Ecuador: A tu aire: Ecuador Andino

A 17 kilómetros de Quito y a 5 minutos del monumento a la Mitad del Mundo, nos encontramos con una delicia de espacio que rinde homenaje al Astro Rey, al Dios Sol. Ortega Maila, reconocido como uno de los mejores artistas del planeta, nos hace contemplar toda la grandeza y cultura ancestral a través de un lugar llamado el Templo del Sol. Ubicado en el cráter del volcán Pululahua, vía a Calacalí, se levanta una grandiosa edificación en piedra que es considerada un lugar cargado de fuerza y energía. En él se han realizado múltiples rituales ancestrales y para muchos es una zona llena de magia.

Se trata de un imponente museo en espiral dividido en tres espacios de más de quinientos metros cuadrados y resulta uno de los museos más valorados de América Latina. En la primera planta está la Cámara Solar, un espacio que nos habla de la astronomía andina y el uso que hacían los indígenas para ser guiados por el Sol a la hora de sembrar, recoger, purificarse y seguir sus ritmos y decisiones vitales. En la segunda y tercera planta se encuentran las obras del artista, pinturas y esculturas, un museo con temática indígena que nos muestra su cultura y sabiduría.

El volcán Cotopaxi es una hermosa figura de casi 6000 metros de altura situada a 50 kilómetros al sur de Quito. Se trata de un volcán joven que permanece activo y forma un cono con cráter en la cima y a cuyos lados descienden glaciares. El parque nacional que lo alberga es uno de los parques nacionales más impresionantes de Ecuador. Esta bella reserva ecológica que rodea al volcán se localiza en la frontera entre las provincias de Pichincha y Cotopaxi. Te resultará especialmente curioso la abrupta elevación del volcán sobre un terreno relativamente plano con lo que te impresionarás de las maravillosas vistas desde cualquier ángulo que lo mires.

El parque nacional Cotopaxi es una opción muy popular entre los amantes del montañismo. Respecto a la fauna, este ecosistema es el hogar de una amplia variedad de animales y plantas. Una variada y autóctona combinación de coníferas con lobos, pumas, osos, conejos, cóndores, caballos salvajes y zorros. No te olvides de hacer fotos y llevar la batería del teléfono cargada. Los paisajes son especialmente hermosos.

Desde la población de Alausí sale una maravillosa ruta férrea que se ha convertido en la actividad más demandada de la zona. El recorrido de este tren se conoce como La Nariz del Diablo por la forma de la montaña por donde circula el ferrocarril.

La pendiente rocosa por donde pasa esta ruta hace que el recorrido contenga giros muy pronunciados para poder avanzar por la ladera de la montaña. Durante el descenso del tren el paisaje montañoso que se puede observar es indescriptible, y las emociones están a flor de piel. El espacio donde están anclados los raíles es tan estrecho que los pasajeros casi pueden tocar las rocas por uno de los lados del tren y por el otro pueden observarse abruptos acantilados justo al límite de la vía. El recorrido que puede hacerse hoy en día es de unos 13 kilómetros y en algunos tramos de extrema dificultad el tren no llega a alcanzar la velocidad de 20 kilómetros por hora. En la época hubo una fuerte oposición a la hora de empezar la obra, algunos grupos querían mantener la zona virgen sin la modificación humana de la naturaleza. Para abrir la ruta tuvieron que usar dinamita para crear los agujeros en la zona más saliente de la roca que da nombre a esta línea de ferrocarril. Hoy en día es considerada como una de las obras de ingeniería más difíciles jamás realizadas.

Los hechos más difíciles de encajar sobre la historia ecuatoriana, y de Sudamérica en general, son los que ocurrieron antes de la colonización. La poca documentación que se ha conservado dificulta mucho la tarea. Pero en Cuenca, el Museo de las Culturas Aborígenes recoge una gran cantidad de piezas que ayudarán al viajero a entender mejor el pasado de las gentes del lugar.

El artífice fue Juan Cordero Íñiguez, historiador y profesor, que empezó a recopilar piezas de gran valor y las clasificó para dar un sentido a la historia. El museo contiene más de 20.000 piezas de las cuales el visitante puede admirar unas 5.000 de diversa índole. Los objetos más comunes suelen ser cerámicas, piezas de cobre, objetos de hueso, entre otros. Los más antiguos datan de la época lítica, y el recorrido llega hasta el imperio inca. La pasión del historiador le ha llevado también a publicar varios libros sobre la historia de Cuenca y alrededores, que pueden encontrarse en la biblioteca del propio museo que contiene más de 32.000 volúmenes especializados en arqueología, arte, historia y literatura.

El volcán Quilotoa guarda en su cima una inmensa laguna reconocida a nivel mundial por la belleza de su entorno y de sus aguas, que parecen adquirir diferentes tonalidades de verde y azul según la incidencia de los rayos solares. Observando la superficie pueden verse ristras ascendentes de burbujas de diferentes tamaños, un espectáculo que hipnotizará a todos los que las observen por primera vez.

La zona es ideal para los senderistas, que pueden recorrer a pie toda la circunferencia del lago en una excursión de aproximadamente 4 horas por un sendero marcado en la cima del cráter. También es posible bajar hasta la superficie del lago y realizar excursiones en kayak en sus aguas color esmeralda. O simplemente admirar la laguna desde la orilla, sin duda un punto de vista privilegiado. Si se quieren apreciar las vistas en su conjunto y tomar panorámicas del entorno, se puede subir al moderno mirador que se eleva sobre el paisaje natural. Conocida como el mirador de Shalala, esta infraestructura fue impulsada por el Gobierno y, gracias o los arquitectos que la diseñaron, queda totalmente integrada al paisaje ofreciendo al visitante un balcón sin par, que parece flotar sobre la laguna.

La ciudad de Baños de Agua Santa es conocida también como “El pedacito de cielo”, y no es de extrañar, ya que su peculiar enclave y la belleza que la rodea ayudan a más de uno a sentirse como si estuviera en el séptimo cielo.

Son muchas las actividades que se pueden realizar en esta pequeña, aunque muy dinámica, ciudad. Pero estando a los pies del volcán Tungurahua, el principal atractivo son los baños termales de aguas provenientes de su interior. Para elegir el mejor balneario lo mejor es pasear por la zona y consultar las características de cada piscina así uno sabe de antemano qué cabe esperar antes de llegar al lugar. Algunos balnearios se han convertido en auténticos complejos de relax y bienestar, ya que en ellos se pueden encontrar jacuzzis, diferentes piscinas, toboganes e incluso gimnasios. Los ecuatorianos son personas con una gran vida interior y espiritual, su fe no es solamente hacia la religión, va mucho más allá. Por eso los baños termales a menudo son visitados como remedio a diferentes enfermedades.