Gran parte de la historia de esta ciudad está arraigada a su época colonial, quizás por ello se la conoce como la pequeña Europa. Su parte vieja, junto con el Fuerte Galle son los responsables de que Galle forme parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad además de los más de 400 edificios históricos hacen de este enclave amurallado uno de los destinos más deseados de Sri Lanka.
Una de las actividades favoritas de los locales y viajeros es pasear por los fuertes, explorar su interior y llegar hasta el Faro para ver el atardecer. Galle Fort Lighthouse es uno de los más antiguos de Sri Lanka y una de las atracciones más visitadas de la fortaleza debido a su pintoresco entorno. Totalmente automatizado, el faro se encuentra a una altura de 227 metros y sigue utilizándose en la actualidad. Pese a su gran importancia histórica, Galle es mucho más que su Fuerte y su ciudad antigua. El antiguo mercado holandés en es uno de los restos únicos de la época colonial y probablemente uno de los más antiguos del país. Otra peculiar construcción es el hotel de Amangalla, un hotel de lujo dentro de los límites del Fuerte Galle. Su historia se remonta a finales del siglo XVII. La propiedad es una mezcla de encanto de la época colonial con un toque de modernidad y una dosis de hospitalidad de Sri Lanka.
No puedes irte de Galle sin disfrutar de sus espectaculares playas. Uno de los tesoros más desconocidos es Jungle Beach. Aunque su acceso es algo complicado se puede acceder caminando o en barco. Unawatuna atrae tanto a turistas como lugareños por su belleza eterna. Esta playa en forma de plátano, con su arena dorada y exuberantes palmeras, es el lugar perfecto para relajarse. La playa da vida a la cultura local y además de ofrecer uno de los mejores baños cuenta con una animada vida nocturna donde tomar algo tras un día de baño. Las aguas de Hikkaduwa son el lugar idóneo para bucear. Corales, peces, tortugas e incluso la oportunidad de observar ballenas convierten este playa en un oasis de vida oceánica que bien merece la pena conocer. Por último, la playa de Dalawella es famosa por su fascinante vista panorámica y sus piscinas naturales de agua de mar. Asegúrate de subirte al columpio de Dalawella Beach. La Reserva Forestal de Sinharaja es una de las pocas selvas vírgenes del mundo. Declarada lugar Patrimonio Mundial, esta reserva de la biosfera alberga especies de animales y plantas en peligro de extinción.