Tailandia: Tailandia al completo y Koh Samui
- Duración
- 15 días
- Tipo de circuito
- Gran Viaje
De las calles, templos y palacios de Bangkok pasaremos a los sobrecogedores restos arqueológicos de Sukkhotai y Ayutthaya, sin dejar de visitar por el camino lugares como Lopburi o el puente sobre el río Kwai. A continuación, dedicaremos unos días a explorar las tierras del norte en las provincias de Chiang Rai y Chiang Mai, y culminaremos la expedición disfrutando de las inolvidables playas de Koh Samui.
Disfruta como nunca de este gran viaje repleto de experiencias en la ciudad, en la playa y en plena naturaleza
Bangkok, la capital de Tailandia y una de las ciudades más grandes, insólitas y apasionantes del mundo, será el primer escenario donde transcurrirán nuestras aventuras en el país de las sonrisas. Después, comenzaremos a recorrer los enclaves donde todavía se puede sentir la impactante presencia de la historia de la nación: el célebre puente sobre el río Kwai, la Ciudad de los Monos y los sitios arqueológicos de Sukkhotai y Ayutthaya. Nuestro gran viaje continuará por las provincias del norte del país, Chiang Rai y Chiang Mai. Allí visitaremos y admiraremos lugares como el Triángulo de Oro, un curioso campamento de elefantes o el poblado donde viven las mujeres jirafa. Para terminar, dedicaremos las últimas jornadas a disfrutar como nunca del sol y la playa, de los atardeceres y de los paseos interminables sobre arena blanca. Lo haremos en la paradisiaca isla de Koh Samui, al sur del territorio tailandés.
Emociones nuevas en tu viaje
Ubicado en el centro de la ciudad, a orillas del río Chao Phraya se encuentra el monumental Palacio Real de Bangkok, uno de esos lugares que son capaces, por sí mismos, de marcar un antes y un después en cualquier viaje. Igual que ocurre en España, el Palacio Real de Bangkok se emplea solo para realizar eventos oficiales y recepciones de mandatarios extranjeros; los reyes de Tailandia viven en el Palacio de Chitralada desde 1925.
Actualmente, este palacio es uno de los lugares más visitados de todo el país, y cuenta con una gigantesca superficie en la que podemos distinguir varias zonas bien diferenciadas. En la parte del palacio llamada Phra Maha Prasat se encuentran los edificios más antiguos del recinto, mandados construir por el rey Rama I, el mismo que hizo levantar el palacio en el año 1782. Por su parte, la zona Phra Maha Chakri alberga una serie de pequeños palacios que el rey Rama V ordenó construir a un grupo de arquitectos extranjeros. De ahí que su aspecto combine los elementos tradicionales tailandeses con ciertas influencias europeas. Por último, está la zona llamada Phra Maha Monthien, la más importante desde el punto de vista político, ya que en ella se encuentra la que fuera residencia del monarca, y es el lugar donde se corona a cada nuevo rey. Además de estas tres zonas, dentro del recinto del Palacio Real también podemos visitar el majestuoso templo de Wat Phra Kaew, en cuyo interior se encuentra el Buda Esmeralda, una imagen sagrada tallada en jade, y pasear por los preciosos jardines Siwalai.
El pueblo tailandés se caracteriza por su amabilidad y simpatía. Lo normal es ver siempre una sonrisa en el rostro de la persona que tenemos delante, y recibir un trato cordial y toda la ayuda que necesitemos. No obstante, en cualquier ciudad del mundo acostumbrada a recibir turistas proliferan los “espabilados” que intentan sacarse un sobresueldo a costa de la inexperiencia de los viajeros. Aunque es un país muy seguro, y nadie pretenderá hacernos daño de ningún modo, es conveniente desconfiar de quienes nos den informaciones inesperadas o poco creíbles. Por ejemplo, en las inmediaciones del Palacio Real o de algunos de los templos de Bangkok puede haber hombres que nos digan que el monumento se encuentra cerrado por obras o por alguna festividad, pero que pueden ofrecernos una visita alternativa a algún otro lugar. Previo pago, por supuesto. Lo mejor, por tanto, es asegurarnos por nosotros mismos de que lo que nos dicen es cierto antes de sacar la cartera.
