Día 3: Florencia – Pistoia – Lucca – Pisa- Florencia. Imprescindibles de La Toscana
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Autocar, minibús o van
Visitas
Panorámica de Lucca
Durante esta jornada La Toscana nos mostrará algunos de sus mayores encantos. Nos esperan encantadoras ciudades como Pistoia, Lucca y Pisa, tres urbes muy populares entre los viajeros que quieren ver de cerca los tesoros que descansan en este bello enclave de Italia.
Para empezar, después de un exquisito desayuno, nos subiremos al autobús que nos llevará hasta nuestra primera parada del día. La majestuosa Pistoia, ubicada en las faldas de los Montes Apeninos, nos da la bienvenida y podremos explorarla a nuestro aire. Las tranquilas callejuelas de esta ciudad nos invitan a pasear y dejarnos llevar por la belleza de sus hermosas plazas, como la Plaza del Duomo, lugar en el que convergen un gran conjunto de edificios religiosos y políticos de la ciudad. Además, esta asombrosa urbe también es popular por los dulces confetis. ¿Qué mejor que darnos un capricho gastronómico mientras nos maravillamos con el arte arquitectónico de esta localidad?
Después continuaremos hacia Lucca, considerada la cuna del famoso compositor Giacomo Puccini y también refugio de Dante Alighieri, autor del clásico libro de poesía “Divina Comedia” durante su exilio. Esta metrópoli está repleta de edificios emblemáticos, por lo que se ha ganado el título de “Ciudad de las 100 torres y las 100 iglesias”. Se trata de una de las pocas urbes italianas que han mantenido intacto su esplendor medieval. Cuenta con una muralla que permite a los turistas viajar al pasado y que envuelve el casco histórico de Lucca, en el cual reposan iglesias, campanarios y palacios renacentistas. Uno de sus puntos más significativos es su Catedral, el Duomo di San Martino, dedicado al obispo San Martín de Tours y donde se encuentra su objeto más importante: el Volto Santo, un crucifijo de madera de la Santa Faz con una formidable leyenda. Según cuentan, esta figura de Jesús crucificado fue esculpida por Nicodemo, uno de los que quitaron a Jesús de la cruz y mencionado en el evangelio de San Juan del Nuevo Testamento. Al parecer, el escultor se quedó dormido mientras trabajaba en esta obra y, cuando despertó, milagrosamente el rostro de Jesús estaba tallado. Este personaje le encomendó a Isacar que ocultara la figura, y éste la colocó en un barco que milagrosamente navegó hasta el puerto de Lucca. Una historia de lo más interesante, ¿no creéis?
También descubriremos la afamada Plaza del Anfiteatro, una bella construcción que fue construida justo encima de las ruinas de un antiguo anfiteatro romano. Lo ideal es que nos paremos en este lugar en concreto a degustar un café en alguna de las numerosas terrazas, mientras observamos el vaivén de los lugareños y de los curiosos turistas. Otro de los puntos de interés de Lucca es la Torre Guinigi, de unos 44 metros de alto y desde donde obtendremos una panorámica perfecta de la ciudad. Si queremos hacernos con un bello recuerdo de este emplazamiento italiano, lo mejor que podemos hacer es dirigirnos hacia Via San Giovanni, la histórica calle de los anticuarios de esta ciudad. Aquí se ubica uno de los mercados más prestigiosos de toda La Toscana y es perfecto para hacernos con algún objeto único.
Pisa es la ciudad que nos espera para terminar esta intensa jornada. ¿Tenemos la cámara a mano? Seguro que aquí querremos sacarnos la típica fotografía sujetando la ‘caída’ de la popular Torre de Pisa, una torre inclinada que data del año 177 y uno de los mayores iconos de Italia. Es conocida a nivel mundial; a nivel de anécdota se recordará que en la película Superman III, cuando el héroe se dirige hacia una misión, se para en Pisa y endereza la torre. Un hecho que no le da ninguna gracia a un vendedor de souvenirs. Pero Pisa es mucho más que su torre y tendremos tiempo libre para descubrirlo nosotros mismos. El conjunto arquitectónico de la Plaza de los Milagros es una auténtica obra maestra que destaca por los edificios de mármol, como por ejemplo el Baptisterio, dedicado a San Juan Bautista, que se construyó entre el año 1152 y 1363, o su Duomo, la llamada Catedral de Santa María Asunta, que se alza majestuosa sobre un jardín de color verde intenso.
Tras esta interesante jornada regresaremos a Florencia. Lo mejor que podemos hacer al llegar es disfrutar de una auténtica experiencia gastronómica en uno de los restaurantes locales. Después conviene ir a nuestro hotel y prepararnos para un sueño reponedor, ya que mañana nos esperan nuevas aventuras.