Guatemala: Guatemala Caribeño
Una ruta por las múltiples caras del país centroamericano
Conoce el viajeGuatemala: Guatemala Caribeño
- Duración
- 10 días
- Tipo de circuito
- Gran Viaje
Guatemala enamora. Por su legado histórico de los mayas originarios de esta zona y de los españoles que allí llegaron. Por la exuberancia de una naturaleza marcada por su origen volcánico. Por la simpatía de un pueblo amable y acogedor. En resumen, por ser un destino en el que las urbes, playas y selvas forman un conjunto para vivir una experiencia de 360 grados que llenarán para siempre de belleza los ojos de quienes lo contemplan.
El fervor religioso marca el día a día de un pueblo que despierta grandes simpatías por la calidez que desprende
El viaje comienza en la actual capital del país, pero se traslada rápidamente a la que fue durante más de 200 años ciudad principal para los españoles que allí llegaron, La Antigua. La fuerza de la naturaleza es la gran protagonista del Lago Atitlán, con sus tres volcanes como guardianes de su belleza y los colores que desprende el mercado indígena de Chichicastenango, el más grande de toda Centroamérica. Y de ahí a seguir las huellas que dejaron los mayas en este lugar en las ciudades hoy en ruinas de Quiriguá o de la más conocida, Tikal, así como las de Copán, Honduras, en el único salto fuera de Guatemala de este viaje. El mar estará también presente en la parte caribeña de Honduras, concretamente la ciudad de Livingston, cuna de la etnia garífuna y un remanso de paz que alberga a los simpáticos manatíes. Un viaje muy completo en el que abrir el corazón a un país que ya se quedará en él para siempre.
Emociones nuevas en tu viaje
Pasear por las calles de La Antigua es una experiencia única, pero también lo es la panorámica de la ciudad que se puede obtener desde el mirador principal de la ciudad, conocido como el Cerro de la Cruz, nombre que toma de la cruz de piedra que fue colocada en 1930 en los alrededores, ya que antes este lugar era conocido como el Cerro del Manchén. Desde este punto elevado, al que se recomienda subir por la mañana para evitar el calor y las aglomeraciones, así como hacerlo a bordo de un transporte si se sube en solitario, se puede ver tanto la ciudad como el cercano Volcán de Agua.
El Volcán de Agua es uno de los más visitados del país y es uno de los más altos de Guatemala con sus más de 3.700 metros. Llamado por los indígenas Hunahpú, llama especialmente la atención su forma totalmente cónica y el ascenso al mismo, pensado para personas en buenas condiciones físicas, es totalmente seguro ya que se trata de un volcán sin actividad.
El quetzal es el ave nacional de Guatemala, que le dedica incluso un día, el 5 de septiembre, y lo sitúa tanto en su bandera como en su escudo nacional. Pero hace siglos que es venerado por los habitantes del lugar ya que las culturas precolombinas lo consideraban como el dios del aire y lo representaban en la deidad llamada Quetzalcóatl, una serpiente con un tocado de plumas de quetzal. Además, adornaban las vestimentas de los más poderosos e incluso hacían penachos con las largas colas de este ave, que a pesar de ello no podían ser dañadas so pena de ser castigado incluso con la muerte. Es un ave tímida y difícil de encontrar en libertad, ya que está en peligro de extinción, pero que da muestra de gran valentía durante los periodos de apareamiento en los que los machos se muestran ante las hembras en todo su esplendor de color y cantos, lo que les hace más vulnerable ante sus depredadores.
El quetzal no solo es un ave venerada tanto en la Guatemala actual como en la de hace siglos, sino que es incluso un símbolo de libertad ya que se dice de ella que es la única del mundo que si es enjaulada muere a las pocas horas de serlo por la pena que le produce el hecho de estar encerrada.
Entre las tradiciones más llamativas de los guatemaltecos en Semana Santa destacan las alfombras de aserrín que se extienden sobre las calles de varias localidades del país, si bien son particularmente conocidas las de La Antigua. Las procesiones que se celebran con motivo de esta fiesta religiosa pasan por encima de algunas de ellas, convirtiéndolas así en un arte efímero que dura sólo unas horas. Los artistas trabajan durante horas para colocar aserrín de diversos colores creando motivos diferentes pero siempre alegres y vistosos.
El origen de la tradición de las alfombras de aserrín podría ser la costumbre de los indígenas del país de juntar flores durante sus peticiones a los dioses para que éstas ayudaran a que se escucharan sus plegarias. Asimismo las crónicas escritas por los descubridores españoles apuntan a que ya en el siglo XVI los sacerdotes caminaban sobre alfombras elaboradas con flores, hojas e incluso plumas de aves, entre ellas el quetzal. Pero los españoles podrían haber llevado también a tierras americanas la costumbre existente desde hacía tiempo en diversos puntos de España de alfombrar las calles de los pueblos con plantas aromáticas, como la lavanda o el romero, al paso de las procesiones religiosas.