Más del 90% de los tailandeses profesan la religión budista, de manera que existen cientos de templos consagrados a este culto por todo el país, y en Bangkok, su capital, podemos encontrar algunos de los más bellos y singulares. El de Wat Pho, concretamente, es además uno de los lugares más visitados de todo el territorio tailandés. Conocido como el Templo del Buda Reclinado, con más de 200 años de antigüedad.
En su interior se pueden ver más de 1.000 imágenes de Buda, pero sin duda la que más miradas atrae es la que da nombre al santuario: el Buda reclinado de Wat Pho es, con sus 26 metros de largo y 15 de alto, el más grande de Tailandia. Está hecho de ladrillo y estuco, y recubierto de un baño de oro. Por su parte, el Buda del Templo de Wat Traimit sí es de oro macizo, aunque sus dimensiones son bastante más moderadas: mide solo tres metros de alto y pesa más de cinco toneladas. Este templo se encuentra a poca distancia del primero, y también junto a la orilla del río Chao Phraya. Otro de los templos más importantes de Bangkok es el de Wat Phra Kaew, un impresionante santuario que se encuentra dentro del recinto del Palacio Real, y que es famoso por albergar el Buda Esmeralda. Esta imagen, tallada en jade, es la más sagrada del país, ya que se trata de un Buda protector. Mide 66 centímetros de alto, y aunque cualquier persona puede entrar al templo y contemplarla, solo el rey de Tailandia tiene potestad para tocarlo.
Los templos de Wat Pho, Wat Traimit y Wat Phra Kaew son algunos de los más célebres y visitados de Bangkok, pero no son ni mucho menos los únicos. Hay un gran número de santuarios en la ciudad, y todos ellos merecen la pena si se cuenta con el tiempo suficiente. Un buen ejemplo es el de Wat Arun, también llamado Templo del Amanecer. Su cercanía al río y su arquitectura singular lo convierten en uno de los edificios más fotografiados de toda Tailandia. Está coronado por una torre de 82 metros de altura a la que se puede subir (a pie, por supuesto) y disfrutar de las mejores vistas imaginables de la ciudad. El Templo de Mármol, o Wat Benchamabophit, es otro de los santuarios más recomendables de Bangkok. Mezcla los elementos tradicionales de la arquitectura tailandesa con las influencias europeas, y en su claustro hay más de 50 estatuas de Buda hechas en bronce. Los templos de Wat Suthat, con su columpio gigante, el de Wat Mahathat Yuwarat, o Templo de la Gran Reliquia, y el de Wat Saket, o Monte Dorado, completarían la lista de los templos más importantes de Bangkok.
La de los elefantes caminando en medio de la selva es, sin duda, una de las primeras imágenes que acuden a nuestra mente cuando pensamos en un viaje a Tailandia. Pues bien, en el Maesa Elephant Camp, cerca de la ciudad de Chiang Mai, esa imagen se hará realidad. Tanto, que se convertirá en uno de los recuerdos más bonitos e imborrables de nuestra aventura en el sudeste asiático.
Este centro, fundado en 1976, acoge a un gran número de elefantes, los domestica y los educa para que aprendan a realizar trabajos pesados, como mover rocas grandes o troncos de árbol. Al mismo tiempo, estos paquidermos son adiestrados en distintas disciplinas artísticas, para que puedan ofrecer a los visitantes un espectáculo realmente insólito. Algunas de las cosas que los elefantes han aprendido a hacer son jugar al fútbol, tirarse al suelo y fingir que están dormidos, o bailar. Sí, sí, bailar. Aunque parezca increíble, estos enormes animales han aprendido a realizar una danza ciertamente graciosa al ritmo de la música. Pero eso no es todo: los mahuts, o entrenadores de elefantes, les han enseñado a manejar sus trompas con tal precisión que los paquidermos son capaces de coger objetos pequeños y frágiles y cambiarlos de sitio, masajear a los cuidadores delicadamente, y sujetar un pincel y moverlo sobre un lienzo hasta conseguir un resultado asombrosamente artístico. Los elefantes más pequeños incluso pueden lanzar dardos con la trompa y clavarlos en una diana. Para redondear la experiencia, el Maesa Elephant Camp ofrece a los visitantes la oportunidad de dar un paseo por el bosque y atravesar el río a lomos de uno de estos simpáticos animales.
