Francia: Mercadillos de Navidad en Alemania y Alsacia

Tras nuestra llegada a tierras alemanas el Rhin nos aguarda. Su conocido valle nos enamorará por completo. En Boppard nos espera un barco con destino a Sankt Goar. Un almuerzo en el que disfrutaremos de este paisaje que parece sacado de un cuento de hadas hará que nos queramos abandonar este precioso paraje y continuar nuestro viaje hasta Frankfurt. La capital financiera alemana nos recibirá con todo su encanto. La que vio nacer al famoso Goethe se reviste hoy de acristalados rascacielos propios de su posición económica. El contraste entre la plaza Römerberg y la Torre de Europa son claro manifiesto de cómo la ciudad ha sabido mantenerse en la cima de las civilizaciones. Y como no podría ser de otra forma dada la época del año el mercadillo de navidad te espera, en este caso el más antiguo del país. En nuestro segundo día llegaremos a Heidelberg, la adorable población que se levanta en el valle del río Neckar. Tras una visita panorámica de la ciudad universitaria nos dirigimos a Rothenburg ob der Tauber para degustar un buen codillo y comprar algún recuerdo en su mercadillo que data del siglo XV.

“Cuando contemples el entrañable mercadillo de Heidelberg, considerado por muchos visitantes el mejor mercadillo navideño del mundo, entenderás porqué decimos que Heidelberg está hecha para la navidad”

En nuestro regreso a Heidelberg tendremos tiempo para perdernos por sus calles y mercadillos alumbrados tenuemente por las lucecitas decorativas y sus farolas de ensueño. Pero la ciudad navideña por antonomasia nos aguarda en el tercer día de nuestro viaje. Una vez en el centro de la capital de Alsacia, Estrasburgo, haremos un recorrido en autobús por la ciudad cuna de las instituciones europeas y podremos localizar desde las alturas los puntos que más nos gustan, como la ‘Pequeña Francia’, con sus vigas a la vista, o la catedral, con su estilo Gótico, a fin de retornar después en nuestro tiempo libre. Aunque habrás divisado verdaderos tesoro, el mercadillo de navidad es una visita obligada. Con más de dos millones de visitantes cada año y varias veces elegidos por éstos como mejor mercadillo del mundo las más de 300 casitas de madera que lo componen te aguardan con sus recuerdos, dulces típicos, salchichas, foie, chucrut y bebidas calientes. En nuestro último día aún nos queda mucho por hacer. Tras visitar Limburgo del Lahn, con sus mágicas casitas regresamos a Colonia en la que podremos disfrutar de su catedral, cumbre del estilo Gótico, así como visitar sus alrededores y su mercado de navidad.