Holanda, 7 días
Déjate seducir en este viaje de 7 días por dos países únicos: Holanda y Bélgica. Enamórate de la vibrante Ámsterdam, los encantos de Brujas y la europea Bruselas.
Déjate enamorar por una de las regiones más culturales y visitadas de Bélgica, la zona de Flandes. Descubre en profundidad, con la selección de circuitos a Flandes de Iberojet, la Bélgica flamenca, sus ciudades y su naturaleza. Un viaje por Flandes en el que recorrerán, la mágica Brujas, la bella Gante, la moderna Bélgica entre otros muchos lugares donde podrás admirar cultura y tradición. Vive una experiencia increíble con los viajes organizados a Flandes, en el norte de Bélgica.
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Conoce 4 países sin perder un solo minuto: Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Alemania. Navega por los canales de Brujas, conoce el Atomium en Bruselas y la Romerberg de Frankfurt.
Descubre dos países que tienen mucho que ofrecer: Holanda y Bélgica. Conocerás Ámsterdam en 4 días y las ciudades belgas de Brujas o Bruselas.
Encuentra lo que estabas buscando en este maravilloso viaje al corazón de Europa, y disfruta de todo lo que te ofrecen Frankfurt y los Países Bajos.
Descubre esta ruta histórica por Alemania y Bélgica en 8 días. Conocerás la universitaria Lovaina , navegarás por el Rhin y pasearás por la romana Tréveris.
Explora a fondo Bélgica y la capital de Holanda, Ámsterdam. Un viaje en el que conocerás La Haya, el encanto de Gante y las ciudades más urbanitas como Bruselas.
Aprovecha esta escapada a Flandes para conocer los lugares más emblemáticos de la capital belga y de ciudades tan bellas como Brujas, Gante, Amberes y Malinas.
Descubre dos países sin prisa pero sin pausa: Bélgica y Holanda. Comienza conociendo la Grand-Place de Bruselas, la catedral de Amberes y finaliza en Ámsterdam.
Con el nombre de Flandes conocemos una región de Bélgica, concretamente la mitad septentrional del país, en la que se habla otro idioma, se gobierna de otro modo, y los viajes adquieren una dimensión especial. Una región con paisajes de ensueño, ciudades llenas de monumentos y de edificios ilustres, y pueblecitos encantadores por los que pasear sin mirar el reloj.
Flandes forma parte del Viejo Continente, del mismo modo que es una región perteneciente a la nación belga. Flandes es, sobre el papel, una zona más de la misma Europa de siempre… Sin embargo, al viajar allí y conocer a sus gentes, visitar sus ciudades y saborear su cocina y sus cervezas, algo en nuestro interior nos dice que no, que Flandes es diferente, que no se puede englobar dentro de ninguna categoría ni ponerle ninguna etiqueta. Que Flandes es única en su especie y nada ni nadie podrá jamás hacerla cambiar.
Bruselas constituye, en realidad, una región en sí misma, independiente de Flandes y de Valonia, su vecina del sur. Pero en la práctica se suele considerar parte integrante de Flandes, ya que se encuentra enclavada dentro de su territorio y comparte más características comunes con ella que con Valonia, excepto el idioma. La capital belga recibe a los visitantes con los brazos abiertos, y es una de las ciudades más modernas y cosmopolitas de Europa. Merece la pena pasear por su Grand Place -tanto de día como de noche- y contemplar sus bellos edificios de estilo gótico, sobre todo el ayuntamiento. El Manneken Pis y el Atomium son los dos símbolos más conocidos y representativos de la ciudad, y cualquier estancia en Bruselas debería contemplar una visita a cada uno de ellos.
Las moderadas dimensiones de Flandes -ocupa una superficie similar a la de la provincia de Córdoba- hacen que resulte delicioso viajar por ella en coche o en tren, de modo que se puedan visitar varias ciudades en una misma escapada. Viajar a Flandes y no acercarse a conocer las ciudades de Brujas y Gante es como aterrizar y no bajarse del avión. Sus preciosos edificios, en los que predomina el estilo gótico flamenco, su animado ambiente urbano, sus cafés y terrazas, sus cervecerías y la amabilidad de sus habitantes las han convertido en dos de los destinos más visitados de Europa. También merece la pena ir a conocer Amberes, la capital mundial del diamante; Lovaina, una ciudad en la que dio clases Erasmo de Rotterdam y en la que el arte flamenco impregna las calles, o Malinas, una pequeña población llena de encanto y de pintorescos cafés en los que sentarse a tomar algo.
Flandes vive ajena a los quebraderos de cabeza de la vieja Europa, al mundanal ruido y a las prisas y las exigencias de otras regiones del continente. Flandes es bonita, es divertida y está justo ahí, a nuestro lado, esperando a que vayamos a conocerla.