
China: China esencial y Osos Panda
- Duración
- 14 días
- Tipo de circuito
- Circuito


Durante tu estancia en China no habrá ni un solo día en que no descubras algo nuevo, algo estimulante, interesante o irrepetible. Durante tu gran viaje, cada jornada estará impregnada de la magia de este país único, y dependerá solo de ti con cuál de todas esas imágenes te quedas al acostarte.
"De norte a sur y de este a oeste, explora lo mejor que te ofrece China a través de este circuito totalmente irrepetible"
Los días que tienes por delante serán, sin duda alguna, un auténtico carrusel de imágenes irrepetibles y de experiencias imposibles de olvidar. Todo empezará en Beijing, donde visitarás la Ciudad Prohibida, el Palacio de Verano, la plaza de Tiananmen, el Templo del Cielo y el Parque Olímpico, y seguirá a las afueras de la ciudad, donde podrás ver con tus propios ojos una de las Siete Maravillas de Mundo Moderno: la Gran Muralla China. Tu aventura continuará lejos de la capital, en uno de los lugares con más historia de todo el país. Hablamos de Xi’an, donde yace un ejército de más de 7.000 guerreros de terracota, famoso en todo el planeta. Chengdu te dará la oportunidad de contemplar a un gran número de osos panda viviendo en su hábitat natural, dentro de una reserva única en el mundo, mientras que las ciudades de Hangzhou y Suzhou te mostrarán la cara más bella, bucólica y encantadora de China. Para terminar, Shanghái, la gran Shanghái, pondrá el broche de oro a tu aventura, con sus rascacielos, sus preciosos jardines y sus bonitos monumentos.
Emociones nuevas en tu viaje
La historia de Beijing se remonta varios siglos atrás. Ya en el siglo XV la Dinastía Ming estableció en ella la capital del imperio, y en la actualidad quedan algunos vestigios de este pasado imperial. Es el caso del Templo del Cielo, construido en 1420 y que aún hoy es el mayor santuario de China. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998, está situado al sur de la Ciudad Prohibida, y está formado por varias construcciones. La más conocida de ellas es el Pabellón por la Oración de la Buena Cosecha, de planta circular y con un interior maravillosamente recargado.
Partiendo desde la Ciudad Prohibida, el paseo se puede extender hasta el Parque Jingshan, situado al norte del conjunto palaciego. El centro del parque es una colina artificial construida siglos atrás con el material que sobró al cavar los fosos que rodean la Ciudad Prohibida. Está llena de jardines y ejemplos de arquitectura tradicional. Además, al ser el punto más alto de Beijing, en un día claro se puede disfrutar desde allá arriba de una maravillosa perspectiva de la Ciudad Prohibida y de Beijing bajo nuestros pies. El Palacio de Verano, el lugar de descanso de la Familia Imperial, es también una visita imperdible que, hecha con calma, bien puede llevar buena parte del día. Está situado a unos 12 kilómetros del centro de Beijing. En una extensión de unas 300 hectáreas entre el lago Kunming y la Colina de la Longevidad, se encuentran una serie de palacios, pabellones, jardines, teatros y puentes entre los que será un placer perderse. El conjunto que forma el Palacio de Verano fue construido en 1750, durante el reinado de la Dinastía Qing, y sufrió varias remodelaciones con posterioridad. Igual que el Templo del Cielo, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998. Si en tu visita a Beijing todavía queda tiempo, puedes acercarte hasta las tumbas de la Dinastía Ming, situadas a unos 50 kilómetros de la ciudad. El conjunto de mausoleos rodeados de jardines forma una bellísima necrópolis de unos 40 kilómetros cuadrados en la que están enterrados trece emperadores.

Al igual que ocurrió con Barcelona en 1992, la celebración de unos Juegos Olímpicos supuso para Beijing en 2008 una remodelación profunda de la ciudad. Desde varios años antes, la ciudad se esforzó en modernizar sus infraestructuras y no escatimó en presupuesto para crear algunas de las construcciones deportivas más fascinantes y modernas que hoy podemos encontrar en la ciudad, en China y, por qué no decirlo, en todo el mundo. Entre todas ellas destacan el Estadio Nacional, también conocido como Nido de Pájaro por su aspecto (un enorme enrejado de acero), diseñado por el estudio de arquitectura Herzog & de Meuron; o el Centro Acuático Nacional, proyectado por el estudio PTW Architects, y que parece un enorme cubo formado por burbujas de agua. Además, para hacer frente a la masiva visita de público y medios de comunicación, el Aeropuerto Internacional de Beijing fue ampliado con una tercera terminal firmada por Norman Foster, y se amplió considerablemente la red de metro. Se considera que los Juegos Olímpicos de Beijing fueron los más costosos jamás celebrados en la historia.
La Gran Muralla es, con diferencia, la mayor atracción turística de China, y una de las siete Maravillas del Mundo, además de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1987. Cada año visitan este inmenso monumento decenas de millones de viajeros. No es para menos: la Gran Muralla es una de las mayores obras arquitectónicas jamás construidas por el ingenio humano. Oficialmente, su longitud es de 21.196 kilómetros, aunque esto incluye las barreras naturales, las trincheras y las construcciones dispersas que también formaban parte del sistema defensivo que fue la Gran Muralla. Además, contrariamente a lo que se cree, no es una construcción continua, ya que hay partes de la misma que se han perdido a través de los siglos. El trozo de Gran Muralla más conocido y visitado está a unos 70 kilómetros al noroeste de Beijing, la capital de China. Y este es, sin duda, el que deleitará nuestros sentidos y acaparará los flashes de nuestras cámaras.
La Gran Muralla se extiende por las provincias del norte de China y su construcción se alargó durante más de 2.000 años. Los historiadores creen que ya en el siglo IX antes de Cristo se crearon las primeras construcciones defensivas que después formarían parte de la Gran Muralla, y la fecha de su finalización se ha fijado en el año 1644 de nuestra era, en tiempos de la Dinastía Ming, aunque los trabajos de restauración y mantenimiento continuaron después. La función de la Gran Muralla era proteger el límite norte del Imperio chino de los ataques de los pueblos mongoles y manchúes. Actualmente, se mantienen en pie unos 10.000 kilómetros de muralla, que tienen una anchura media de alrededor de cinco metros. Su altura es variable, aunque en las partes más altas llega a sobrepasar los siete metros, sin contar las torres. Cuenta con más de 20.000 torres de vigilancia, además de otras 10.000 que servían para realizar señales lumínicas y de humo.

