India: India Fascinante y Amritsar
- Duración
- 10 días
- Tipo de circuito
- Gran Viaje
Toda gran aventura tiene un principio y un final, y el comienzo de esta que estamos a punto de emprender será nuestra llegada a Delhi, la capital de la India y una de las aglomeraciones urbanas más grandes y apasionantes de todo el planeta. Esta ciudad constituirá nuestra puerta de entrada al país y nuestro primer contacto con el espíritu y la esencia de la India. Durante nuestra estancia en Delhi tendremos la oportunidad de conocer lugares tan emblemáticos como el Memorial de Mahatma Gandhi - llamado Raj Ghat-, la mezquita Jama Masjid, el Fuerte Rojo, el Qutub Minar, el templo de los Sikhs -llamado Guruduwara Bangla Sahib-, el Parlamento indio o el Palacio Presidencial. Tras nuestro paso por Delhi, nos dirigiremos a Jaipur, la capital del estado indio de Rajasthan. Por el camino, nos detendremos en el Palacio de Samode para admirar la belleza de sus edificios y de sus jardines, y para disfrutar de un inolvidable almuerzo.
A lo largo de este gran viaje recorreremos los enclaves más representativos del país, incluyendo las calles de Nueva Delhi y el imponente Taj Mahal.
Una vez en Jaipur, visitaremos el famoso Fuerte Amber y contemplaremos algunos de sus lugares más emblemáticos, como el City Palace, el Observatorio Astronómico o el Palacio de los Vientos. Después de estas visitas, diremos adiós a Jaipur y pondremos rumbo a Agra, no sin antes realizar un par de paradas de lo más interesante. La primera de ellas será en Abhaneri, donde podremos conocer el célebre pozo de Chand Baori, mientras que la segunda será en Fatehpur-Sikri, una “ciudad fantasma” construida en arenisca roja que llegó a ser capital durante unos años de todo el imperio mogol, pero que fue misteriosamente abandonada poco después de su estreno como sede del gobierno. Cuando lleguemos a Agra, nos estará esperando una de las visitas más esperadas y memorables de todo este gran viaje: el Taj Mahal. Tanto el mausoleo principal como los jardines que lo rodean y los edificios secundarios que forman parte del complejo nos dejarán con la boca abierta. También nos acercaremos a conocer el Fuerte Rojo de Agra, el segundo punto más visitado de la ciudad. Como colofón a este maravilloso periplo por tierras indias, nos dirigiremos a Amritsar, al oeste del país, para disfrutar contemplando la belleza del Templo de Oro de los Sikhs, así como para visitar el Jallianwala Bagh, el Ram Bagh y para ver en primera persona el ceremonial cambio de guardia que tiene lugar en el puesto fronterizo con Pakistán.
Emociones nuevas en tu viaje
Como gran ciudad y capital del país, Delhi está repleta de monumentos y lugares históricos que visitar, pero también de tiendas y mercadillos capaces de saciar el apetito de los shoppers más exigentes. Con la población y la extensión que tiene Delhi, es casi imposible trazar un mapa de todas las tiendas de la ciudad, pero hay una serie de lugares que son de visita obligada para los amantes de las compras
Uno de ellos, seguramente el más célebre de todos, es Connaught Place, repleto de tiendas tradicionales indias, boutiques que ofrecen la última moda occidental, puestos de artesanía y hasta un mercado subterráneo con artículos de lo más variopinto. DLF Emporio y Select City Walk son dos centros comerciales que se encuentran al sur de Delhi, siendo el primero de ellos uno de los más lujosos de todo el país. En ellos tienen presencia la gran mayoría de las marcas premium más conocidas de Italia, Francia o Estados Unidos.
Si lo que buscas es una experiencia más auténtica, puedes sumergirte en alguno de los mercadillos o bazares que se encuentran por toda la ciudad. Llama poderosamente la atención el mercado de especias de Khari Baoli, por sus aromas y su bullicio, y resulta especialmente divertido el de Jampath, por la increíble variedad de sus artículos, y la posibilidad de regatear hasta conseguir el mejor precio. Una de las experiencias más inolvidables que se pueden tener en Delhi es pasar unas horas en Chandni Chowk, un conjunto de callejuelas estrechas y serpenteantes que están abarrotadas de tiendas y puestos callejeros con las mercancías más dispares. Aquí, además, es posible disfrutar de un paseo en ‘rickshaw’, uno de los tradicionales carritos tirados por un hombre.
