
China: De Beijing a Hong Kong
- Duración
- 15 días
- Tipo de circuito
- Circuito


Las imágenes que evoca el nombre del país son solo una mínima parte de la verdadera realidad que te espera en China: su asombrosa y deliciosa gastronomía, las ciudades llenas de vida y de ajetreo, los conjuntos monumentales, el patrimonio histórico, el día a día de una sociedad compleja pero siempre abierta a los visitantes… China lo tiene todo, y estás a punto de empezar a descubrirlo.
"Beijing, Xi’an, Shanghái, Hong Kong… Este circuito te permitirá conocer los lugares más destacados, populares e interesantes de la geografía china"
Como no podía ser de otra forma, será Beijing, la gran capital de la República Popular China, el punto de partida de esta fascinante aventura. Allí podrás admirar algunos de los espacios más emblemáticos del país y de todo el continente asiático, como la plaza de Tiananmen, la Ciudad Prohibida o el Palacio de Verano. Por supuesto, tendrás el tiempo suficiente de hacerte mil y una fotos en la Gran Muralla China, una de las más grandiosas construcciones humanas de todos los tiempos. Además de Beijing, este circuito te llevará a Xi’an, donde asistirás boquiabierto al espectáculo que supone el ejército de guerreros y corceles de terracota; a Shanghái, la ciudad más grande, poblada y moderna del país; a Guilin, célebre por su gran belleza natural; a Guangzhou, la antigua Cantón, y a Hong Kong, importantísimo puerto comercial revestido, además, de un sinfín de historias y leyendas…
Emociones nuevas en tu viaje
La Ciudad Prohibida, cuyo nombre oficial es Museo del Palacio Imperial, es uno de los principales atractivos de todo Beijing. Se calcula que unos ocho millones de turistas visitan cada año este impresionante complejo palaciego formado por salones, jardines y pabellones. Las diversas construcciones que conforman la Ciudad Prohibida cubren una superficie de 72 hectáreas y el conjunto está rodeado por un foso de 52 metros de ancho y seis de profundidad, y una muralla. El palacio cuenta con más de 9.000 habitaciones y es el complejo imperial más grande y mejor conservado de China. La Ciudad Prohibida se denomina así porque a ella solo podían acceder los miembros de la familia imperial y la corte. El resto de los mortales tenía prohibido el paso, a menos que contaran con un permiso especial y muy difícil de conseguir. El complejo fue construido por Yong Le, tercer emperador de la Dinastía Ming, entre 1406 y 1420. Desde entonces y hasta 1911, con el final de la Dinastía Qing, fue la residencia oficial de los emperadores chinos. En ella vivieron 24 monarcas.
La Ciudad Prohibida se divide en dos: la Corte Exterior, que era la zona empleada para propósitos ceremoniales, y la Corte Interior, donde vivía el emperador y su familia. De las 980 construcciones que forman el complejo del palacio, las más impresionantes y visitadas son el Salón de la Armonía Suprema, que alberga el impresionante trono del emperador, y servía de escenario para las ceremonias más solemnes, el Salón de la Armonía Central y el Salón de la Armonía Conservada.

China, oficialmente denominada República Popular China, es, con casi 9,6 millones de kilómetros cuadrados, el tercer país más extenso del mundo, y el más poblado: cuenta con casi 1.400 millones de habitantes, unas 30 veces la población de España. En Beijing, su capital, viven más de 12 millones de almas. Históricamente ha sido el centro político y cultural del país, y actualmente es una megalópolis con una altísima densidad de población que se satura durante las horas punta, pero por suerte cuenta con una extensa y moderna red de transportes. Posee dos aeropuertos, 19 líneas de metro, una moderna red de ferrocarril para moverse tanto por la ciudad como por el resto del país y una flota de 20.000 autobuses circulando. Beijing es muy plana y tradicionalmente sus habitantes se han movido mucho en bicicleta, aunque el aumento del tráfico en los últimos años ha hecho que también sea cada vez más peligroso utilizar las dos ruedas.