La líder indígena Rigoberta Menchú es probablemente la persona más conocida del país gracias a haber ganado el Premio Nobel de la Paz en 1992. En un país que vivió durante más de 30 años un conflicto armado interno, los indígenas fueron la parte peor parada, sufriendo la mayor parte de las muertes que causó, estimadas en unas 200.000 personas, así como el traslado forzoso de comunidades enteras. Menchú, nacida en el departamento de Quiché y perteneciente a la etnia homónima, inició muy joven su lucha a favor de los derechos de los indígenas. A principios de los 80 tuvo que exiliarse en México, desde donde pudo dar a conocer la situación de las comunidades descendientes de los mayas. Volvió a su país en 1988 y, tras ser expulsada, regresó de nuevo en 1991. Tras recibir el galardón de la Academia Sueca en 1992 actuó como mediadora en el proceso de paz que terminó con el conflicto guatemalteco ya en 1996.
Siete años después de que Rigoberta Menchú recibiera el Nobel de la Paz surgieron informaciones que ponían en duda algunos de los datos ofrecidos por la líder indígena, sobre todo en lo relativo a su biografía personal y la de su familia. En todo caso, la Academia Sueca, que había querido reconocer su lucha por la justicia social y la reconciliación etnocultural basada en el respeto a los derechos de los indígenas, decidió no retirarle el galardón, que recibió además el mismo año en que se celebraba el 5 centenario del descubrimiento de América por Cristóbal Colón. También recibió el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional en 1998 y hoy por hoy continúa denunciando la situación de discriminación de los indígenas en su país y en otros.
Después de visitar las ruinas mayas de Copán los viajeros pueden disfrutar de un agradable paseo por el pueblo de Copán Ruinas, un lugar encantador que disfruta además de un ambiente relajado y amable en sus calles empedradas. Este lugar está rodeado además de un exuberante paraje natural, que hacen de él un destino perfecto para los amantes de lanzarse en tirolina así como de la ornitología, tanto por en gran número de aves que pueden avistarse libremente en su entorno como por la existencia de un parque de aves y reserva natural llamado Macaw Mountain.
A pesar de que a nuestros ojos sólo muestran los colores de la piedra caliza, las estelas mayas solían cubrirse con algunos pigmentos que les daban color, generalmente rojo, que obtenían de un óxido de hierro presente en los hormigueros de los bosques, así como de azul, que elaboraban con una arcilla de estructura fibrosa a la que añadían pigmentos vegetales. En el caso de Copán, en la denominada como ‘Estela C’ pueden apreciarse aún restos del color rojo oscuro con que se cubrió originalmente.
En varios países centroamericanos podemos ver un grupo étnico cuya piel refleja un origen muy distinto al del resto de etnias caribeñas. Se trata de la etnia garífuna, con rasgos claramente africanos pero asentados desde hace siglos en estas tierras. Según la teoría más aceptada, los primeros miembros de esta comunidad llegaron en el siglo XVII a las Antillas Menores, concretamente al país llamado actualmente San Vicente y las Granadinas (frente a la costa Este de Venezuela), por el naufragio en esta zona de varios barcos que llevaban esclavos africanos al continente americano. Tras décadas de encuentros y desencuentros con los británicos y franceses que se disputaban estas tierras, los garinagu (término más correcto aunque menos utilizado para designar a este colectivo) se dispersaron por varios países de la actual Centroamérica, donde hoy por hoy conforman una comunidad cuyo número no es fácil de establecer, pero que se sitúa en algunos cientos de miles de personas o el equivalente a un 0,5 por ciento de la población centroamericana, con una presencia especialmente fuerte en Belice, donde superan el 10 por ciento de la población. Honduras celebra el 12 de abril el Día de la Etnia Negra Hondureña, conmemorando así la llegada a la hondureña Isla de Roatán en 1797 de esta comunidad. Si hay algo por lo que esta etnia es conocida es por sus ritmos. De hecho, en 2001 la lengua garífuna (llamada Igñeri) así como su música y su danza, llamada ‘punta’, fueron declarados Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
La banda de música hondureña Banda Blanca popularizó en 1991 una canción llamada ‘Sopa de Caracol’ que alcanzó el número 1 en varios países, entre ellos Estados Unidos o España, siendo la indiscutible canción del verano de ese año. Pero la composición no era suya, era del cantante de etnia garífuna beliceño Hernán ‘Chico’ Ramos, si bien el grupo Banda Blanca fue el que colocó esta música hondureña y la lengua garífuna en el panorama internacional. Eso sí, cada uno la cantaba como podía dado el desconocimiento generalizado de una lengua fácil de pronunciar pero totalmente ininteligible para quien no la conozca en profundidad. Así, el significado de la primera línea de la canción, ‘watanegui consup’, generó todo tipo de teorías hasta que el cantante de la banda, Pilo Tejeda, aclaró que solo quería decir ‘quiero tomar sopa’. La canción hacía así referencia a un plato típico de la etnia garífuna, que se elabora con la carne de un caracol marino de gran tamaño que se sofríe en aceite de coco con ajo y cebolla antes de cocerse y agregarle vegetales y agua para conformar la sopa.