Si de algo no hay duda es de que la India está repleta de fuertes, construidos por distintos gobernantes que querían demostrarle al mundo su poder y sus riquezas. El Fuerte Amber, situado en Jaipur, es claramente una de las más imponentes y majestuosas construcciones de este tipo que podemos encontrar en todo el país. Aunque fue levantado sobre lo que quedaba de una estructura anterior, el Fuerte Amber tal y como lo conocemos data de 1592. Está construido en arenisca roja y mármol blanco, mezclando con acierto los estilos arquitectónicos hindú y musulmán, y se yergue orgulloso sobre una colina desde la que domina todo su entorno.
Este complejo palaciego ha ido sufriendo modificaciones y añadiduras a lo largo de su historia, lo que lo convierte en un recinto inmenso y lleno de cosas que ver. Destacan especialmente los bajorrelieves de dioses hindúes en la entrada del palacio; la sala de audiencias públicas o Diwan-i-Am, y la de audiencias privadas o Diwan-i-Khas; el templo Shila Mata, dedicado a la diosa Kali, esposa de Shiva, y el vestíbulo de los espejos. Este último está diseñado y construido de tal forma que, cuando los habitantes del palacio tenían que atravesarlo de noche, les bastaba con una sola vela encendida, ya que los espejos que hay en las paredes están colocados de manera que, mediante sus reflejos, consiguen iluminar toda la estancia.
Uno de los momentos más divertidos, emocionantes e inolvidables de todo el viaje puede tener lugar en el Fuerte Amber. Y es que, si hay disponibilidad, el ascenso hasta el palacio puede realizarse sobre un elefante. Estos animales, bellamente enjaezados, hacen durante todo el día el recorrido desde la base de la colina hasta el fuerte y de nuevo hacia abajo. Son sumisos, dóciles y simpáticos, y pueden convertir la visita a este lugar en una experiencia que perdure para siempre en la memoria.
200 kilómetros al sur de Delhi y 235 al este de Jaipur, se encuentra Agra, el enclave más visitado de la India gracias al monumental mausoleo que allí se encuentra: el Taj Mahal. Construido entre 1632 y 1653, este impresionante edificio es el homenaje que el sultán Shah Jahan quiso rendir a su esposa predilecta, Mumtaz Mahal, cuando esta murió dando a luz a una de sus hijas.
El Taj Mahal está considerado como una de las maravillas del mundo contemporáneo, y supone la obra maestra de la arquitectura moghul. Además del mausoleo, en el recinto hay todo un conjunto monumental, que comprende una mezquita y un jawab simétrico (un edificio idéntico a la mezquita pero que carece de minarete), una entrada espectacular y unos jardines por los que es totalmente imprescindible pasear.
Si quieres visitar el Taj Mahal como un viajero experto, hay dos cuestiones que debes tener en cuenta: Aunque el museo que está en su interior abre a las diez de la mañana, el Taj Mahal propiamente dicho abre sus puertas al amanecer y las cierra al atardecer. Es conveniente aprovechar esta circunstancia y llegar a primera hora. Así evitarás el calor y las aglomeraciones de las horas centrales del día. El Taj Mahal no es solamente un lugar de interés turístico; también es Patrimonio de la Humanidad y el monumento más importante de la India. Por tanto, las normas para los visitantes son muy estrictas: nada de comer ni de fumar, no se debe tocar nada, ni llevar aparatos eléctricos de ningún tipo que no sean cámaras de fotos, ni levantar la voz.
Aproximadamente en la mitad del camino que va de Jaipur a Agra, se encuentra la localidad de Abhaneri, un pequeño pueblo con menos de 2.000 habitantes. Pero, a pesar de lo reducido de su tamaño, Abhaneri es un lugar de obligada visita, ya que aquí se encuentra el Chand Baori, uno de los depósitos de agua más profundos de la India y de todo el mundo. Construido en el Siglo IX, está excavado en el suelo, y desciende hasta una profundidad de 20 metros, con 13 niveles comunicados entre sí por una red de estrechas escalinatas que cuenta con un total de 3.500 peldaños.