La Gran Muralla es, con diferencia, la mayor atracción turística de China, y una de las siete Maravillas del Mundo, además de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1987. Cada año visitan este inmenso monumento decenas de millones de viajeros. No es para menos: la Gran Muralla es una de las mayores obras arquitectónicas jamás construidas por el ingenio humano. Oficialmente, su longitud es de 21.196 kilómetros, aunque esto incluye las barreras naturales, las trincheras y las construcciones dispersas que también formaban parte del sistema defensivo que fue la Gran Muralla. Además, contrariamente a lo que se cree, no es una construcción continua, ya que hay partes de la misma que se han perdido a través de los siglos. El trozo de Gran Muralla más conocido y visitado está a unos 70 kilómetros al noroeste de Beijing, la capital de China. Y este es, sin duda, el que deleitará nuestros sentidos y acaparará los flashes de nuestras cámaras.
La Gran Muralla se extiende por las provincias del norte de China y su construcción se alargó durante más de 2.000 años. Los historiadores creen que ya en el siglo IX antes de Cristo se crearon las primeras construcciones defensivas que después formarían parte de la Gran Muralla, y la fecha de su finalización se ha fijado en el año 1644 de nuestra era, en tiempos de la Dinastía Ming, aunque los trabajos de restauración y mantenimiento continuaron después. La función de la Gran Muralla era proteger el límite norte del Imperio chino de los ataques de los pueblos mongoles y manchúes. Actualmente, se mantienen en pie unos 10.000 kilómetros de muralla, que tienen una anchura media de alrededor de cinco metros. Su altura es variable, aunque en las partes más altas llega a sobrepasar los siete metros, sin contar las torres. Cuenta con más de 20.000 torres de vigilancia, además de otras 10.000 que servían para realizar señales lumínicas y de humo.

Al contrario de lo que muchos creen, la Gran Muralla no puede verse desde el espacio. Es un mito que viene de largo y que es muy anterior a la llegada del hombre a las estrellas. Ya en el siglo XVIII algunos autores afirmaban que la Gran Muralla sería la única obra creada por el ser humano que se vería desde el espacio. El mito ganó credibilidad en 1932 cuando la publicación “Ripley’s believe it or not!” también lo aseguró. Sin embargo, esta creencia se vino abajo con el comienzo de la era espacial. Ningún astronauta ha podido ver la Gran Muralla en sus viajes por la órbita terrestre y, en 2003, Yang Liwei, el primer chino que viajó al espacio, lo confirmó: la Gran Muralla es demasiado estrecha y se funde con los colores del paisaje, por lo que es imposible contemplarla a simple vista desde tan larga distancia.
Situada en el centro del país, en la provincia de Shaanxi, Xi’an está considerada una de las cunas de la cultura china. Es una gran ciudad, cuenta con más de 7 millones de habitantes -de hecho, es la capital de la provincia-, pero Xi’an tiene a sus espaldas una historia de más de 3.000 años, formó parte de la ruta de la seda y fue el centro de poder de doce dinastías. Todo ello hace que la ciudad sea una visita casi obligada en cualquier viaje por China gracias al gran valor de su patrimonio histórico y cultural.
Sin duda, la mayor atracción de Xi’an, y la que hace que miles de viajeros se desplacen al interior del país, es el impresionante mausoleo del emperador Qinshihuang y su ejército de Guerreros de Terracota, situado a unos 35 kilómetros al noreste de la ciudad. Es un reclamo turístico mundialmente conocido y de valor incalculable. Descubierto de manera fortuita en 1974 mientras se realizaban unas obras hidráulicas, el mausoleo, de 56 kilómetros cuadrados –está considerada la tumba más grande de las que se conservan en China–, es casi una ciudad subterránea que incluye la tumba del emperador –junto a otros cientos de enterramientos– y, lo más espectacular, un ejército de más de 7.000 guerreros de terracota con sus corceles y carros de bronce. Cada guerrero, de tamaño natural –miden 1,80 metros–, cuenta con rasgos distintos y en ocasiones portan armas reales. Se pueden visitar las excavaciones, que se mantienen dentro de un enorme hangar, y el Museo en el que se conservan los restos más destacados del conjunto arqueológico. La visita completa bien puede llevar un día entero. Este increíble tesoro histórico estuvo oculto durante más de 2.000 años y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987. Construido en el siglo III antes de Cristo, se cree que terminar tan enorme recinto funerario llevó unas cuatro décadas y empleó el trabajo de cientos de miles de obreros. Las excavaciones arqueológicas en el lugar aún están en curso y se cree que quedan muchos guerreros -y no se sabe cuántas más maravillas– todavía por descubrir.

