
Japón: Lo mejor de Japón
- Duración
- 11 días
- Tipo de circuito
- Circuito


Japón va a ser para muchos un viaje que entrará a formar parte de su Top 3 de destinos. A lo largo de este circuito el viajero hará un recorrido por la modernidad y la tradición. Nos esperan los rascacielos de Tokio, el barrio de las Geishas en Kioto, los ninjas de Iga y los ciervos de Nara, entre otros. Otro de los puntos fuertes será disfrutar de su gastronomía, tan apreciada en todo el mundo. La cultura de la armonía nos espera y podremos percibirla en cada uno de los aspectos de la vida de los japoneses. Sentir y observar serán los dos requisitos indispensables para sacarle todo el provecho a este viaje de ensueño.
La mezcla entre los rascacielos de Tokio y las casas tradicionales de Kioto te sorprenderá
La casilla de salida de este viaje está en Tokio. La capital del país, inundada de rascacielos, ofrecerá al viajero una perspectiva de modernidad frente a otra de las ciudades memorables del recorrido, Kioto. Allí encontramos lo opuesto, calles llenas de tradición y uno de los barrios más memorables del país, Gion, el barrio de las Geishas. También nos espera Nara, donde podremos conocer varios templos muy importantes y casa de cientos de ciervos, animales que están protegidos por su carácter ‘divino’. En Misugi podremos descubrir un bosque con poder curativo, además de disfrutar de un tradicional onsen (baño termal tradicional). Los misteriosos Ninjas dejarán de ser un secreto para quien emprenda esta aventura, ya que también tendremos la oportunidad de visitar Iga, una pequeña ciudad conocida por ser la cuna de estos personajes tan de película. En los últimos días del viaje se podrá conocer Takayama, una zona montañosa que también ha sabido preservar todo el encanto de las casas tradicionales japonesas. De igual manera pasearemos por Shirakawa-go, considerada Patrimonio de la Humanidad, un pequeño barrio que podremos disfrutarlo a pie. Y para terminar el recorrido visitaremos Kanazawa donde podremos encontrar uno de los tres parques más bonitos de todo Japón, el Kenroku-en, así como visitar su típico mercado lleno de comida local, el mercado Omicho. Una última parada perfecta para poner fin a este maravilloso viaje.
Emociones nuevas en tu viaje
Puede que Kyoto no sea una ciudad pensada para los ciclistas tal y como lo entendemos en Occidente, pero es muy popular ver a los japoneses desplazarse de esta manera y además los conductores son muy respetuosos con los ciclistas. Por ello visitar la ciudad de Kyoto a golpe de pedales es una gran oportunidad. Permite desplazarse más rápido que si se hace en transporte público, prácticamente todos los santuarios y templos tienen una zona para dejar la bici aparcada, es seguro, se colabora con el medio ambiente, se hace un poco de ejercicio e incluso se puede alquilar una bicicleta eléctrica para evitar mayores esfuerzos.
Es otra forma de descubrir la ciudad, con más calma y con la posibilidad de parar en cualquier sitio ya sea para sacar una buena foto o bien para comerse algo rico en un puesto de comida callejera.

El alquiler de bicis se puede llevar a cabo directamente a través del hotel --la mayoría tienen esta opción--, o si no a través de la red ya que hay muchas páginas web que ofrecen este servicio. Un consejo: hay que prestar atención sobre dónde se deja aparcada la bici, ya que algunos lugares del centro de Kyoto tienen espacios reservados para ellas y otros son zonas de aparcamiento de bicicletas pero de pago. Un servicio tipo la zona azul o verde a la que estamos acostumbrados aquí en España.
La ceremonia del té es mucho más que el simple hecho de beber té. Se trata de un ritual importantísimo en Japón donde se mezcla arte y tradición. El té se prepara de forma meticulosa y se realiza con té matcha, algo amargo para los que no están acostumbrados. También suele acompañarse con un mochi, un pastelito tradicional japonés hecho a base de harina de arroz y que se puede encontrar de muchos sabores. La filosofía que envuelve a esta ceremonia está relacionada con la capacidad de apreciar la belleza de los pequeños detalles y aunque ahora lo veamos como algo muy japonés se originó en China. Procede de la filosofía zen cuya característica es que prioriza el carácter espiritual. Con esta ceremonia se purifica el alma en una peculiar unión con la naturaleza. Los cuatro elementos necesarios son la armonía, la pureza, la tranquilidad y el respeto. Suele realizarse durante las bodas y otros rituales religiosos. Y se trata de diferentes maneras de preparar un té mediante un refinado proceso para que tenga un mejor sabor.
Puede parecer un gesto sencillo pero preparar té también llega a considerarse todo un arte en algunos países de oriente como Japón. Esta ceremonia es una muestra de hospitalidad y como invitados hay que estar a la altura. Si bien llevar traje o kimono no es imprescindible sí que se recomienda vestir con elegancia y con colores neutros. Mejor desprenderse de joyas o relojes en las muñecas y no llevar perfume que estorbe el olor original. Además, en caso de vestir kimono es importante combinarlo con calcetines blancos en sintonía con la pureza y la limpieza de la habitación.