Existen dos especies de elefantes en el mundo: los africanos (Loxodonta africana) y los asiáticos (Elephas maximus). Lógicamente, los que podremos conocer en el Maesa Elephant Camp son de esta última. Son fáciles de distinguir, porque son de menor tamaño, presentan dos bultos en la cabeza, y sus orejas son más pequeñas que las de los africanos. Se calcula que existen alrededor de 500.000 elefantes africanos y solo 30.000 asiáticos, por lo que se la considera una especie en peligro de extinción. Aunque son famosos por su gran memoria, y tienen muy desarrollados los sentidos del oído y del olfato, los elefantes no pueden presumir de su vista. Solo ven con claridad los objetos que se encuentran a distancias inferiores a diez metros, y prácticamente no ven nada a partir de 20. Su corazón late muy despacio, a menos de 30 pulsaciones por minuto, pueden llegar a ingerir hasta 300 kilos de comida diariamente, y aunque su copulación dura solo 20 segundos, su periodo de gestación es de 22 meses.
Existe un lugar mágico en medio de la gran llanura central de Tailandia, un sitio lleno de historia y de leyendas en el que todo viajero debería detenerse durante su camino hacia el norte del país. Se trata del parque histórico de Sukhotai, un sitio arqueológico en el que se pueden contemplar los vestigios de la que fuera primera capital del reino de Siam.
Este parque, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1991, tiene aproximadamente 70 kilómetros cuadrados de superficie, y en su interior hay un total de 193 edificios que datan de la época en que Sukhotai era la capital del reino de Siam (1257-1379). Entre ellos, destacan el Museo Nacional Rama Khamhaeng, que alberga numerosos objetos históricos encontrados entre las ruinas de la ciudad, y el templo Wat Mahathat, el más importante de los que se encuentran en el interior del recinto. Resulta impresionante la imagen de Buda sentado que se puede ver en la parte oriental del templo. Además de estos dos edificios, merece la pena visitar los restos de otros santuarios, como los de Wat Si Sawai, Wat Sra Si o Wat Chana Songkram. Dadas las dimensiones del parque histórico de Sukhotai, la mejor forma de conocer sus ruinas y sus senderos parcialmente cubiertos de vegetación es en bicicleta. El medio de transporte tailandés por excelencia ayudará a convertir la jornada en una experiencia inolvidable.
Uno de los edificios más importantes, visitados y fotografiados del parque histórico de Sukhotai es el templo Wat Si Chun. Aunque no se encuentra en el interior del recinto, este santuario es una visita obligada para todo aquel que se acerque a conocer el parque. El paso de los siglos ha hecho mella en el templo, y tanto su techo como las partes superiores de algunas de sus columnas han desaparecido. Sin embargo, la enorme imagen de Buda se mantiene prácticamente en perfecto estado. Sus 15 metros de altura la convierten en una estatua colosal, y una estrecha escalera disimulada en el muro permite ascender hasta la cabeza de Buda. Esta enorme escultura de color blanco recibe el nombre de Phra Achana, que viene a significar “el que no se asusta”.
Ochenta kilómetros al norte de Bangkok, y a la orilla del Chao Phraya, en el mismo río que atraviesa la capital del país, se encuentra Ayutthaya o, mejor dicho, las dos Ayutthayas. Por un lado, está la ciudad nueva, moderna y llena de edificios representativos, que bulle de frenética actividad a todas las horas del día. Y, por otro, está el Parque Histórico de Ayutthaya, un lugar lleno de magia e impregnado del aroma del incienso y de la historia, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1991. En él podemos contemplar los vestigios de la grandeza que tuvo esta ciudad en la época en que era capital del reino de Siam, entre los que destacan sus impresionantes templos.