Además del mausoleo del emperador Qinshihuang y su Ejército de Terracota, Xi’an cuenta con muchos otros atractivos que no te puedes perder si visitas a la ciudad. Por ejemplo, la Gran Pagoda de la Oca Salvaje, un bellísimo templo budista de 64 metros de altura que data del siglo VII y que está dentro del recinto del Templo Da Ci’en, o la gran muralla antigua que rodeaba la ciudad, una de las mejor conservadas de China. Tampoco debes perderte la Gran Mezquita del Barrio Musulmán, un recinto del siglo VIII de 13.000 metros cuadrados –es una de las mayores mezquitas de China– o el Templo Jianfu, que incluye la Pequeña Pagoda de la Oca Salvaje.
Con sus más de 20 millones de habitantes, Shanghai es la ciudad más poblada de China y, también, la más moderna y cosmopolita. Situada al este del país, en el delta del río Yangtsé, Shanghai es el centro económico y comercial de la República Popular China y uno de los puertos más grandes del mundo. La ciudad no forma parte de ninguna provincia, sino que es uno de los cuatro municipios chinos que están administrados directamente por el gobierno central.
Shanghai es una megalópolis de grandes contrastes. Por un lado, encontramos zonas de altos rascacielos futuristas como Pudong, el distrito financiero de la ciudad. Aquí se ubica, por ejemplo, la Torre de Televisión Perla Oriental, que le da un carácter inconfundible al skyline de la ciudad. Por otro, Shanghai conserva algunos vestigios de su pasado histórico que merece la pena conocer. El Bund, como se denomina el malecón de la ciudad, es uno de ellos. Situado a orillas del río Huangpu -una ramificación del Yangtsé-, es un paseo de un kilómetro y medio que conserva un buen número de bellos edificios de estilo colonial. Visitar el Bund al anochecer eleva la experiencia a un nivel superior, ya que se encuentra justo en la orilla opuesta al distrito de Pudong y podrás contemplar un increíble skyline reflejado en el río. Los Jardines Yuyuan, al norte de la ciudad, son otra famosa atracción turística de Shanghai y uno de los lugares más bellos y con más historia de la ciudad. Su origen se remonta al siglo XVI, a los tiempos de la Dinastía Ming, y contiene pabellones y estanques que forman un conjunto de gran belleza. Junto a los jardines se encuentra, además, un bazar muy popular. Tampoco debes perderte el Templo del Buda de Jade. Este templo budista, el lugar de culto más importante de Shanghai, alberga dos enormes esculturas de Buda talladas en jade, una sentada y otra yacente.

En un recorrido algo más amplio por Shanghai puedes incluir otras atracciones turísticas como la Plaza del Pueblo, donde encontrarás el Museo de Shanghai, con una valiosa colección de bronces, esculturas, pinturas o cerámicas, el Museo de Arte de Shanghai, el Gran Teatro de Shanghai o el espectacular Centro de Exposiciones de Urbanismo de Shanghai. También puedes darte un paseo por Xintiandi, un barrio de casas tradicionales restauradas que ahora alberga tiendas, restaurantes y cafés, o por el encantador barrio francés.