Este tipo de ceremonias suelen llevarse a cabo en casas de té, especialmente diseñadas para este uso. La habitación donde se llevará a cabo el ritual acostumbra a ser de pequeñas dimensiones y muy sobria, apenas decorados con algún arreglo floral. Durante su preparación se puede apreciar el esfuerzo de los japoneses por la simplicidad tanto en los movimientos que simbolizan la verdadera belleza.
Para todos aquellos amantes de los animales, y más concretamente de los gatos, ir a un Neko Café es una experiencia muy potente que no se deben perder. En Tokyo puedes encontrar cafeterías en las que mientras te tomas algo puedes aprovechar para desarrollar el arte de acariciar a los gatos más peludos y achuchables de la ciudad.
Aunque esta actividad pueda parecer un poco friki, es algo que nunca olvidaremos. En Tokyo hay alrededor de 40 establecimientos de este tipo y no suelen ser precios elevados, que incluye todo el café o los refrescos que quieras durante todo el día, así como acariciar con mimo y mesura a estos pequeños felinos.

Aunque pueda parecer un poco surrealista hay una explicación para que este tipo de locales hayan proliferado por toda la ciudad. En algunos lugares de Japón está prohibido tener mascotas en edificios residenciales o en apartamentos. También hay un alto índice de personas que sufren de soledad y este tipo de lugares cumplen perfectamente con la función de proporcionar cariño y tranquilidad a quien los visita. Para los que ya son dueños de estos felinos, acudir a estas cafeterías también supone la oportunidad de conocer a personas con intereses afines, es decir, a dueños de otros gatos con los que comenzar una conversación resulta mucho más fácil.
Esta es una de esas actividades que no sólo se disfrutan durante el viaje sino que se recuerdan después con especial cariño. Se trata de una forma única de acercarnos a la cultura de Japón y a una de sus tradiciones más ancestrales. Lo primero es saber diferenciar entre un Onsen y un Sento. El primero es una baño público tradicional con aguas termales naturales, mientras que el segundo es un baño comunitario pero con agua corriente que calientan artificialmente. En función de la ciudad donde estemos podremos tener acceso a uno o a otro.
Para los japoneses es una práctica habitual y que agradecen especialmente en los meses de invierno. Tienen una cultura del baño muy diferente a la nuestra, para ellos no es sólo una cuestión de ir bien aseados sino que tiene un carácter de ocio. Es un lugar donde relajarse, e incluso ir a ponerse al día y debatir con los amigos o familiares. Es el momento ideal para olvidarse de los problemas y para purificar cuerpo y mente.

