Perú: Perú al Completo

Bailar al son de la seductora marinera, la danza nacional del Perú; dejarse envolver por el colorido de la arquitectura colonial; sumergirse en sus costumbres ancestrales, que trascienden sus vestigios precolombinos. Estos son solo algunos de los encantos de Trujillo, al noroeste de Perú. Aunque la ciudad en sí es un hervidero de sensaciones, una visita imprescindible nos lleva hasta 8 kilómetros al sur. Allí se encuentra el complejo arqueológico capital de la cultura Moche durante los siglos I y VII: los templos del Sol y de la Luna, conocidos como huacas. Las huacas son construcciones piramidales hechas a base de adobe, que alcanzan los 40 metros en el caso de la huaca del Sol y de 21 metros la huaca de la Luna, que en la actualidad es la única que admite visitas.

La huaca de la Luna funcionó como centro ceremonial en la cultura Mochica. Impresionan sus relieves policromados de la fachada norte, con escenas que representan a La Deidad de las Montañas, una de las diosas del templo. A pocos kilómetros de allí se puede viajar en el tiempo gracias a la ciudadela de Chan Chan, considerada Patrimonio Cultural de la Humanidad. Este complejo arqueológico agrupa diez ciudadelas amuralladas de la antigua cultura Chimu, lo que hace de ella la construcción de adobe más grande de toda América.

Heroica y alegre, verde y fértil, Chiclayo es una de las ciudades más importantes de Perú. A pocos kilómetros de la conocida como Ciudad de la Amistad, el viajero se sumerge en la magia del Bosque de Pómac, la más densa formación de algarrobos del planeta. Pero entre todos ellos destaca el admirado árbol milenario, un algarrobo de formas caprichosas que atesora cuatro siglos de leyendas y misterio en sus casi 40 metros de extensión. Los lugareños le atribuyen milagros y tejen entre su tronco leyendas como las que cuentan que aquel que intenta cortarlo termina por sucumbir a mordeduras de serpientes o cortes con sus propias hachas. Su misticismo lleva a los visitantes a orarle, pedirle deseos y dejarle ofrendas como agradecimiento por los milagros que se le atribuyen.

A la exuberancia paisajística y natural del Bosque de Pómac (con casi un centenar de especies de aves) se suma la riqueza cultural del complejo arqueológico de Sicán, con 36 pirámides de la cultura preinca donde se halló la tumba del Señor de Sicán —con suntuosas piezas de oro— y los famosos cuchillos ceremoniales que se conocen como Tumi. Desde la huaca La Merced se divisa una panorámica inigualable de bosques, médanos y cerros, aunque compite en belleza con el mirador Las Salinas, con vistas al bosque seco y a las pirámides prehispánicas.

La Plaza de Armas está enmarcado por algunas de las calles principales de la ciudad y, desde aquí, podrás comenzar a explorar el centro de Lima. El Palacio de Gobierno, la Catedral, EL Palacio Arzobispal, el Palacio Municipal, Convento de San Francisco o el Club de la Unión se encuentran a escasos pasos de la Plaza. El Centro Histórico de Lima fue declarado en el año 1991 como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco y acoge un total de más de 600 monumentos de la época colonial. No te olvides de mirar hacia arriba para apreciar la arquitectura, los torreones, pórticos, balconadas y elementos ornamentales de las fachadas que se han convertido en símbolo de la ciudad.

Si te interesa el arte, no pierdas la ocasión de visitar la Galería de Arte “Pancho Fierro”, donde se desarrolla gran parte de la actividad cultural de la ciudad y encontrarás diversas exposiciones de fotografía, vestuario y pinturas, para reflejar la vida de la Lima más colonial. Si tienes curiosidad por probar lo que la tradición culinaria de Perú tiene para ofrecer, el Centro Histórico es un buen lugar. Encontrarás desde restaurantes económicos en los que fundirte con los locales hasta establecimientos gourmet, donde satisfarán los paladares más selectos. Si te apetece refrescarte con un combinado o dejarte seducir por el pisco, la variedad de bares y pubs te lo pondrán fácil. Sin duda, el casco antiguo de la ciudad de Lima es lugar donde perderse para encontrarte y donde la tradición y la modernidad se funden.

Si bien Arequipa es una ciudad que ofrece infinidad de opciones, una de las favoritas de los visitantes es la hermosa ciudadela ubicada en el Monasterio de Santa Catalina. Es un lugar muy especial de calles angostas especialmente bonitas, con claustros y mucho encanto, altamente recomendable si lo tuyo es el dejarte llevar sin rumbo disfrutando del lugar.