Cuando en Occidente pensamos en la gastronomía de China nos vienen a la cabeza los típicos rollitos de primavera y el arroz tres delicias. Cuando finalmente estés en este enorme país, te darás cuenta de que su cocina es, en realidad, una de las más ricas y refinadas del mundo. Esto se debe a la inmensidad del territorio chino, que cuenta con climas y culturas muy diversos, y por sus técnicas culinarias con miles de años de antigüedad. Los rasgos generales del recetario tradicional chino son su riqueza en colores, sabores y aromas, así como la intensa utilización de especias, aunque siempre de un modo equilibrado. La soja, el curry y el jengibre son muy utilizados y, por supuesto, el arroz es el ingrediente básico de muchos platos, o bien el eterno acompañante de los mismos.
En líneas generales, en China podemos diferenciar varias regiones culinarias: la cocina cantonesa, propia del cálido y húmedo sur del país, tiene como base una gran cantidad de vegetales frescos y, gracias a su cercanía al mar, cuenta con una buena variedad de pescados y mariscos. En esta región, sobre todo en la provincia de Guangdong y sus cercanías, son muy comunes los salteados y sofritos, y de ella son también originarios los famosos Dim Sum, esa especie de empanadillas al vapor rellenas “para complacer al corazón”, según su traducción. Por su parte, en la cocina del norte y en Beijing utilizan más las carnes –de cordero, res o cerdo– y, por supuesto, el pato, que alcanza su mayor exquisitez en el celebérrimo plato conocido como “pato laqueado”. En el este del país podrás encontrar varias regiones culinarias. Al norte del delta del río Yangtsé, cerca de Shanghai, abundan las elaboraciones a partir de albóndigas y fideos. Un plato tradicional de esta región, sobre todo de la provincia de Jiangsu, es la Cabeza de León, que consiste en una gran albóndiga cocida en caldo. En las provincias surorientales consumen mucho pescado y arroz, y también platos a base de cerdo y pato. Cabe decir que en la megalópolis de Shanghai encontrarás variedades gastronómicas de todo el país y también una cocina con muchas influencias occidentales. Mientras, al oeste, en la región de Sichuan, son muy aficionados a las especias y hierbas aromáticas, y encontrarás platos muy picantes bien repletos de guindilla y granos de pimienta.

El té es la bebida por excelencia de China, y una de las más populares y consumidas del mundo. Se cultiva en el país desde hace más de 4.000 años, sobre todo en las regiones del sur y suroeste, así como en las riberas norte y sur del río Yangtsé. Existen cientos de variedades de esta planta. La producción y procesamiento del té tienen su origen en China, y después se importaron a otras regiones cercanas, como Japón, Corea, Vietnam... Incluso la famosa ceremonia con la que se sirve se originó en este vasto país. El té se toma a lo largo del día, acompañando la comida o para socializar.
Situada al noreste de la región autónoma de Guanxi Zhuang, al sur del país, Guilin es una ciudad con una población de algo más de 5 millones de habitantes. Lo que hace que merezca la pena llegar hasta ella es la belleza inigualable de sus paisajes. Las formaciones kársticas -es decir, las rocas esculpidas por la erosión-, las colinas siempre verdes, los ríos de aguas esmeraldas que reflejan una naturaleza de tintes legendarios, las grutas y un clima templado se han unido para hacer de Guilin uno de los lugares más fascinantes de China. El símbolo de la ciudad es la colina de la Trompa de Elefante, llamada así porque su forma asemeja la de un enorme paquidermo metiendo la trompa en el río.
Guilin está bañada por el río Li, y una de las actividades más fascinantes que se pueden hacer en la zona es un crucero por los 83 kilómetros que separan esta ciudad del distrito de Yangshuo, que suele durar unas 4 horas. En el paseo descubrirás un paisaje impresionante de colinas, bosques de bambú, pueblos agrícolas, acantilados y grutas maravillosas. Otros lugares de interés por la zona son la Montaña de la Luna, llamada así porque un agujero con forma de media luna atraviesa la roca; la zona de los Dos Ríos y Cuatro Lagos, un conjunto paisajístico de gran belleza en la ciudad de Guilin; o la Ciudad de los Príncipes de Jingjiang, también en Guilin, un complejo palaciego del siglo XIV dominado por el Pico de la Belleza Solitaria, un pináculo de piedra desde el que tendrás una maravillosa vista de la ciudad. Si tienes tiempo, prepara una visita a los arrozales de Longji, a unos 100 kilómetros de Guilin. Organizadas en terrazas, las plantaciones serpentean por la falda de la montaña, creando un paisaje de cuento de hadas, ya que los campos inundados crean láminas de agua que reflejan el cielo.