Por norma general en estos baños están las mujeres por un lado y los hombres por otro, aunque los puedes encontrar mixtos. Lo más importante de todo es lavarse a conciencia antes de entrar en las piscinas comunes, ellos son muy respetuosos con este aspecto por lo que no es de extrañar que antes de meterse se froten y laven bien durante al menos quince minutos. Otro aspecto a tener en cuenta es que en las zonas comunes hay que llevar lo mínimo, apenas un paño para ponerte humedecido en la cabeza, ni ropa ni toallas, no vale la pena esconderse aquí la desnudez se lleva con toda naturalidad. También es un lugar donde se puede socializar, no es necesario estar en silencio sólo utilizar un tono de voz agradable que te permita mantener una conversación relajada. Y a disfrutar, esta es la parte más importante.
Generalmente nunca se sabe qué comprar en los viajes para llevar como recuerdo del destino visitado, pero en Japón tienes muchas opciones que seguro servirán tanto como ‘souvenirs’ para nuestra familia y amigos como para darnos un capricho a nosotros mismos. Lo mejor es que en este caso no hay porqué hacer un gran desembolso y tampoco se corre el peligro de que se rompan en el trayecto de vuelta.
Una buena opción es informarse de los mercadillos de segunda mano que se hacen en templos y santuarios. Allí por ejemplo se pueden encontrar kimonos u obis que se puede utilizar como decoración para la casa, ya que los colores que tienen pueden servir perfectamente para vestir nuestras paredes. Otra opción es comprar un abanico tradicional japonés, que además ocupa poco espacio y tiene utilidad. También puedes comprar amuletos tradicionales, los hay de todo tipo, los más conocidos serían el gato maneki-neko que llama a la buena suerte, el muñeco de los negocios fukusuke o las placas de madera ema que se pueden encontrar en santuarios o templos.

Aunque pueda parecer lo contrario Japón es un país que bien puede adaptarse a todos los bolsillos. Por eso no será difícil encontrar piezas con mucho encanto a un precio muy razonable, algunas de ellas hechas de forma artesanal y con mucho mimo. Si el presupuesto no nos llega o hay muchos regalos que hacer, siempre quedarán las tiendas de 100 yenes. Es imposible entrar en uno de estos establecimientos y no salir con una bolsa llena.
Es inevitable. Cualquier persona piensa en la gastronomía japonesa y lo primero que viene a la cabeza es el sushi. Su comida más internacionalizada y una delicia para cualquiera que lo pruebe, especialmente en el país nipón. Pero Japón tiene mucho más que ofrecer.
Un ejemplo son los yakitori, unas brochetas de pollo cocinadas a la plancha con cebolleta y con una salsa dulzona, o el ramen, un cuenco de de sopa con fideos, que tiene un caldo muy sabroso y aromático y al que se le añaden otros ingredientes como pollo, ternera y verduras. O los okonomiyakis, que son uno de los platos más apreciados por los japoneses para tomar tanto en casa como fuera. Es una especie de tortilla que tiene como base, harina, huevos y agua y después se le añade otros ingredientes como gambas, ternera o cerdo y verduras. Una vez cocinado la rocían con una salsa especial muy sabrosa.