El plan de viaje a tu alcance
- Sin comidas
- Ciudad De Guatemala
- Desayuno
- Antigua Guatemala
- Visita panorámica de La Antigua
- Desayuno.
- Panajachel
- Pueblo de San Antonio Palopó
- Paseo en lancha por el lago Atitlán
- Desayuno. Comida.
- Ciudad De Guatemala
- Chichicastenango
- Desayuno
- Copan Ruinas
- Zona arqueológica de Copán
- Desayuno.
- Livingston
- Zona arqueológica de Quirigua
- Desayuno. Comida.
- Flores
- Desayuno. Comida
- Ciudad De Guatemala
- Zona arqueológica de Tikal
- Desayuno.
- Ciudad De Guatemala
- Según itinerario
- España
¿Quieres saber más de Guatemala?
Las numerosas culturas que han estado presentes en Guatemala han dejado su huella también en la gastronomía. Se pueden apreciar rasgos de los mayas y los españoles, así como de la etnia garífuna, procedente de África, y de otros países caribeños con los que Guatemala tiene frontera. En todo caso, en su cocina hay un claro protagonista, el maíz, aunque comparte un lugar destacado con el arroz y los frijoles, así como con las carnes de vaca y cerdo, las tortillas al estilo mexicano y el queso.
El fervor religioso de este país hace que las fechas señaladas por el calendario cristiano cuenten con sus propias recetas. Por ejemplo, el 1 de noviembre, con motivo de la festividad de Todos los Santos, los guatemaltecos comen ‘fiambre’, que consiste en una ensalada llena de ingredientes como embutidos, verduras, carnes y quesos. Y también hay un día de la semana con plato propio, los jueves, en los que comen ‘paches’, una receta muy parecida a los tamales mexicanos en los que una capa de patata envuelve diversos ingredientes aunque en este caso la envoltura es de maíz. Junto a todo esto hay algunos platos especialmente conocidos de la cocina guatemalteca, como el kak’ik del grupo étnico de los kaqchikel, consistente en un caldo picante en el que el arroz o los tamales acompañan unas tajadas de carne de pavo; las enchiladas, parecidas a las más conocidas de méxico, o el ‘jocón’, un caldo especialmente sabroso ya que incluye carnes, vegetales y especias. Y no podemos olvidarnos de las bebidas guatemaltecas. La reina podría ser la cerveza, de la que hay varias fábricas, pero también está muy presente desde hace largo tiempo el licor de maíz, un elemento fundamental en este país desde el tiempo de los mayas.
En las grandes ciudades guatemaltecas es habitual la presencia de centros comerciales en los que se puede encontrar todo tipo de productos, que se suman a las tiendas más pequeñas presentes por todo el país. Pero las reinas de la compras por Guatemala son las artesanías, ya que este país elabora como nadie prendas de vestir tradicionales y piezas de cerámica, siempre con muchos y vivos colores. También desde los tiempos de los mayas la joyería ocupa un lugar muy especial. Así, es fácil encontrar collares de todo tipo, a los que llaman ‘chachales’, una palabra de origen quiché que imita de alguna manera el ruido que hacían los mayas al caminar por la gran cantidad de collares que llevaban, tanto hombres como mujeres. La Antigua, los pueblos del Lago Atitlán o el mercado de Chichicastenango son unos lugares muy especiales para adquirir este tipo de piezas.
La religión tiene un peso importante en Guatemala, por lo que buena parte de sus días festivos están marcados por días especiales para la fe cristiana. Así, la Navidad y la Semana Santa conllevan días de fiesta en este país, igual que el Día de Todos los Santos, el 1 de noviembre, en el que se comen incluso recetas típicas de celebración. Este país no es ajeno tampoco al Día del Trabajo que se celebra el 1 de mayo. Otro día festivo de ámbito nacional es el 15 de septiembre, cuando se conmemora la firma en 1821 del Acta de Soberanía que le supuso la independencia respecto a España. Por su parte, las celebraciones de carácter indígena son importantes dentro de una localidad o departamento, como por ejemplo las fiestas de Santo Tomás en Chichicastenango, pero no son de ámbito nacional.