Dentro del complejo de Chand Baori podemos ver, además, los restos de un palacio que perteneció en su día a la realeza, y que utilizaban como lugar de recreo. Los historiadores afirman que el agua que usaban los moradores del palacio para bañarse era transportada por bueyes desde el aljibe de Abhaneri.
A muy poca distancia del impresionante pozo de Chand Baori podemos visitar el templo de Harshat Mata o, mejor dicho, lo que queda de él, ya que la invasión musulmana en la Edad Media causó destrozos que jamás fueron reparados. Este templo está consagrado a la diosa de la alegría y la felicidad, y hoy en día se le sigue rindiendo culto: todos los días se lleva a cabo un ritual en su honor, y una vez al año se celebra una fiesta que dura tres días y llena de música y colorido el pequeño pueblo de Abhaneri. Pueblo que, dicho sea de paso, recibe su nombre de la mitología local, según la cual la diosa Harshat Mata se apareció en estas tierras rodeada de un poderoso resplandor. Se instituyó entonces el nombre de Abha Nagri, que significa “pueblo del resplandor”, y que con el tiempo fue evolucionando hasta el Abhaneri actual.
Este imponente edificio es, en realidad, toda una declaración de intenciones de un hombre acostumbrado a hacer valer su voluntad a base de riqueza y poder. Hablamos del sultán Shah Jahan, el mismo que mandó construir el Taj Mahal como mausoleo para una de sus esposas, que había fallecido poco tiempo atrás. Al trasladar la capital desde Agra hasta Delhi, el sultán decidió que era necesaria una edificación que dotara de prestigio y popularidad a la nueva capital. Para ello, puso todos sus recursos a disposición de los arquitectos, y la piedra roja que le da nombre se combinó con el mejor mármol blanco, piedras semipreciosas incrustadas en las paredes, gigantescas alfombras… La construcción del Fuerte Rojo de Delhi comenzó en 1638 y duró diez años. El sultán ya tenía su palacio.
Aunque el fuerte ha sufrido terremotos, incendios y ocupaciones por parte de ejércitos amigos y enemigos, se conserva en muy buen estado, y sigue siendo el símbolo de la ciudad que Shah Jahan quiso que fuera.
La majestuosidad del Fuerte Rojo de Delhi no termina en sus apabullantes 6,5 kilómetros de muralla, con una altura que oscila entre los 16 y los 33 metros, ni en sus dos espectaculares puertas principales, la de Delhi y la de Lahore, sino que en su interior encontramos una serie de edificaciones que no hacen sino contribuir a la grandeza del conjunto. En primer lugar, está el pabellón llamado Diwan-i-Am, que el sultán empleaba como sala de audiencias. Antiguamente estaba decorado con piedras preciosas, y el trono que ocupa la posición central fue diseñado a imagen y semejanza del Rey Salomón. Los apartamentos imperiales privados, y la torre octogonal llamada Shah Burj, en la que estaban los despachos del sultán, nos dan una idea del lujo y el poderío con el que vivía Jahan y su familia. Dentro del recinto del Fuerte Rojo también encontramos unos baños, una mezquita, preciosos jardines y numerosos canales de agua que recorren todo el espacio.
La cocina india, una de las más importantes del mundo, se caracteriza, en gran medida, por el uso de una amplia variedad de especias, que dan a sus platos un sabor único, y por el picante, que, a veces, puede resultar algo molesto, pero que es casi imposible de evitar. El mejor antídoto para el ardor que puede provocar el picante y las especias es el jugo de miel. En el norte de la India podemos encontrar una cocina claramente influenciada por los invasores musulmanes centroasiáticos, una cocina en la que predominan ingredientes dulces y aromáticos, como la nata, las almendras, las uvas sultanas, el agua de rosas o de azahar y el azafrán. En el norte se emplean menos especias y menos picante, predominando los platos a base de pollo, cordero y carnero. Los platos de estilo moghul suelen ser cremosos y no muy especiados ni picantes. Un plato muy apetitoso y típico de esta cocina es el korma, carne o pescado salteado y cocido en salsa de yogur. Sin embargo, en el sur del país, la cocina suele ser vegetariana y picante, con ingredientes como nuez de coco, anacardo, jengibre, pimienta negra y curry. Abundan los platos con pescados de lo más variados y cocinados de muchas formas diferentes. Una comida tradicional consiste en arroz cocido con una preparación muy especiada de lentejas.