Wat Phra Sri Sanphet es uno de los más visitados, y el más fácil de reconocer gracias a sus tres torres o chedis, dos de ellas construidas por Ramathibodi II para albergar los restos mortales de su padre y de su hermano. Posteriormente, Bomromracha IV mandó levantar la tercera para conservar los restos del rey que había iniciado la obra. Antiguamente había un Buda de 16 metros de alto recubierto de oro, pero la invasión birmana la hizo “desaparecer”. Otros templos que merece la pena visitar dentro del Parque Histórico de Ayutthaya son el de Wat Mahathat, o Templo de la Gran Reliquia, entre cuyas ruinas se puede ver una cabeza de Buda inexplicablemente sujeta por las raíces de un árbol; el de Wat Chaiwatthanaram, que cuenta con una torre principal o prang de 35 metros de altura y con más de 100 figuras de Buda, muchas de ellas decapitadas por los soldados birmanos, y el Templo Yai Chai Mongkhon, uno de los mejor conservados del parque y que alberga una colosal escultura de Buda recostado.
Lo cierto es que el Parque Histórico de Ayutthaya es el principal reclamo turístico de este lugar, pero no por ello debemos olvidarnos del patrimonio cultural y de los sitios de gran interés que alberga la ciudad nueva de Ayutthaya. En ella podemos encontrar el Museo Nacional Chao Sam Phraya, que cuenta con una impresionante colección de objetos de la época en que Ayutthaya era la capital del reino de Siam. También está el Palacio Real Bang Pa-in, que pese a su nombre no es la residencia de ningún rey, sino que se usa para algunos actos solemnes muy espaciados en el tiempo, por lo que está abierto al público. Y, por supuesto, el divertido y bullicioso mercado flotante de Khlong Sra Bua, que cuenta con más de 200 puestos en los que se puede comprar todo tipo de artículos, desde objetos de artesanía hasta frutas y verduras de la región.
Kanchanaburi es una de esas ciudades que permiten al viajero conocer, en un mismo lugar, todos los atractivos que ofrece una región. Templos, edificios históricos, entornos naturales, vida salvaje y, además, una imagen para el recuerdo: el auténtico puente sobre el río Kwai.
Para empezar, esta ciudad y sus alrededores albergan varios templos budistas de gran belleza, como el Wat Tham Seua, o Templo de la Cueva del Tigre, construido sobre una colina y en cuyo interior hay un Buda sentado de 15 metros de altura; el Wat Tham Khao Pun, o Templo de la Cueva, ubicado precisamente en el interior de una caverna llena de estalactitas y estalagmitas, o el Wat Ban Tham o Templo de la Boca de Dragón, que recibe su nombre por el ser monstruoso que decora su entrada, y a través de cuyas fauces hay que pasar para acceder al interior. El cinematográfico puente sobre el río Kwai es uno de los lugares más visitados de Kanchanaburi. Y lo es por dos motivos: primero, por la genial película de 1957 protagonizada por Alec Guinness y William Holden y, segundo, por lo dramático de sus orígenes. Durante la Segunda Guerra Mundial, los japoneses ocuparon Tailandia, y decidieron construir un puente que uniera las ciudades de Bangkok y Rangún (Myanmar). Para ello, utilizaron como mano de obra a cientos de prisioneros de guerra del bando aliado, que morían como chinches a causa del duro trabajo y de las pésimas condiciones en mitad de la selva tailandesa. Tan terrible era la situación que el ferrocarril recibió el siniestro sobrenombre de “tren de la muerte”. Actualmente, además de un gran cementerio donde descansan los restos de las víctimas, existe un museo cerca del puente que muestra escenas de su dramática construcción.
