Como Tom Jobim, el músico brasileño de bossa nova decía en su canción, “Brasil, meu Brasil Brasileiro Meu mulato inzoneiro, Vou cantar-te nos meus versos”, le cantaba de la manera más dulce y encantadora a su país natal. Porque así es Brasil, dulce como la caña de azúcar y encantador como un jardín repleto de corsage orquídea, la flor nacional de Brasil. Y es que este país levanta pasiones no solo en sus habitantes, que aman por encima de todo su bandera amarilla y verde, sino también en todo aquel que se adentran en el país del carnaval.
La inmensidad geográfica y la enorme biodiversidad de Brasil, es otro de sus encantos. Considerado en quinto país más grande del mundo y un lugar megadiverso, por la cantidad de especies animales y vegetales que viven en él, se ha convertido en uno de los destinos más demandados del planeta. Las razones son obvias, la variedad paisajística y la cultura rica, variada, seductora, definen lo que es hoy Brasil, un tesoro no escondido que todo el mundo puede obtener un pedacito de él.