En la India hay una gran variedad de dulces. Los más populares son el halva, un pudín de sémola, nueces y frutas; los laddu, bolas de harina de garbanzos, sémola o leche condensada con azúcar, azafrán y pasas. En el norte del país y en Bengala se prepara un dulce de leche y queso fresco con sirope de agua de rosas y el ras nakai (con crema y sirope). En la India hay una cerveza suave de elaboración local, pero vino solo lo podremos encontrar en los grandes hoteles. La bebida más extendida es el té, introducido por los británicos, pero que los indios preparan hervido con leche y azúcar y, algunas veces, con jengibre, cardamomo verde y canela. Como postre se toma pan, una hoja de betel enrollada con nueces, especias y una pasta roja que tiñe la boca y los dientes. El pan provoca una intensa salivación, lo que explica las manchas rojizas de aceras y paredes.
El Templo Dorado (Harmandir Sahib), es un templo sij ubicado en la localidad india de Amritsar. Se trata de un lugar sagrado y de peregrinación para los Sijs, que lo visitan por lo menos una vez en su vida, sobre todo con ocasión de celebraciones como nacimientos, bodas y cumpleaños. El templo está situado en el centro de un lago, es de forma cuadrangular y tanto sus paredes exteriores como su cúpula están cubiertas por láminas de oro que pesan 700 kg. El templo tiene cuatro entradas en sus cuatro costados, que simbolizan la apertura del sijismo a todas las religiones. El templo se construyó entre el 1588 y el 1604, y en el mismo año de su inauguración, se instaló en el altar el Adi Granth, el libro sagrado de los sijs. Para visitar el Templo Dorado de Amritsar se deben tener en cuenta unas normas básicas de comportamiento, como cubrirse la cabeza, no usar zapatos y vestir con modestia. Impresiona religiosidad que se observa en los fieles y como ayudan a los peregrinos. El resplandor que se desprende de las paredes doradas del templo, evocan la imagen de una hoguera gigantesca ardiendo en el centro del lago.
El Templo Dorado fue escenario, durante el siglo XX, de hechos sangrientos que escalofrían al visitante y que dejaron una huella indeleble en la historia de la India. Durante una intentona independentista, el líder sij Jarnail Singh Bhindranwale y sus seguidores se refugiaron en el Templo Dorado. Con el fin de sofocar la rebelión, la entonces primera ministra Indira Gandhi, ordenó el asalto al templo. Durante el ataque murieron 83 soldados y 492 civiles, entre ellos muchos peregrinos y fieles Sijs, a los que no se les permitió abandonar el recinto del templo una vez comenzados los intensos tiroteos. Muchos fieles Sij consideraron el ataque como una profanación a su lugar más sagrado. Cinco meses después del asalto, Indira Gandhi fue asesinada por dos de sus guardaespaldas (ambos sijs).
El templo Dorado de Amritsar no es el único de este nombre que existe en la India. Existe otro Templo Dorado (Kashi Vishwanath), uno de los lugares más importantes de la religión hindú, dedicado al dios Shiva, que se encuentra en Varanasi (Benarés), la ciudad más sagrada de la India. El templo Kashi Vishwanath se encuentra cerca de la orilla oeste del río Ganges, y es uno de los doce Jyotirlingas, los templos más sagrados dedicados a Shiva, en los que la deidad es adorada en la forma de un falo de piedra (lingam). El linga del santuario tiene 60 centímetros de alto y 90 de circunferencia, y se encuentra ubicado en un altar de plata. La estructura actual del templo se debe a la maharaní, Ahilyabai Holkar, que lo construyó en 1780. El Maharaja Ranjit Singh donó el oro para el templo. El templo se compone de una torre espiral sobre el templo del dios Vishwanath o Mahadeva y una cúpula dorada A diferencia del Templo Dorado de Amritsar, que se encuentra en el centro de un lago, el de Varanasi consta de una serie de pequeños santuarios localizados en una pequeña calle cerca del río. Otras diferencias significativas entre los dos templos son que en el de Amritsar se venera al Adi Granth o libro sagrado de los sijs, mientras que en el de Benarés, de la religión induísta, se rinde culto a Shiva, representado por un linga. Otra diferencia entre ambos es la forma cuadrangular del de Amritsar frente a la estructura de varias cúpulas del de Benarés.
