Día 6: Galway - Abadía De Kylemore - Fiordo De Killary – Londonderry. Hacia las tierras remotas del oeste de Irlanda.
RÉGIMEN
Desayuno. Almuerzo. Cena.
Transporte
Autocar, minibús o van
Hoy cruzaremos la frontera para adentrarnos en el Ulster, Irlanda del Norte, pero antes de llegar allí, tenemos por delante otras muchas cosas interesantes. Lo primero de todo será tomar un buen desayuno irlandés en el hotel. Cuando terminemos, nos recogerán para salir hacia el Parque Nacional de Connemara, al oeste de Irlanda y en el condado de Galway. Connemara es uno de los seis parques nacionales de la República de Irlanda. Se inauguró en 1980 y en él encontraremos turberas, montañas, brezales, colinas verdes, lagos, praderas con ovejas pastando y algún castillo perdido entre el verde de la hierba y de los bosques. Dentro del parque hay muchos vestigios de ocupación humana, como, por ejemplo, tumbas megalíticas, que tienen cuatro mil años de antigüedad y un cementerio del siglo XIX.
Recorreremos el Lago de Inagh, que, a los pies de una cordillera, nos ofrece unos paisajes espectaculares. Visitaremos la Abadía de Kylemore, rodeada de un paisaje privilegiado, junto a un lago y el Parque Nacional de Connemara, el edificio de piedra gris destaca entre el verde de los árboles. La Abadía fue un castillo que un rico comerciante inglés construyó, a mediados del siglo XIX, para regalárselo a su mujer. Pero ella murió un poco después y él mandó construir también la iglesia neogótica en su memoria. Debido a esta historia, se le llama “El Taj Mahal Irlandés”. Las características más importantes de la abadía, desde el punto de vista arquitectónico, son la iglesia neogótica (construida entre los años 1877 y 1881), construida con mármol verde local de Connemara y que es una reproducción en miniatura de la catedral de Norwich, y el jardín Victoriano amurallado. Este complejo fue cambiando de dueños hasta 1920, año en el que las monjas benedictinas se hicieron cargo de la abadía para hacer un internado, que ha cerrado sus puertas el año 2010.
Seguiremos al fiordo de Killary, el único existente en Irlanda y que es una lengua de mar que se adentra 16 kilómetros en tierra y que da lugar a un paisaje que no nos parecerá real, sino sacado de una postal. Llegados a este punto, daremos un paseo en barco que nos permitirá contemplar este maravilloso lugar desde una perspectiva diferente. Comeremos por el camino en algún restaurante local y, después de comer, seguiremos hacia el Ulster, Irlanda del Norte. Una vez que hayamos cruzado la frontera, llegaremos a Londonderry, una ciudad que es testimonio vivo de nuestra historia reciente. El casco antiguo está en la orilla oeste del río Foyle, aunque la ciudad, hoy en día, se extiende por los dos lados del río, que se comunican, entre ellos, por tres puentes. El último se inauguró en junio de 2011 con el nombre de "Puente de la Paz". Londonderry es la cuarta ciudad de la isla de Irlanda y la segunda de Irlanda del Norte. Hay una gran rivalidad entre los barrios católicos y los protestantes, tanto por cuestiones religiosas, como por intereses políticos, ya que los protestantes son partidarios de formar parte del Reino Unido y los católicos prefieren la unión con la República de Irlanda.
En Londonderry disfrutaremos de tiempo libre para conocer la ciudad. Su centro histórico, donde están la mayoría de los lugares de interés, es pequeño, así que podremos andar tranquilamente, pasear por sus calles, acercarnos a ver la Catedral de St. Columb’s, o visitar las murallas, (Londonderry es la única ciudad completamente amurallada que se conserva en toda la isla de Irlanda). Su muralla fue construida por los británicos a principios del siglo XVII y ha sobrevivido casi intacta hasta la actualidad. También es interesante contemplar los murales que hay en algunas fachadas.
Terminado nuestro paseo por esta interesante ciudad, iremos al hotel, donde, después de tomar posesión de nuestras habitaciones y dejar nuestro equipaje en ellas, disfrutaremos de una agradable cena y nos retiraremos a descansar.