
India: De Delhi al Ganges
- Duración
- 12 días
- Tipo de circuito
- Gran Viaje


Las abarrotadas calles de Delhi, la majestuosa presencia del Taj Mahal, la ciudad fantasma de Fatehpur-Sikri, el asombroso aljibe de Chand Baori, las profundas aguas del Ganges, los palacios de Jaipur y de Samode, las fortalezas que se levantan a lo largo y ancho de la India, la música, las ceremonias, la exótica gastronomía local… Con toda seguridad, te faltarán páginas para escribir todas tus vivencias en el diario de tu viaje.
"Cuando vuelvas a casa después de visitar la India, lo harás con una maleta llena de recuerdos imborrables"
Sabes que un viaje ha sido pleno cuando sientes dentro de ti que no solo has visto y oído, sino que has experimentado sensaciones nuevas, y notas que una parte del lugar que has visitado se ha quedado para siempre contigo. Comenzamos el periplo en Delhi, la capital de la India, donde disfrutaremos del ambiente de la ciudad, de sus mercados y bazares, y de su espectacular arquitectura. Tras Delhi, vendrá Jaipur, capital del estado de Rajasthan, en la que contemplaremos maravillados sus palacios y viviremos una experiencia casi mística. Abhaneri, con su pozo de Chand Baori, y Fatehpur-Sikri, la ciudad fantasma, serán las etapas previas a nuestra llegada a Agra, donde visitaremos el gran Taj Mahal. Antes de concluir este viaje inolvidable, pasarán ante nuestros ojos otros lugares mágicos de la India, como Khajuraho, una ciudad repleta de templos; Varanasi, a orillas del Ganges, y Sarnath, lugar elegido por Buddha para dar su primer sermón.
Emociones nuevas en tu viaje
Si de algo no hay duda es de que la India está repleta de fuertes, construidos por distintos gobernantes que querían demostrarle al mundo su poder y sus riquezas. El Fuerte Amber, situado en Jaipur, es claramente una de las más imponentes y majestuosas construcciones de este tipo que podemos encontrar en todo el país. Aunque fue levantado sobre lo que quedaba de una estructura anterior, el Fuerte Amber tal y como lo conocemos data de 1592. Está construido en arenisca roja y mármol blanco, mezclando con acierto los estilos arquitectónicos hindú y musulmán, y se yergue orgulloso sobre una colina desde la que domina todo su entorno.
Este complejo palaciego ha ido sufriendo modificaciones y añadiduras a lo largo de su historia, lo que lo convierte en un recinto inmenso y lleno de cosas que ver. Destacan especialmente los bajorrelieves de dioses hindúes en la entrada del palacio; la sala de audiencias públicas o Diwan-i-Am, y la de audiencias privadas o Diwan-i-Khas; el templo Shila Mata, dedicado a la diosa Kali, esposa de Shiva, y el vestíbulo de los espejos. Este último está diseñado y construido de tal forma que, cuando los habitantes del palacio tenían que atravesarlo de noche, les bastaba con una sola vela encendida, ya que los espejos que hay en las paredes están colocados de manera que, mediante sus reflejos, consiguen iluminar toda la estancia.

Uno de los momentos más divertidos, emocionantes e inolvidables de todo el viaje puede tener lugar en el Fuerte Amber. Y es que, si hay disponibilidad, el ascenso hasta el palacio puede realizarse sobre un elefante. Estos animales, bellamente enjaezados, hacen durante todo el día el recorrido desde la base de la colina hasta el fuerte y de nuevo hacia abajo. Son sumisos, dóciles y simpáticos, y pueden convertir la visita a este lugar en una experiencia que perdure para siempre en la memoria.
Este es uno de los pocos lugares de la India que poseen un enorme interés turístico pero que todavía no han perdido su encanto a causa de la masificación. Se encuentra a solo 35 kilómetros de Agra, y los viajeros que deciden desviarse del itinerario para visitar Fatehpur-Sikri se llevan una agradable sorpresa. Esta joya cultural y arquitectónica fue erigida por el emperador Akbar entre 1571 y 1585, y llegó a ser la capital del imperio mogol durante 14 años.
Dentro de la ciudad hay dos áreas bien diferenciadas. Por un lado, la que alberga los edificios civiles, como el Panch Mahal, el palacio abierto de cinco alturas que se yergue imponente en medio del patio, o los pabellones que el emperador utilizaba para sus audiencias públicas y privadas. Por otro lado, está la parte de la ciudad en la que se encuentran las construcciones religiosas, como la mezquita Jami Masjid o la tumba de Sheikh Salim Chishti, el santo sufí en cuyo honor se levantó Fatehpur-Sikri. No se sabe a ciencia cierta por qué fue abandonada, pero la teoría más extendida habla de una falta de abastecimiento en el suministro de agua que hizo imposible seguir viviendo en ella. Poco después de quedar deshabitada, Fatehpur-Sikri fue víctima de los saqueadores, que se llevaron todos sus tesoros.