La Cueva de las Flautas de Caña, a las afueras de Guilin, es una visita muy recomendable. Su nombre se debe a que en el exterior de la cueva crecen unas cañas con los que mucha gente hace flautas. La cueva cuenta con un recorrido de 240 metros lleno de estalactitas, pilares y formaciones rocosas creadas por deposición de carbonatos iluminadas con vivos colores. En la pared hay unas 70 inscripciones con relatos de viajes y poemas originarios de la dinastía Tang, que gobernó el país entre los siglos VII y X.
Situada en el sur del país, en la desembocadura del río Perla, Guangzhou, históricamente denominada Cantón, es la tercera ciudad más grande de la República Popular China y la capital de la provincia de Guangdong. Tiene una población de unos 12 millones de habitantes en su área metropolitana. Gracias a su ubicación, cercana al Mar de la China Meridional y a los importantes puertos de Hong Kong y Macao, la ciudad ha ganado importancia estratégica comercial en el país, hasta el punto de que a Guangzhou se le conoce como la Puerta del Sur de China. La mitad de los habitantes esta región habla cantonés, un dialecto que también está muy extendido en Hong Kong y Macao.
La antigua Cantón es una urbe cosmopolita con un moderno sistema de transportes y espectaculares construcciones. Entre todas, destaca la Torre de la Televisión, uno de los edificios más altos del mundo. Con sus 610 metros de altura, es un imponente rascacielos retorcido envuelto en una estructura enrejada, lo que lo hace muy fácil de reconocer. La Torre cuenta con un restaurante a 424 metros y un mirador a 450 metros desde el que podrás tener una increíble panorámica de la ciudad. A sus pies se encuentra la espectacular Plaza Huacheng, un enorme espacio abierto lleno de jardines rodeado de rascacielos. Pero Guangzhou también es una ciudad con un importante legado histórico. Prueba de ello es el Templo o Academia Ancestral de la Familia Chen. Construido con las donaciones de los miembros del clan Chen de toda China, el edificio es un bellísimo ejemplo de la arquitectura típica cantonesa, llena de formas intrincadas en muros, maderas y enrejados. Hoy es la sede del Museo de Artes Populares de Guangdong. Un lugar que también te puede interesar es el Mercado de Qingping, situado junto a la orilla del río Perla. En él podrás encontrar desde plantas medicinales hasta alimentos que se utilizan normalmente en la gastronomía china y que, todo hay que decirlo, pueden impactar un poco, así que acércate a sus puestos con la mente muy abierta.

Guangzhou, situada al sur del Trópico de Cáncer, cuenta con un clima subtropical influenciado por el monzón. Por eso, disfruta de un clima cálido y muy lluvioso en verano y suave en invierno. Debido a la elevada humedad y a su proverbial ‘eterna primavera’ durante todo el año, a Guangzhou se le denomina la “Ciudad de las Flores”, porque siempre está llena de vegetación. Pero la ciudad también tiene el sobrenombre de “Ciudad de las Cabras”. La razón tiene su origen en una leyenda milenaria. Al parecer, siglos atrás, durante la dinastía Zhou, Guangzhou fue azotada por una hambruna. Respondiendo a las plegarias de sus habitantes aparecieron cinco divinidades acompañadas, cada una, de una cabra con una espiga en la boca y se la dieron a la gente. Su bendición fue que nunca más sufrieran hambre, y así ocurrió. En recuerdo de esa leyenda, la cabra es un símbolo de la ciudad y encontrarás estatuas de ese animal a menudo. La más famosa, con las cinco cabras mitológicas, está en el Parque Yexiou.
