país de norte a sur, por eso la tribu de indígenas ya extraían pescado para satisfacer sus necesidades nutricionales. Hoy en día el deleite de consumir mariscos y pescados sigue siendo uno de los más grandes placeres para todos los que aprecian la gastronomía marina. El aceite producido en la Región de Atacama es muy codiciado en todo el país, y se usa en gran cantidad de elaboraciones junto con verduras, cereales y carnes. En algunos puntos sorprende el uso de carne de llamas y alpacas, a las cuales no estamos acostumbrados los europeos. Las frutas tropicales de todos los tipos que podamos imaginar se encuentran a lo largo del territorio chileno. Se elaboran también algunos platos y, sobre todos, batidos de todos los sabores con frutas como mangos, papayas o piñas. El vino, con cepas traídas desde Francia ya en el siglo XIX, ha crecido en popularidad y ha ganado calidad con el paso de los años. La producción de pisco en toda la región también es muy importante, y Chile se siente orgulloso de asumir la autoría de esta bebida que también puede encontrarse en otros países de América del Sur.