A medio camino entre el relato histórico, la leyenda y el folclore popular, se cuenta que la elección del emplazamiento de Fatehpur-Sikri por parte del emperador Akbar estuvo condicionada por la influencia de un santo. A pesar de ser el amo y señor de un imperio gigantesco, Akbar vivía atormentado pensando que moriría sin descendencia. Por ello, acudió a la colina de Sikri, donde vivía un ermitaño llamado Sheikh Salim Chishti, del que se decía que era santo además de sabio. Este le dijo al emperador que tendría tres hijos, y justo un año después nació el primero de ellos. Enormemente agradecido, Akbar decidió levantar una ciudad monumental en honor del ermitaño, y convertirla en capital del imperio mogol.
200 kilómetros al sur de Delhi y 235 al este de Jaipur, se encuentra Agra, el enclave más visitado de la India gracias al monumental mausoleo que allí se encuentra: el Taj Mahal. Construido entre 1632 y 1653, este impresionante edificio es el homenaje que el sultán Shah Jahan quiso rendir a su esposa predilecta, Mumtaz Mahal, cuando esta murió dando a luz a una de sus hijas.
El Taj Mahal está considerado como una de las maravillas del mundo contemporáneo, y supone la obra maestra de la arquitectura moghul. Además del mausoleo, en el recinto hay todo un conjunto monumental, que comprende una mezquita y un jawab simétrico (un edificio idéntico a la mezquita pero que carece de minarete), una entrada espectacular y unos jardines por los que es totalmente imprescindible pasear.

Si quieres visitar el Taj Mahal como un viajero experto, hay dos cuestiones que debes tener en cuenta: Aunque el museo que está en su interior abre a las diez de la mañana, el Taj Mahal propiamente dicho abre sus puertas al amanecer y las cierra al atardecer. Es conveniente aprovechar esta circunstancia y llegar a primera hora. Así evitarás el calor y las aglomeraciones de las horas centrales del día. El Taj Mahal no es solamente un lugar de interés turístico; también es Patrimonio de la Humanidad y el monumento más importante de la India. Por tanto, las normas para los visitantes son muy estrictas: nada de comer ni de fumar, no se debe tocar nada, ni llevar aparatos eléctricos de ningún tipo que no sean cámaras de fotos, ni levantar la voz.
Aproximadamente en la mitad del camino que va de Jaipur a Agra, se encuentra la localidad de Abhaneri, un pequeño pueblo con menos de 2.000 habitantes. Pero, a pesar de lo reducido de su tamaño, Abhaneri es un lugar de obligada visita, ya que aquí se encuentra el Chand Baori, uno de los depósitos de agua más profundos de la India y de todo el mundo. Construido en el Siglo IX, está excavado en el suelo, y desciende hasta una profundidad de 20 metros, con 13 niveles comunicados entre sí por una red de estrechas escalinatas que cuenta con un total de 3.500 peldaños.
Dentro del complejo de Chand Baori podemos ver, además, los restos de un palacio que perteneció en su día a la realeza, y que utilizaban como lugar de recreo. Los historiadores afirman que el agua que usaban los moradores del palacio para bañarse era transportada por bueyes desde el aljibe de Abhaneri.

A muy poca distancia del impresionante pozo de Chand Baori podemos visitar el templo de Harshat Mata o, mejor dicho, lo que queda de él, ya que la invasión musulmana en la Edad Media causó destrozos que jamás fueron reparados. Este templo está consagrado a la diosa de la alegría y la felicidad, y hoy en día se le sigue rindiendo culto: todos los días se lleva a cabo un ritual en su honor, y una vez al año se celebra una fiesta que dura tres días y llena de música y colorido el pequeño pueblo de Abhaneri. Pueblo que, dicho sea de paso, recibe su nombre de la mitología local, según la cual la diosa Harshat Mata se apareció en estas tierras rodeada de un poderoso resplandor. Se instituyó entonces el nombre de Abha Nagri, que significa “pueblo del resplandor”, y que con el tiempo fue evolucionando hasta el Abhaneri actual.
Este imponente edificio es, en realidad, toda una declaración de intenciones de un hombre acostumbrado a hacer valer su voluntad a base de riqueza y poder. Hablamos del sultán Shah Jahan, el mismo que mandó construir el Taj Mahal como mausoleo para una de sus esposas, que había fallecido poco tiempo atrás. Al trasladar la capital desde Agra hasta Delhi, el sultán decidió que era necesaria una edificación que dotara de prestigio y popularidad a la nueva capital. Para ello, puso todos sus recursos a disposición de los arquitectos, y la piedra roja que le da nombre se combinó con el mejor mármol blanco, piedras semipreciosas incrustadas en las paredes, gigantescas alfombras… La construcción del Fuerte Rojo de Delhi comenzó en 1638 y duró diez años. El sultán ya tenía su palacio.
Aunque el fuerte ha sufrido terremotos, incendios y ocupaciones por parte de ejércitos amigos y enemigos, se conserva en muy buen estado, y sigue siendo el símbolo de la ciudad que Shah Jahan quiso que fuera.