Hong Kong está situada al sur de China, al final del delta del río Perla. El territorio está formado por una península –la de Kowloon– y unas 200 islas bañadas por el Mar de la China Meridional. De ellas, la más importante es la Isla Hong Kong, que concentra una buena parte de la población del territorio. Debido a su situación, desde la antigüedad su puerto ha sido un importante centro de intercambio internacional, lo que ha convertido a Hong Kong en una puerta entre Oriente y Occidente. Su nombre siempre nos evoca el exotismo del comercio de especias y el cosmopolitismo de las mil y una culturas que han pasado por ella. Hoy, con más de 7 millones de habitantes, Hong Kong es una de las urbes más densamente pobladas y uno de los centros financieros más importantes del mundo. Su skyline, lleno de rascacielos al pie del agua, es la estampa más reconocible de los denominados ‘dragones asiáticos’, los grandes mercados económicos del continente.
La mejor forma de contemplar esa panorámica futurista es desde el Pico Victoria –o, simplemente, el Pico–, el punto más alto de la Isla de Hong Kong. Para llegar hasta allí hay que tomar el Peak Tram, el funicular que te llevará hasta la cima. Desde lo alto, tendrás una de las panorámicas más fascinantes de Asia, con los rascacielos en primer término, el Puerto Victoria, la península de Kowloon y, en el horizonte, las verdes montañas de los denominados Nuevos Territorios. De noche, la ciudad brillará bajo tus pies con millones de luces. El Puerto Victoria, entre Kowloon y la Isla de Hong Kong, está considerado el corazón de la ciudad, y fue una de las razones por las que los británicos decidieron, en el siglo XIX, quedarse en el territorio. Ha sido lugar de intercambio comercial desde hace más de un siglo y medio. Una de las mejores formas de disfrutarlo es realizando un crucero por sus aguas. Otra visita que no debes perderte en Hong Kong es el Muelle de Aberdeen, al sur de la Isla de Hong Kong. Entre rascacielos, verás a los pescadores maniobrando en los tradicionales juncos –embarcaciones de madera–. Pocos lugares representan tan bien el contraste entre tradición y modernidad como este. Además, Aberdeen es el sitio indicado para comer marisco. Aquí encontrarás el famoso Jumbo Kingdom, el restaurante flotante más grande del mundo, con capacidad para 2.300 comensales. Si tienes tiempo para un día de playa, acércate a la de Repulse. Es muy concurrida por los turistas. Cerca de ella encontrarás el Repulse Bay, un edificio de estilo colonial de la década de 1920 que hoy está lleno de restaurantes y tiendas de diseño.

Desde el siglo XIX, Hong Kong ha estado marcada por el colonialismo británico. Tras la Primera Guerra del Opio, en 1842 el imperio británico estableció allí una importante colonia. En 1997 se produjo la transferencia de soberanía a la República Popular China, pero como un territorio de administración especial. De hecho, Hong Kong cuenta con una gran autonomía económica, judicial y aduanera, y, bajo la idea de “un país, dos sistemas” el territorio disfruta de un sistema económico capitalista mientras el resto del país es socialista. En el territorio, la moneda de curso legal es el dólar de Hong Kong.
El plan de viaje a tu alcance
- Sin comidas.
- Beijing Capital
- Sin comidas.
- Beijing Capital
- Desayuno. Comida.
- Beijing Capital
- Panorámica de Beijing
- Desayuno. Comida. Cena de pato laqueado.
- Beijing Capital
- La Gran Muralla
- Desayuno. Comida.
- Xi An
- Templo del Cielo
- Desayuno. Comida.
- Xi An
- Museo de Guerreros y Corceles de terracota
- Panorámica de Xi'an
- Desayuno. Comida.
- Shanghai
- Panorámica de Shanghai
- Desayuno.
- Shanghai
- Desayuno.
- Guilin
- Desayuno. Comida.
- Guangzhou
- Crucero por el río Li
- Gruta de Flautas de Caña
- Desayuno. Comida.
- Hong Kong
- Panorámica de Guangzhou
- Desayuno.
- Hong Kong
- Panorámica de Hong Kong
- Desayuno.
- Hong Kong
- Desayuno.
- Hong Kong
- Según itinerario
- España
¿Quieres saber más de China?
