Costa Rica: Tortuguero, Arenal y Monteverde

El cuaquerismo, también conocido como Sociedad de los Amigos, surgió en la década de 1650 como una escisión de la iglesia anglicana de Inglaterra que cualquiera puede alcanzar el contacto directo con Dios, así que cualquiera puede ser sacerdote y no hace falta ninguna iglesia como tal.

Los cuáqueros empezaron a ser perseguidos y emigraron a Massachusetts, donde tampoco les recibieron bien, así que se marcharon a otros estados… y países. Aquí es donde entra la importante relación con Costa Rica: en 1949, 4 miembros de este grupo religioso fueron encarcelados por negarse a ir a la Guerra de Corea y al salir de prisión, en 1951, se marcharon junto con otras 40 cuáqueros (11 familias en total) a Costa Rica para instalarse en las fértiles tierras de Monteverde, atraídos por el hecho de que este país había abolido su ejército tras la guerra civil de 1948 y por el terreno ideal para criar ganado y poder hacer su famoso queso –que debemos probar en nuestra visita-. Hasta entonces, sólo unas pocas familias emigradas desde el Centro Minero de las Juntas se habían atrevido a asentarse en la cordillera de Tilarán, así que se considera a los cuáqueros los grandes colonizadores de la zona… y sus grandes protectores. No en vano, para evitar las inundaciones, decidieron conservar los bosques tropicales de las cimas, lo que permite mantener el excepcional ecosistema de la zona.

El queso es uno de los elementos clave en la historia de Monteverde. Cuando la comunidad de los cuáqueros se asentó en esta zona de bosques nublados, comenzaron a criar ganado aprovechando la fertilidad de esta región y enseguida iniciaron la producción de todo tipo de quesos.

Con el tiempo, se hicieron famosos en todo el país por la calidad de su producto. Ahora hay varios lugares donde se fabrica queso en Monteverde, pero el más importante es la que popularmente se conoce como La Fábrica o La Lechería, que hasta hace un tiempo era la empresa que más puestos de trabajo creaba en la región. La visita nos permitirá ver y observar los antiguos métodos de producción de los diversos tipos de queso que se fabrican allí, como el gouda, el cheddar, el parmesano, el eddam, el provolone, queso crema o mozzarella, sin olvidar los yogures y el excelente helado. No podemos marcharnos sin probar algunos de ellos.

No nos robará mucho tiempo –el tour básico dura en torno a media hora, aunque puede extenderse hasta una hora- pero seguramente nos descubrirá un mundo hasta ahora desconocido y que está lleno de color y curiosidades. Más de 460 especies diferentes de orquídeas nos esperan en este espectacular jardín al aire libre donde nos explicarán todos los secretos de una de las plantas más bonitas del mundo.

Todas están disponibles durante todo el año –de hecho, están al aire libre para que el entorno se asemeje el máximo posible al entorno natural en el que brotan- y más de 120 plantas estarán en floración. Encontraremos especies en miniatura, muy típicas del bosque nuboso, entre las que se incluye la Plztystele jungermannioides, la más pequeña del mundo. También hay orquídeas de tamaños más grandes, las híbridas y las introducidas en el ecosistema. Con ello, se pretende mostrar la diferencia entre las orquídeas naturales y las creadas en laboratorios y explicarnos el método, las características, etc.

Lo que comenzó como un movimiento local para defender el ecosistema y asegurar su protección frente a la amenaza del desarrollo agrícola ha terminado siendo una gran labor de recaudación de fondos, muchos de ellos conseguidos gracias a niños en escuelas de todo el mundo, que han permitido crear la reserva privada más grande del mundo.

La enorme zona protegida, de unas 23.000 hectáreas, se llama Bosque Eterno de los Niños en honor a los cuáqueros que la protegieron y a los niños que buscaron donativos para crearla. Además, hay un intenso trabajo de obtención de fondos para seguir desarrollando programas de protección, reforestación y educación. El sendero Bajo del Tigre, de 3,5 kilómetros, nos ofrece vistas más despejadas que las sendas del bosque húmedo porque la zona se taló a mediados del siglo pasado, aunque se está reforestando desde que es zona protegida. Una excelente idea es hacer la caminata guiada de noche y ver los ojos de los animales de noche…

Un clima tan húmedo y con tantas horas de niebla es un auténtico paraíso para los anfibios, que encuentran en Monteverde el lugar ideal para vivir. Por eso la región alberga uno de los mejores ranarios de Costa Rica, con unas 25 especies de este animal.