La majestuosidad del Fuerte Rojo de Delhi no termina en sus apabullantes 6,5 kilómetros de muralla, con una altura que oscila entre los 16 y los 33 metros, ni en sus dos espectaculares puertas principales, la de Delhi y la de Lahore, sino que en su interior encontramos una serie de edificaciones que no hacen sino contribuir a la grandeza del conjunto. En primer lugar, está el pabellón llamado Diwan-i-Am, que el sultán empleaba como sala de audiencias. Antiguamente estaba decorado con piedras preciosas, y el trono que ocupa la posición central fue diseñado a imagen y semejanza del Rey Salomón. Los apartamentos imperiales privados, y la torre octogonal llamada Shah Burj, en la que estaban los despachos del sultán, nos dan una idea del lujo y el poderío con el que vivía Jahan y su familia. Dentro del recinto del Fuerte Rojo también encontramos unos baños, una mezquita, preciosos jardines y numerosos canales de agua que recorren todo el espacio.
Tanto si te desplazas de Delhi a Jaipur, como si lo haces desde esta última a Agra, Samode debería convertirse en una visita obligada. No tanto por el pueblo en sí mismo sino por el impresionante palacio que se encuentra allí. Cuentan los lugareños que en realidad fue un “regalo envenenado” que el maharajá de Jaipur hizo a uno de los nobles que vivía en la corte y que, pese a ser un ciudadano ilustre y muy querido por el pueblo, desarrolló cierto interés por la esposa del maharajá. Para solucionar el problema sin que tuviera que derramarse sangre, el soberano decidió poner tierra de por medio y enviar al noble al Palacio de Samode. Esta circunstancia terminó siendo un acierto en todos los sentidos, ya que Rawal Berisal, que así se llamaba el nuevo ocupante del edificio, lo convirtió en un palacio lujoso y decorado con muy buen gusto.
Actualmente, es un hotel de exquisita apariencia y con un excelente servicio, en el que resulta muy agradable detenerse a almorzar o a pasear por sus preciosos jardines. Es una construcción única, que mezcla los estilos arquitectónicos propios del imperio moghul y de la tradición rajasthaní, sin olvidar cierta influencia musulmana.

El interior del Palacio de Samode tiene la capacidad de dejar sin palabras incluso a los viajeros más acostumbrados al lujo y al buen gusto. No en vano, ha sido escenario de numerosas películas, sobre todo de la gran factoría cinematográfica conocida como Bollywood. Sus paredes están llenas de pinturas murales de gran belleza, y sus muebles, alfombras y cortinas nos hacen viajar a tiempos remotos y sentirnos como un auténtico maharajá. Los jardines y los patios interiores del palacio completan un conjunto verdaderamente pintoresco.
Situada en el estado de Madhya Pradesh, y muy cerca de la ciudad de Jhansi, se encuentra Orchha, una antigua villa fortificada y llena de palacios. Menos repleta de turistas que otros lugares de la India, Orchha es una verdadera joya que luce imponentes edificios y goza de un ambiente único. El principal atractivo de esta pequeña ciudad, aunque no el único, es el Raj Mahal, un palacio-fortaleza construido sobre una isla temporal en medio del río Betwa. Todo el recinto está amurallado, y dentro de él podemos ver el Rajmandir, o templo real, y el Jahangir Mahal, o Palacio de Jahangir, una de las obras maestras de la arquitectura del imperio mogol.
Como decíamos, el Raj Mahal no es el único punto de interés de Orchha: existen 14 cenotafios, llamados chhatris, repartidos por la orilla del río Betwa y por las inmediaciones de la fortaleza. Se construyeron con el objetivo de albergar las tumbas de los rajás de la familia Bundela, que gobernaron esta región desde 1501 hasta 1865. Están muy bien conservados, y contribuyen enérgicamente a la imagen de ciudad de cuento que luce Orchha.