Por muy bellos que sean sus templos y por muy interesante que sea la visita al puente sobre el río Kwai, Kanchanaburi tiene otro atractivo igual de poderoso, o incluso más. Se trata del espectacular entorno natural que rodea la ciudad. El Parque Nacional de Erawan es el mejor lugar que resume este despliegue de naturaleza. Se encuentra a las afueras de Kanchanaburi con una extensión de más de 500 kilómetros cuadrados, en la que se puede contemplar una vegetación espesa como solo crece en el sudeste asiático, animales salvajes viviendo en libertad, varias cuevas rodeadas de leyenda y unas cascadas que son, de lejos, el principal reclamo del parque. Las cascadas de Erawan son un conjunto de siete saltos de agua a distintos niveles, en los que el líquido elemento cae con fuerza a una serie de pozas generando un rumor agradable y relajante.
El sur de Tailandia se caracteriza fundamentalmente por la belleza de sus costas, tanto las de la parte continental del país como las de sus cientos de islas. Más concretamente, en esa porción de mar que está a caballo entre los océanos Índico y Pacífico, y que recibe el nombre de Golfo de Tailandia, se despliega el archipiélago de Ang Thong
Este conjunto de islas, situadas muy cerca de Koh Samui, son el ejemplo perfecto de esa belleza natural de la que hablamos. Aquí se encuentra el Parque Nacional de Mu Ko Ang Thong, una espectacular reserva natural formada por 42 islas prácticamente vírgenes. Realizar una excursión de un día a este lugar puede ser la experiencia inolvidable que estabas buscando. Una de las principales ventajas que tiene este parque es que sus islas están bastante cerca unas de otras, por lo que en un mismo día se puede ir a conocer varias. El punto de partida es Koh Wua Ta Lap, la isla principal, donde es imprescindible subir al Ang Thong View Point, un mirador desde el que se tienen unas vistas espectaculares. Otro de los puntos clave de este lugar es la isla de Mae Koh, cubierta de espesa vegetación y de senderos que la recorren, ideales para pasear en plena naturaleza. Aquí se encuentra el lago de agua salada Thale Nai, que significa literalmente Laguna Esmeralda, y una playa de esas que no parecen reales de lo bonitas que son. Hay otras dos islas que merecen una mención especial: Koh Sam Sao y Koh Phi. La primera destaca sobre todo por lo que hay bajo las cristalinas aguas que la rodean, bellísimos arrecifes de coral y todo tipo de peces de colores. Koh Phi, por su parte, está llena de cuevas marinas y pequeñas calas preciosas. Si quieres verlas todas, lo mejor es alquilar un kayak y remar de una a otra admirando su belleza.
Mágica, animada y llena de encanto, así es Koh Samui, una pequeña gran isla situada en el Golfo de Tailandia. Está repleta de los mejores servicios e instalaciones, y cuenta con toda clase de restaurantes, clubes nocturnos, gimnasios, spas y centros donde recibir clases de yoga o de cocina thai. Pero si de algo puede presumir Koh Samui es de sus paradisiacas playas. Gracias a ellas, además, esta isla se ha convertido en los últimos años en un destino turístico de primer nivel.
Chaweng Beach es, seguramente, la playa más famosa y visitada de la isla. Sus tres kilómetros de largo, su arena blanca y sus increíbles aguas transparentes son motivos de peso para que lo sea. Además, al estar en las inmediaciones de una zona urbana, cuenta con una vida nocturna de lo más animada. Hay otra playa que le disputa a la de Chaweng el primer puesto: Lamai Beach. Aunque suele haber menos gente y menos movimiento, cuenta con los mismos servicios de calidad que la primera. Y encima tiene algo único que hace que todo el mundo quiera ir a conocerla. Se trata de las “Grandpa and Grandma rocks”, unas grandes rocas que, por caprichos de la erosión, tienen forma de genitales masculinos y femeninos, respectivamente. El gran Buda que se encuentra en un santuario al norte de la isla da nombre a otra de sus playas más bonitas y concurridas: Big Buddha Beach. Familias y mochileros se tuestan al sol sobre su arena blanca rodeada de palmeras. Al lado de esta se halla la playa de Bophut, muy animada y envuelta en glamour, gracias a las lujosas tiendas y caros restaurantes que hay a su alrededor. Quienes buscan experiencias más tranquilas, y quieren pasar el día en una playa con poca gente, por la que pasear sobre la arena blanca y escuchar el murmullo de las olas, suelen escoger Maenam Beach, Lipa Noi o Silver Beach. Tres paraísos menos conocidos y visitados, pero igualmente bellos.