China es un país tan grande y en el que conviven tantas culturas, climas y etnias que resulta harto complicado hablar de una gastronomía china en general. Lo que sí podemos decir es que la cocina de este país es una de las más sabrosas, sanas y variadas de todo el planeta, y que poco o nada tiene que ver con la que estamos acostumbrados a ver y probar en los restaurantes chinos occidentales. Dependiendo de la zona o región en la que nos encontremos, el recetario tradicional y la forma de cocinar los alimentos varía considerablemente.
Así, la cocina cantonesa en particular y del sudeste de China en general, los sabores son suaves y sencillos, sin apenas presencia del picante, y con una lista de ingredientes reducida pero muy interesante. El pescado fresco y un amplísimo surtido de vegetales se combinan con salsa de soja, jengibre, azúcar, sal, ajo, vino de arroz, almidón y aceite. Por su parte, la cocina propia de la provincia de Sichuan sí suele ser picante, y la pimienta llamada Fagara (o pimienta de Sichuan) es una de las estrellas. El jengibre y los pimientos picantes completan el repertorio de sabores intensos. La gastronomía de Huaiyang, y de toda la provincia de Henan, es la más delicada del país, y destaca por el empleo de ingredientes sutiles, sabores suaves y elegantes y una presentación exquisita a la hora de servir los platos, mientras que en Shandong predominan los fritos y los salteados rápidos, con muy poca presencia de especias y generalmente protagonizados por mariscos frescos y algas.
China es todo un paraíso para los amantes de las compras. A lo largo y ancho del país existen miles y miles de tiendas, centros comerciales y mercadillos que ofrecen al viajero las mercancías más variadas.
Algunos de los productos más típicos y habituales en los mostradores de todo el país son los objetos de jade, artesanía de todos los tipos, tamaños y colores, sedas y otros delicados tejidos, como el cashmere, prendas de ropa, alfombras, antigüedades y una clase de artesanía en bronce muy bonita y pintoresca llamada cloisonné. Mención aparte merecen el té y las hierbas medicinales. El té constituye todo un universo paralelo en China, y se pueden encontrar todas las variedades imaginables, además de cualquier artículo para su preparación o consumo, como teteras, tazas, vasitos, cuberterías de plata y otros materiales, etcétera. En cuanto a las hierbas medicinales, también las hay por doquier, pero lo más recomendable es comprarlas en las pequeñas tiendas tipo herboristería con las que cuentan la mayoría de los hoteles de las grandes ciudades. Por último, cabe destacar que, desde julio de 2015, existen en China tiendas libres de impuestos. Si gastas más de 500 yuanes te devuelven el 9 por ciento de la compra. La mayoría de las tiendas ‘tax free’ se encuentran en las zonas más concurridas de las grandes ciudades.
Teniendo en cuenta las colosales dimensiones del país, y el gran número de provincias, regiones autónomas, ciudades, etnias y grupos religiosos que conviven en China, todos los días del año son festivos en, al menos, un par de sitios. Pero hay una serie de fechas en las que la nación entera deja lo que está haciendo para salir a celebrarlo:
• 1 de enero: Año nuevo occidental. Aunque los chinos se rigen por otro calendario, han adoptado la costumbre de celebrar nuestro año nuevo.
• 8 de marzo: Día Internacional de la Mujer.
• 1 de mayo: Día del Trabajo.
• 1 de julio: Aniversario de la fundación del Partido Comunista Chino.
• 1 de agosto: Aniversario de la fundación del Ejército de Liberación del Pueblo.
• 1 de octubre: Día Nacional de China, se conmemora el aniversario de la fundación de la República Popular.
• Año Nuevo Chino o Fiesta de la Primavera: Se celebra el primer día del primer mes del calendario lunar. Suele ser a finales de enero o principios de febrero.
• No beber agua que no sea embotellada
• No comer verduras crudas ni fruta sin pelar
• Mantener una pulcra higiene de manos, lavándolas a conciencia antes de cada comida
• Consultar con tu médico si vas a visitar zonas rurales