La historia y la arquitectura son muy importantes en Orchha, pero también lo es su ambiente: siempre hay movimiento en sus calles, alguna ceremonia celebrándose o un bazar lleno de frenética actividad. Concretamente, el Mercado de Orchha es uno de los más bulliciosos y divertidos de visitar de toda la India. Allí se pueden encontrar y comprar cientos de especias, telas de mil colores, frutas y verduras exóticas, muestras de la pintoresca artesanía local y deliciosos productos gastronómicos, como los pastelitos típicos de la ciudad. Además, hay un buen número de bares y restaurantes en los que comer algo o sentarse a tomar una cerveza y contemplar cómo transcurre la vida en esta encantadora ciudad llamada Orchha.
También conocida como Benarés, Varanasi constituye el centro de peregrinación más importante de la India. Esta ciudad milenaria, bañada por las aguas del río Ganges, igualmente sagrado, tiene un interés un tanto macabro: es el lugar donde miles de indios van a morir todos los años. En muchos de sus ghats, las escalinatas que bajan al río, existen puntos de cremación, donde se incineran los cuerpos de quienes han decidido pasar sus últimos días en Varanasi, para después arrojar sus cenizas al Ganges. Aquellos que peregrinan a este lugar sin intención de morir en él lo hacen para purificarse en las aguas del río, en un ritual que merece la pena ver.
Un paseo en barco por el río es la actividad ideal para contemplar la ciudad y entender la relación tan estrecha que la une con el Ganges. Todo gira en torno a él, el río proporciona vida y está indisociablemente unido a la muerte. Más allá de los ghats y del aspecto espiritual de Varanasi, los puntos de mayor interés turístico son el Templo Dorado, dedicado al dios Shiva, y la Mezquita de Gyanvapi, siempre custodiada por el ejército. La mala noticia es que no se puede acceder a ninguno de los dos templos, ya que la entrada está reservada a hinduistas y musulmanes respectivamente.