Lo que verán tus ojos en Koh Samui no ha estado siempre ahí. De hecho, el desarrollo turístico de la isla, y con él el económico, se originó a partir de los años 70. Por aquel entonces, ni siquiera había carreteras pavimentadas, y los habitantes del lugar vivían tranquila y sencillamente, dedicándose en su gran mayoría a pescar y a recolectar cocos. Pero quiso el destino que un grupo de mochileros occidentales, que viajaban por Tailandia dejándose llevar por el instinto y las ganas de ver mundo, pusieran sus pies de forma casi accidental en la isla. Cuando se encontraron con aquel despliegue de belleza natural con las playas de arena fina y dorada, rodeadas de una exuberante selva tropical, se enamoraron perdidamente de Koh Samui. Estos mochileros les contaron su experiencia a otros mochileros, y estos a sus familias, y las familias a los vecinos, y los vecinos a los compañeros de trabajo. Total, que en solo unos años Koh Samui se convirtió en uno de los sitios más visitados del sur de Tailandia, y hoy en día cuenta con todos los servicios imaginables, incluyendo resorts de lujo, restaurante de fama internacional, clubes de golf…
El plan de viaje a tu alcance
- Sin comidas.
- Bangkok
- -
- Bangkok
- Desayuno.
- Bangkok
- Visita ciudad, Templos y Palacio Real
- Desayuno. Almuerzo.
- Bangkok
- Desayuno. Comida. Cena.
- Kanchanaburi
- Hellfire Pass Memorial y Tren de la Muerte sobre el río Kwai
- Desayuno. Comida. Cena.
- Phra Nakhon Si Ayutthaya
- Palacio de Verano
- Museo de Guerra JEATH
- Desayuno. Comida. Cena.
- Phitsanulok
- Parque Histórico de Ayutthaya
- Templo de los monos
- Desayuno. Comida. Cena.
- Sukhothai
- Chiang Rai
- Parque Histórico de Sukhothai
- Templo de Phitsanulok
- Desayuno. Comida. Cena.
- Chiang Mai
- Wat Rong Khun conocido como Templo Blanco
- Triángulo del Oro y Casa del Opio
- Templo Azul o Templo del Tigre Danzante
- Wat Doi Suthep
- Desayuno. Comida. Cena.
- Chiang Mai
- Santuario de elefantes
- Fábricas de artesanía
- Cena Kantoke
- Desayuno.
- Ko Samui
- Desayuno.
- Ko Samui
- Desayuno.
- Ko Samui
- Según itinerario
- España
¿Quieres saber más de Tailandia?
La cocina tailandesa es, actualmente, una de las más populares y mejor valoradas del mundo. En todas las grandes ciudades de Occidente surgen cada día nuevos restaurantes de cocina thai, que no hacen sino poner de manifiesto el peso culinario de esta insólita gastronomía.
El recetario tradicional del país es muy variado, y se caracteriza por la profundidad de sus sabores, por el empleo de hierbas aromáticas y especias en abundancia, y por lo picantes que pueden llegar a ser algunos de sus platos. La lista de ingredientes de la cocina thai no está sometida a los mismos límites que imponemos en Occidente, y sus chefs mezclan sin complejos los sabores salados con los dulces y los agrios. El arroz jazmín, el cilantro, la salsa de pescado, la leche de coco, los chiles y las frutas tropicales como la papaya, el mango o la lima keffir son algunos de los elementos que hacen de esta gastronomía una de las mejores del mundo. El más famoso de los platos tailandeses es el pad thai, unos fideos fritos con verduras o con carne, pero el abanico de combinaciones es casi infinito. Como valor añadido, hay que decir que por todo el país existen puestos de comida callejera, en los que disfrutar, a cambio de unos pocos bahts, de la auténtica gastronomía local.