Atreverse a degustar algunos platos que se elaboran en los puestos de comida de parques y calles es una opción acertada para poder seguir nuestra visita sin necesidad de parar expresamente para comer y perder demasiado tiempo. Algunas opciones imprescindibles pueden ser las Mitarashi Dango, unas brochetas de pequeñas bolitas hechas a base de harina de arroz y que luego se glasean con soja dulce.
El plan de viaje a tu alcance
- Sin comidas.
- Osaka
- Sin comidas.
- Osaka
- Desayuno.
- Osaka
- Panorámica Osaka
- Desayuno. Almuerzo.
- Himeji
- Kobe-Shi
- Castillo de Himeji
- Jardín Koko-en
- Desayuno. Almuerzo.
- Kyoto
- Templo Kinkaku-ji
- Desayuno.
- Kyoto
- Desayuno. Cena.
- Takayama
- Templo de Tenryu-ji
- Desayuno.
- Shirakawago
- Kanazawa
- Shirakawago y una de sus típicas casas tradicionales
- Desayuno. Almuerzo.
- Tokio
- Panorámica de Kanazawa
- Desayuno.
- Tokio
- Panorámica de Tokyo
- Desayuno.
- Tokio
- Sin comidas.
- Tokio
¿Quieres saber más de Japón?
Uno de los grandes atractivos de Japón es su milenaria cultura. Y ésta se ve reflejada en su gastronomía, que es un destino en sí misma. Los viajeros podrán disfrutar de variadas combinaciones de sabores que, como todo en este país, busca el equilibrio y la armonía a la hora de elaborar los platos y a la de presentarlos al comensal.
El gran protagonista de esta cocina es el arroz. De hecho, en momentos más relajados es habitual tomar sopa y arroz acompañando a carne o pescado. Y este último es también otro de los ingredientes principales, ya que se consume a diario y de maneras muy diferentes. Se puede comer incluso crudo en platos como el sashimi y el sushi, o en pequeños montones de arroz con una rodaja de pescado sazonada con vinagre. Pero no todo es crudo y frío, ya que hay muchas opciones de platos calientes. Por ejemplo, el ramen, la sopa japonesa más típica con fideos y verduras; el takoyaki, trozos de pulpo recubiertos con harina y fritos, así como el okonomiyaki, lo más parecido a una tortilla con varios ingredientes. Igual que ocurre en el resto de Asia, los acompañamientos y las especias ocupan un lugar fundamental. La soja es la reina, junto al miso o al dashi. Y también productos frescos como el ajo, la cebolla o los puerros, o aderezos como las semillas de sésamo, la mostaza, el jengibre o el famoso wasabi. En cuanto a bebidas, el té verde se toma después de la comida y siempre caliente, mientras que en el almuerzo se puede tomar sake, un exquisito vino de arroz, o bien otros tipos de licores elaborados a base de malta de arroz.Japón es sin duda un destino ideal para los amantes del shopping, y sobre todo para los aficionados a la tecnología, ya que allí, especialmente en las grandes ciudades, se puede encontrar todo tipo de aparatos para cualquier necesidad o deseo. También en las grandes urbes están instaladas las principales firmas de moda, tanto internacionales como locales, aunque hay que prestar atención a las tallas ya que allí es diferente. Dada la importancia de la gastronomía en este país, es habitual querer comprar algunos utensilios para cocinar o para comer, desde palillos o cuencos, así como aderezos para la comida como salsa de soja o wasabi. Y para los que gusten de artesanías y recuerdos típicos del país, también tienen un gran abanico de posibilidades. Adornos hechos a mano con madera de alcanfor y cerezo, o todo tipo de piezas de bambú son el regalo perfecto para quienes no han podido acompañarnos en el viaje. Y también lo son las cosas más típicas, como la famosa figura del gato que mueve la pata, llamado maneki neko, o un bonito kimono que sirve tanto para vestir como para poner de adorno en una pared. En resumen es un paraíso para las compras, así que ¡hay que tener en cuenta el tamaño de la maleta que llevamos si no queremos pagar sobrepeso en el aeropuerto!
Entre las cosas que pueden llamar la atención de Japón podemos destacar sus fiestas nacionales, algunas de las cuales difieren mucho de lo que celebramos en España.
• Seijin no hi. El segundo lunes de enero los que se han hecho mayores de edad (en Japón es a los 20 años) entre el 2 de abril del año anterior y el 1 de abril del año en curso son reunidos para que el alcalde de su localidad les informe de sus responsabilidades como nuevos adultos.
• Día de Todos los Santos. Los japoneses acogen la primavera el 20 de marzo rezando por sus muertos y ofreciendo flores en los templos en su memoria, y reciben el otoño el 23 de septiembre de la misma manera.
• Día del Niño, el 5 de mayo, muy importante por la baja natalidad del país.
• 3er lunes de septiembre se celebra el Día del Respeto a las Personas Mayores.
• Y la naturaleza ocupa también un lugar importante en su calendario con días dedicados a diversos elementos como el Día Verde (4 de mayo), Día del Mar (3er lunes de julio) o el Día de la Montaña (11 de agosto).
• El ‘Obon’, celebrado durante la primera quincena de agosto, es una de las festividades más importantes y tradicionales de Japón. De origen budista, esta celebración que suele durar 3 días en el mes estival, se lleva a cabo para recordar a los familiares muertos.
• El ‘hanami’ es una de las tradiciones japonesas más famosas, bellas e interesantes que tiene el país ya que se celebra el florecimiento del cerezo, uno de los árboles más típicos y venerados de la región nipona. Durante el mes de marzo y abril, dependiendo cuándo florezcan los cerezos, los japoneses se reúnen en parques y jardines a observar la flor blanca y rosácea de este árbol.
Conviene además seguir las indicaciones habituales en viajes a países lejanos, como beber agua embotellada y asegurarse de que tanto el pescado como la carne están bien cocinadas para evitar algún problema gástrico.