Una de las actividades más recomendables que se pueden realizar en Varanasi es presenciar una ceremonia Aarti a orillas del río Ganges. Este rito tiene como objetivo disipar la oscuridad, entendida esta tanto de forma literal como en el sentido de falta de luz espiritual o intelectual. Consiste en una serie de ofrendas de agua y fuego que se realizan a los dioses mientras se entonan canciones rituales. Otro de los lugares donde se puede presenciar una ceremonia Aarti es el Templo de Birla, también conocido como Lakshmi Narayan, situado en Jaipur, capital del estado de Rajasthan.
El plan de viaje a tu alcance
- Comidas en el avión
- Nueva Delhi
- Sin comidas
- Nueva Delhi
- Desayuno. Comida. Cena.
- Nueva Delhi
- Nueva Delhi
- Viejo Delhi
- Paseo en Rickshaw
- Desayuno. Comida. Cena.
- Jaipur
- Ceremonia Aarti
- Almuerzo en el Palacio de Samode
- Panorámica de Jaipur
- Desayuno. Comida. Cena.
- Jaipur
- Panorámica de Jaipur
- Fuerte Amber
- Desayuno. comida. Cena.
- Fatehpur Sikri
- Agra
- Fatehpur Sikri
- Mehtab Bagh (jardín de Mehtab)
- Desayuno. Comida. Cena.
- Agra
- Fuerte de Agra
- Taj Mahal
- Desayuno. Comida. Cena.
- Jhansi
- Orchha
- Khajuraho
- Panorámica de Orchha
- Desayuno. Comida. Cena.
- Allahabad
- Templos de Khajuraho
- Desayuno. Almuerzo. Cena.
- Varanasi
- Panorámica de Allahabad
- Ceremonia Aarti
- Paseo en Rickshaw
- Desayuno. Comida. Cena.
- Nueva Delhi
- Sarnath
- Paseo en Barco por el Ganges
- En el vuelo
- Nueva Delhi
¿Quieres saber más de India?
Variada, exótica y picante, así se podría definir la gastronomía hindú. Los platos más habituales son el dal y el thali. El primero consiste en una sopa de lentejas, verduras y arroz, y el segundo es una especie de plato combinado con el arroz en el centro y patatas, berenjenas y otras verduras alrededor. Existen diferencias significativas entre la cocina del norte de la India y la del sur: al norte predominan los sabores dulzones, se abusa menos de las especias y las carnes más utilizadas son las de pollo, cordero y carnero. Por su parte, la gastronomía del sur es bastante más picante, hay muchas más verduras que carne y el curry y la leche de coco son los ingredientes estrella.
A lo largo y ancho de la India hay miles de tiendas y mercados en los que se puede comprar cualquier artículo imaginable. En Delhi destacan Connaught Place y las calles de Chandni Chowk, en Jaipur el Johari Bazar Road y el mercado del palacio, y en Agra Subhash Emporium y el bazar de Kinari. Si te internas en cualquiera de los mercadillos callejeros del país, tendrás que regatear los precios de los productos que quieras comprar. Si no tienes experiencia en estas lides, lo más aconsejable es que empieces ofreciendo la mitad de lo que el vendedor pide, y te des por satisfecho cuando consigas una rebaja del 20 o del 30%. Un apunte: está bastante mal visto no realizar la compra una vez que se ha acordado el precio, y el comerciante se puede enfadar.
Teniendo en cuenta el tamaño del país y la gran variedad de pueblos y culturas que conviven en él, prácticamente todos los días del año son fiesta en algún lugar de la India. Estas son algunas de las más importantes:
• Día de la República (26 de enero). Es la fiesta nacional, y en Delhi se celebra con desfiles por las calles.
• Holi (marzo). Cada año cambia de fecha, y se celebra lanzando al aire polvos de colores y agua teñida.
• Baisakhi (mayo). Es la fiesta nacional de los sikhs en honor al fundador de esta religión.
• Teej (julio). Festival religioso de Rajasthan en honor a la diosa Parvati.
• Fiesta de la Independencia (15 de agosto).
• Durga Puja (entre septiembre y octubre). Es el festival de carácter religioso más popular del país, sobre todo en Bengala.
• Aniversario del nacimiento de Gandhi (2 de octubre). Fiesta nacional y laboral en todo el país.
• Feria de camellos de Pushkar (mediados de noviembre).
• San Francisco Javier (3 de diciembre).
• Navidad (25 de diciembre).
Para viajar a la India, los ciudadanos de la Unión Europea necesitan un visado de turista, que se puede solicitar en la embajada india de cada país o tramitar la E-Tourist Visa on-line en la web. Este visado tiene una duración de tres meses, pero se puede renovar en las oficinas del Foreign Registration Office que hay en las grandes ciudades. El pasaporte debe tener una validez mínima de seis meses.
Embajada de India en España:
Avenida de Pío XII 30-32, 28016 Madrid
Teléfono: 913 098 870
En las grandes ciudades como Delhi, Agra o Jaipur la mayoría de los establecimientos aceptan el pago con las tarjetas de crédito más habituales, como Visa, MasterCard o American Express. En las zonas rurales y en los pueblos pequeños, es aconsejable disponer de dinero en efectivo, que puedes sacar del banco con tu tarjeta de crédito y una fotocopia del pasaporte.
Para evitar problemas desagradables, lo mejor es apuntar en un papel o en el móvil los teléfonos de las entidades emisoras de tus tarjetas de crédito. Así, si se da el caso de que pierdas o te roben alguna, podrás llamar inmediatamente a tu banco y pedir que la bloqueen.
No es obligatoria ninguna vacuna para viajar a la India, pero dependiendo de las zonas que vayas a visitar puede ser aconsejable tomar un tratamiento profiláctico contra la malaria. Consulta esta cuestión con tu médico, y ten muy presentes las siguientes reglas:
• El agua es el origen de la mayoría de las intoxicaciones y enfermedades que se pueden sufrir en la India, así que nunca bebas agua que no esté embotellada y no comas frutas sin pelar ni verduras crudas.
• Cuando estés fuera de las grandes ciudades, usa siempre un buen repelente de mosquitos, y a ser posible viste pantalón y manga larga cuando empiece a caer la tarde.
• En la India hay muchos animales que viven en la calle. Mantente alejado de ellos, y no te acerques para tocarlos ni mucho menos para alimentarlos. Ni siquiera a los monos, por muy simpáticos que parezcan.
Debido a la gran extensión del país, el clima de la India es muy variado, pero tiene una característica singular: el año indio tiene tres estaciones y no cuatro. El invierno va de noviembre a marzo, el verano de abril a junio, y el monzón de julio a septiembre-octubre. La humedad que genera la estación monzónica hace que el mes de octubre sea especialmente caluroso, con una gran sensación de bochorno, sobre todo al sur del país.
En las costas, el clima es templado y húmedo todo el año, con muy poca variación en las temperaturas, que suelen rondar los 25-30 grados. En el interior es más seco, de tipo continental y con temperaturas que van de los 20 grados en invierno a más de 40 en verano. Al norte del país, en el Himalaya, el frío es extremo, con el termómetro bajando hasta los 20 grados bajo cero.