Tailandia en general y Bangkok en particular se encuentran entre los mejores destinos del planeta para ir de shopping. Las tiendas, centros comerciales, mercados y bazares del país se cuentan por miles.
En la capital destacan CentralWorld, Siam Paragon, Terminal 21, Platinum Fashion Mall y MBK, centros comerciales lujosos, enormes y bien surtidos de todas las tiendas imaginables. Pero también están los comercios del casco histórico de estilo colonial de Phuket Town, las encantadoras tiendecitas de Fisherman’s Village, en Koh Samui, los mercadillos callejeros de Chiang Mai, de Krabi y de Chiang Rai, y, por supuesto, los pintorescos mercados flotantes que hay por todo el país. El de Damnoen Saduak, a las afueras de Bangkok, es uno de los más importantes, aunque también destacan los de Khlong Sra Bua, en Ayutthaya y los de Rim Klong y Don Wai, en Nakhom Pathom.
Es importante tener en cuenta que, si tus compras superan los 2.000 bahts, te puedes descontar el 7% de IVA en la misma tienda rellenando un impreso. Además, los turistas internacionales tienen un 5% de descuento. Los comerciantes a veces se “olvidan” de decirlo, pero si les refrescamos la memoria nos aplicarán la rebaja correspondiente.
Hay un gran número de días festivos en Tailandia, que por norma general combinan religión y diversión a partes iguales. Estas son algunas de las fiestas más importantes:
• 1 de enero. Aunque tienen su propio año nuevo, en las zonas más turísticas se celebra el comienzo del año para los occidentales por todo lo alto.
• 6 de abril. Se conmemora la toma de posesión del rey Rama I.
• 13-15 de abril. El Songkran es el Año Nuevo budista, y los tailandeses lo celebran haciendo guerras de agua por todo el país.
• 1 de mayo. Como nosotros, los tailandeses celebran el Día del Trabajo. Muchos comercios cierran.
• Mayo. Coincidiendo con la luna llena se celebra el Visakha Pucha, una fiesta budista.
• Luna llena de julio. Se conmemora el primer sermón de Buda, la fiesta se llama Asaha Pucha.
• 12 de agosto. Es el aniversario de la reina, y todo el país sale a la calle a celebrarlo con sus mejores galas.
• Luna llena de noviembre. Los tailandeses celebran el Loi Krathong poniendo pequeños barquitos con velas en los ríos, canales y lagos de todo el país.
• Última semana de noviembre. La ciudad de Lopburi rinde homenaje a los monos en el Lopburi Monkey Festival.
• 10 de diciembre. Día de la Constitución.
Para viajar a Tailandia, los ciudadanos de la Unión Europea no necesitan ningún visado ni permiso especial, siempre y cuando su estancia en el país vaya a tener una duración inferior a 30 días. El único requisito para entrar en el país es tener el pasaporte en regla y con una validez mínima de seis meses a partir de la fecha de entrada. Si piensas pasar en Tailandia más de 30 días, o si el motivo de tu viaje no es turístico, puedes informarte de las condiciones en la embajada del país en España.
Prácticamente en todos los comercios, hoteles y restaurantes de Tailandia se acepta el pago con las tarjetas de crédito más habituales, como Visa, MasterCard o American Express. Al menos, en las zonas habituadas a recibir turistas. No obstante, es aconsejable disponer de dinero en efectivo para las pequeñas compras en los mercadillos, en los puestos de comida callejera o en las tiendas de recuerdos de las aldeas rurales. Podrás sacarlo de los cajeros automáticos de los bancos con tu tarjeta de crédito, o en las ventanillas interiores presentando también tu pasaporte original o una fotocopia.
Para evitar problemas desagradables, lo mejor es apuntar en un papel o en el móvil los teléfonos de las entidades emisoras de tus tarjetas de crédito. Así, si se da el caso de que pierdas o te roben alguna, podrás llamar inmediatamente a tu banco y pedir que la bloqueen.