Este es uno de los pocos lugares de la India que poseen un enorme interés turístico pero que todavía no han perdido su encanto a causa de la masificación. Se encuentra a solo 35 kilómetros de Agra, y los viajeros que deciden desviarse del itinerario para visitar Fatehpur-Sikri se llevan una agradable sorpresa. Esta joya cultural y arquitectónica fue erigida por el emperador Akbar entre 1571 y 1585, y llegó a ser la capital del imperio mogol durante 14 años.
Dentro de la ciudad hay dos áreas bien diferenciadas. Por un lado, la que alberga los edificios civiles, como el Panch Mahal, el palacio abierto de cinco alturas que se yergue imponente en medio del patio, o los pabellones que el emperador utilizaba para sus audiencias públicas y privadas. Por otro lado, está la parte de la ciudad en la que se encuentran las construcciones religiosas, como la mezquita Jami Masjid o la tumba de Sheikh Salim Chishti, el santo sufí en cuyo honor se levantó Fatehpur-Sikri. No se sabe a ciencia cierta por qué fue abandonada, pero la teoría más extendida habla de una falta de abastecimiento en el suministro de agua que hizo imposible seguir viviendo en ella. Poco después de quedar deshabitada, Fatehpur-Sikri fue víctima de los saqueadores, que se llevaron todos sus tesoros.
A medio camino entre el relato histórico, la leyenda y el folclore popular, se cuenta que la elección del emplazamiento de Fatehpur-Sikri por parte del emperador Akbar estuvo condicionada por la influencia de un santo. A pesar de ser el amo y señor de un imperio gigantesco, Akbar vivía atormentado pensando que moriría sin descendencia. Por ello, acudió a la colina de Sikri, donde vivía un ermitaño llamado Sheikh Salim Chishti, del que se decía que era santo además de sabio. Este le dijo al emperador que tendría tres hijos, y justo un año después nació el primero de ellos. Enormemente agradecido, Akbar decidió levantar una ciudad monumental en honor del ermitaño, y convertirla en capital del imperio mogol.
El plan de viaje a tu alcance
- Sin comidas.
- Nueva Delhi
- Sin comidas.
- Nueva Delhi
- Desayuno. Cena.
- Nueva Delhi
- Nueva Delhi
- Viejo Delhi
- Paseo en Rickshaw
- Desayuno. Cena.
- Agra
- Fuerte de Agra
- Desayuno. Cena.
- Jaipur
- Fatehpur Sikri
- Taj Mahal
- Desayuno. Cena.
- Jaipur
- Panorámica de Jaipur
- Fuerte Amber
- Desayuno. Cena.
- Amritsar
- Desayuno. Cena.
- Amritsar
- Ceremonia Palki Sahib en el templo de Oro
- Templo de Oro de los Sijs
- Desayuno. Cena.
- Amritsar
- Según itinerario
- España
¿Quieres saber más de India?
Variada, exótica y picante, así se podría definir la gastronomía hindú. Los platos más habituales son el dal y el thali. El primero consiste en una sopa de lentejas, verduras y arroz, y el segundo es una especie de plato combinado con el arroz en el centro y patatas, berenjenas y otras verduras alrededor. Existen diferencias significativas entre la cocina del norte de la India y la del sur: al norte predominan los sabores dulzones, se abusa menos de las especias y las carnes más utilizadas son las de pollo, cordero y carnero. Por su parte, la gastronomía del sur es bastante más picante, hay muchas más verduras que carne y el curry y la leche de coco son los ingredientes estrella.
A lo largo y ancho de la India hay miles de tiendas y mercados en los que se puede comprar cualquier artículo imaginable. En Delhi destacan Connaught Place y las calles de Chandni Chowk, en Jaipur el Johari Bazar Road y el mercado del palacio, y en Agra Subhash Emporium y el bazar de Kinari. Si te internas en cualquiera de los mercadillos callejeros del país, tendrás que regatear los precios de los productos que quieras comprar. Si no tienes experiencia en estas lides, lo más aconsejable es que empieces ofreciendo la mitad de lo que el vendedor pide, y te des por satisfecho cuando consigas una rebaja del 20 o del 30%. Un apunte: está bastante mal visto no realizar la compra una vez que se ha acordado el precio, y el comerciante se puede enfadar.