Si Arequipa guarda un encanto especial además de la hermosura de sus casas, es sin duda el Mercado Central. Te vas a maravillar de lo encantadora que es su gente, de su amabilidad contagiosa y del auténtico placer que tiene el dejarse llevar por sus pasillos multicolores. Aquí podrás hacer tus compras y perderte en el bullicio. Lo mejor es que te lances a probar algunas de las delicias que se te ofrecen. No te puedes ir sin probar el Queso Helado del Puesto de Doña Rosa. Se trata de un helado con sabor a leche merengada y es uno de los secretos mejor guardados de los locales. Si te gusta el queso podrás llevarte unas cuantas variedades ya que en este mercado la calda y variedad de este tesoro lácteo es realmente alta.

Qué decirte de Cuzco si Cuzco es Vida Pura. Preciosas calles empedradas, tráfico loco como el que puedes encontrar en el sudeste asiático, niños con sonrisa abierta vestidos de vivos colores, señoras paseando con alguna llama… y todo decorado con una completa variedad de construcciones como palacios, plazas, iglesias, infinidad de monumentos. No sé si sabes uno de sus apodos más acertados, “la Roma de América”. Te proponemos comenzar en el epicentro. La plaza de Armas es amplia, contrasta mucho con las callejuelas y cuestecitas que hay por toda la ciudad. Es como el centro del universo desde el que se ven las montañas y los barrios de las periferias ubicados en colinas. Este es el corazón en el que late la vida. Está lleno de movimiento. Encontrarás restaurantes, tiendas, iglesias y edificios de la época de la conquista española entre muchas otras sorpresas de tiendas artesanas en las que querrás comprar recuerdos.

Junto a la bandera peruana se erige orgullosa la multicolor del imperio inca o Tahuantinsuyo. La plaza es presidida en el centro por el monumento al inca, que observa las preciosas arcadas coloniales e iglesias que rodean el corazón de la ciudad. Lo ideal es visitar la plaza de día donde el bullicio del turismo y los locales lo hace un lugar perfecto para hacer unas compras o perderse y disfrutar del ambiente. La luz de la noche transforma la plaza al igual que la ciudad y la convierte en un espacio abierto donde tomar una copa o un cóctel con música en directo, hará tu día redondo, por no hablar de la belleza de los edificios iluminados. Sin duda después de la Plaza de Armas, la Catedral de Cuzco es visita obligada. En su interior no se pueden hacer fotos y notarás nada más entrar la solemnidad y fuerza del edificio, uno de los más destacados por su belleza en los tesoros de Cuzco. Flanqueada a la izquierda por la iglesia de Jesús María, y a la derecha por la iglesia del Triunfo. En su en su interior encontrarás una de las mayores colecciones de arte colonial de todo Perú.

En pleno altiplano andino y a orillas del lago Titicaca, emerge Puno, una ciudad repleta de expresiones culturales, musicales y folclóricas. Hace siglos fue un lugar sagrado para los pueblos incas que la habitaron, hogar original de culturas tan ricas y pintorescas como la aymara y la quechua, lugar donde encontrar las formaciones arqueológicas llamadas chullpas, así como edificaciones coloniales de una belleza que ha sobrevivido a los embates del tiempo. Los habitantes actuales de Puno, independientemente de su origen étnico, están orgullosos de vivir allí donde diversas culturas ancestrales nacieron y florecieron.

A lo largo del año existen diversos festivales donde podrás asistir a bellísimos espectáculos de baile y música propios de aymaras y quechuas, como, por ejemplo, en el Festival de la Candelaria. Puno es leyenda, misticismo, el lugar donde explorar las facetas multicolores de Perú y, sin duda, una meca para los amantes de la naturaleza y la arqueología. No en vano, Puno es conocida como la capital folclórica de Perú. Si tenías intención de comprar artesanía, es posible que Puno sea uno de los mejores lugares, ya que sus artesanías textiles con pelo de alpaca son extraordinarias, además de económicamente asequibles. Para muchos de los visitantes de Puno, uno de sus principales reclamos es el lago Titicaca, el más grande de América del Sur y el más grande del mundo a un nivel superior a los 2000 metros sobre el nivel del mar. Según la tradición local, este lago fue el lugar donde surgió la civilización. El dios creador Wiracocha creó la luz: el sol, la luna y las estrellas. Con el tiempo, el sol y la luna tuvieron descendencia, siendo uno de ellos el primer inca, Manco, quien se dirigió a Cusco a levantar el Imperio Inca. A margen de las creencias, no cabe duda de que el valor natural de este ecosistema de agua e islotes es incalculable. Puno es el punto de partida para gran parte de las excursiones al lago Titicaca, así como su Reserva Nacional y sus islas. Merece la pena caminar por las calles del centro histórico de Puno para descubrir la mezcla de arquitectura típicamente andina con la colonial. Déjate conquistar por su Plaza de Armas, la Catedral, la Casa del Corregidor del siglo XVII, el Arco Deustua, el Parque Huasajpata o el Mirador del Cóndor. El Museo de Puno acoge muestras arqueológicas de la zona de extraordinario valor. En Puno florecieron civilizaciones como la Tiahuanaco, la Pukara y la Inca, y no te resultará complicado encontrar expresiones folclóricas de cada una de ellas.