Allí encontraremos los llamativos tritones, las salamandras y especies de ranas tan curiosas como la rana de vidrio –que tiene una piel tan transparente que podemos ver algunos de sus órganos internos-, la rana leopardo –con su cabeza en forma de punta-, la rana venenosa verde y negro, la rana blue jeans –porque sus patas son azules y parece que lleve pantalones vaqueros- , la rana sonriente, la rana arbórea de ojos rojos o las ranas punta de flecha –con sus vivos colores-. Teniendo en cuenta que las ranas están más activas cuando hay menos luz, es mejor planear la visita a última hora de la tarde o por la noche. Así las podremos ver más fácilmente y escucharemos sus característicos sonidos.

El Bosque Nuboso de Monteverde es una de las zonas más ricas y espectaculares de Costa Rica. Y eso, obviamente, es mucho decir. Sus 13 kilómetros de sendas bien señalizadas, entre las que destacan el sendero Bosque Nuboso, El Camino –el preferido por los observadores de aves-, el sendero Pantanoso, el sendero Río –que nos regalará bellas panorámicas de las cataratas- o el precioso sendero Chomogo.

Debido a la fragilidad del entorno, la entrada está controlada y limitada, de tal manera que sólo se permite la visita de un máximo de 160 personas a la vez. Por eso, la mejor estrategia es llegar lo antes posible o acudir fuera de temporada para evitar esperar a que alguien salga. La reserva se puede recorrer por cuenta propia, pero es recomendable llevar un guía especializado. Es muy recomendable hacer una visita nocturna, una de las opciones de tours guiados además del avistamiento de aves y la de historia natural.

Una de las mejores maneras de aprovechar nuestro tiempo en el Bosque Nuboso de Monteverde es adentrarnos en Selvatura Park.

Y es que allí vamos a encontrar de todo. Selvatura tiene tres kilómetros de pasarelas sobre las copas de los árboles con ocho puentes colgantes, organiza impresionantes canopy tours –entre los más largos de todo el país-, cuenta con un rocódromo para escalar y un jardín de mariposas y colibrís (con más de 20 especies), y ofrece rutas naturales con guías. Y para poner el broche de oro, uno de sus mayores atractivos es la exposición de joyas del bosque tropical: la colección de insectos privada del entomólogo Richard Whitten. Es la colección más grande del mundo y ofrece una enorme variedad de animales, ordenados en un marco multicolor y muy didáctico. Miles de insectos palo, avispas, escarabajos, arañas, mariposas y muchos más insectos nos esperan en un recorrido apoyado por vídeo y música.

El Parque Nacional Tortuguero es famoso en todo el mundo porque acoge a varias de las especies de tortugas marinas de las que hay en el mundo. Sus playas albergan cada año, desde febrero a noviembre, un maravilloso espectáculo de tortugas hembra dejando sus huevos en la orilla dos semanas después del apareamiento.

Las tortugas anidan cada dos o tres años y hasta diez veces por temporada, dependiendo de la especie. Guiadas por su instinto, normalmente vuelven a la playa donde nacieron, por eso la costumbre de dejar sus huevos en Tortuguero se mantiene inalterable desde hace siglos. La tortugas hembra –el macho pasa toda su vida en el mar- excava en la arena un agujero para esconder decenas de huevos y lo tapa para dejarlos allí protegidos entre 45 y 70 días. De hecho, a veces cava otros agujeros para despistar a los depredadores. Cuando las pequeñas tortugas, del tamaño de la palma de una mano, salen del huevo, van todo lo rápido que pueden al agua en grupos reducidos para evitar la deshidratación y el ataque de otros animales. Se puede contemplar este espectáculo de febrero a noviembre, aunque la mejor época es a finales de julio y todo agosto, cuando se desova y se ve salir a las crías del cascarón.