Teniendo en cuenta el tamaño del país y la gran variedad de pueblos y culturas que conviven en él, prácticamente todos los días del año son fiesta en algún lugar de la India. Estas son algunas de las más importantes:
• Día de la República (26 de enero). Es la fiesta nacional, y en Delhi se celebra con desfiles por las calles.
• Holi (marzo). Cada año cambia de fecha, y se celebra lanzando al aire polvos de colores y agua teñida.
• Baisakhi (mayo). Es la fiesta nacional de los sikhs en honor al fundador de esta religión.
• Teej (julio). Festival religioso de Rajasthan en honor a la diosa Parvati.
• Fiesta de la Independencia (15 de agosto).
• Durga Puja (entre septiembre y octubre). Es el festival de carácter religioso más popular del país, sobre todo en Bengala.
• Aniversario del nacimiento de Gandhi (2 de octubre). Fiesta nacional y laboral en todo el país.
• Feria de camellos de Pushkar (mediados de noviembre).
• San Francisco Javier (3 de diciembre).
• Navidad (25 de diciembre).
Para viajar a la India, los ciudadanos de la Unión Europea necesitan un visado de turista, que se puede solicitar en la embajada india de cada país o tramitar la E-Tourist Visa on-line en la web. Este visado tiene una duración de tres meses, pero se puede renovar en las oficinas del Foreign Registration Office que hay en las grandes ciudades. El pasaporte debe tener una validez mínima de seis meses.
Embajada de India en España:
Avenida de Pío XII 30-32, 28016 Madrid
Teléfono: 913 098 870
En las grandes ciudades como Delhi, Agra o Jaipur la mayoría de los establecimientos aceptan el pago con las tarjetas de crédito más habituales, como Visa, MasterCard o American Express. En las zonas rurales y en los pueblos pequeños, es aconsejable disponer de dinero en efectivo, que puedes sacar del banco con tu tarjeta de crédito y una fotocopia del pasaporte.
Para evitar problemas desagradables, lo mejor es apuntar en un papel o en el móvil los teléfonos de las entidades emisoras de tus tarjetas de crédito. Así, si se da el caso de que pierdas o te roben alguna, podrás llamar inmediatamente a tu banco y pedir que la bloqueen.
No es obligatoria ninguna vacuna para viajar a la India, pero dependiendo de las zonas que vayas a visitar puede ser aconsejable tomar un tratamiento profiláctico contra la malaria. Consulta esta cuestión con tu médico, y ten muy presentes las siguientes reglas:
• El agua es el origen de la mayoría de las intoxicaciones y enfermedades que se pueden sufrir en la India, así que nunca bebas agua que no esté embotellada y no comas frutas sin pelar ni verduras crudas.
• Cuando estés fuera de las grandes ciudades, usa siempre un buen repelente de mosquitos, y a ser posible viste pantalón y manga larga cuando empiece a caer la tarde.
• En la India hay muchos animales que viven en la calle. Mantente alejado de ellos, y no te acerques para tocarlos ni mucho menos para alimentarlos. Ni siquiera a los monos, por muy simpáticos que parezcan.
Debido a la gran extensión del país, el clima de la India es muy variado, pero tiene una característica singular: el año indio tiene tres estaciones y no cuatro. El invierno va de noviembre a marzo, el verano de abril a junio, y el monzón de julio a septiembre-octubre. La humedad que genera la estación monzónica hace que el mes de octubre sea especialmente caluroso, con una gran sensación de bochorno, sobre todo al sur del país.
En las costas, el clima es templado y húmedo todo el año, con muy poca variación en las temperaturas, que suelen rondar los 25-30 grados. En el interior es más seco, de tipo continental y con temperaturas que van de los 20 grados en invierno a más de 40 en verano. Al norte del país, en el Himalaya, el frío es extremo, con el termómetro bajando hasta los 20 grados bajo cero.