Al contrario de lo que muchos creen, la Gran Muralla no puede verse desde el espacio. Es un mito que viene de largo y que es muy anterior a la llegada del hombre a las estrellas. Ya en el siglo XVIII algunos autores afirmaban que la Gran Muralla sería la única obra creada por el ser humano que se vería desde el espacio. El mito ganó credibilidad en 1932 cuando la publicación “Ripley’s believe it or not!” también lo aseguró. Sin embargo, esta creencia se vino abajo con el comienzo de la era espacial. Ningún astronauta ha podido ver la Gran Muralla en sus viajes por la órbita terrestre y, en 2003, Yang Liwei, el primer chino que viajó al espacio, lo confirmó: la Gran Muralla es demasiado estrecha y se funde con los colores del paisaje, por lo que es imposible contemplarla a simple vista desde tan larga distancia.
Situada en el centro del país, en la provincia de Shaanxi, Xi’an está considerada una de las cunas de la cultura china. Es una gran ciudad, cuenta con más de 7 millones de habitantes -de hecho, es la capital de la provincia-, pero Xi’an tiene a sus espaldas una historia de más de 3.000 años, formó parte de la ruta de la seda y fue el centro de poder de doce dinastías. Todo ello hace que la ciudad sea una visita casi obligada en cualquier viaje por China gracias al gran valor de su patrimonio histórico y cultural.
Sin duda, la mayor atracción de Xi’an, y la que hace que miles de viajeros se desplacen al interior del país, es el impresionante mausoleo del emperador Qinshihuang y su ejército de Guerreros de Terracota, situado a unos 35 kilómetros al noreste de la ciudad. Es un reclamo turístico mundialmente conocido y de valor incalculable. Descubierto de manera fortuita en 1974 mientras se realizaban unas obras hidráulicas, el mausoleo, de 56 kilómetros cuadrados –está considerada la tumba más grande de las que se conservan en China–, es casi una ciudad subterránea que incluye la tumba del emperador –junto a otros cientos de enterramientos– y, lo más espectacular, un ejército de más de 7.000 guerreros de terracota con sus corceles y carros de bronce. Cada guerrero, de tamaño natural –miden 1,80 metros–, cuenta con rasgos distintos y en ocasiones portan armas reales. Se pueden visitar las excavaciones, que se mantienen dentro de un enorme hangar, y el Museo en el que se conservan los restos más destacados del conjunto arqueológico. La visita completa bien puede llevar un día entero. Este increíble tesoro histórico estuvo oculto durante más de 2.000 años y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987. Construido en el siglo III antes de Cristo, se cree que terminar tan enorme recinto funerario llevó unas cuatro décadas y empleó el trabajo de cientos de miles de obreros. Las excavaciones arqueológicas en el lugar aún están en curso y se cree que quedan muchos guerreros -y no se sabe cuántas más maravillas– todavía por descubrir.

Además del mausoleo del emperador Qinshihuang y su Ejército de Terracota, Xi’an cuenta con muchos otros atractivos que no te puedes perder si visitas a la ciudad. Por ejemplo, la Gran Pagoda de la Oca Salvaje, un bellísimo templo budista de 64 metros de altura que data del siglo VII y que está dentro del recinto del Templo Da Ci’en, o la gran muralla antigua que rodeaba la ciudad, una de las mejor conservadas de China. Tampoco debes perderte la Gran Mezquita del Barrio Musulmán, un recinto del siglo VIII de 13.000 metros cuadrados –es una de las mayores mezquitas de China– o el Templo Jianfu, que incluye la Pequeña Pagoda de la Oca Salvaje.
Con sus más de 20 millones de habitantes, Shanghai es la ciudad más poblada de China y, también, la más moderna y cosmopolita. Situada al este del país, en el delta del río Yangtsé, Shanghai es el centro económico y comercial de la República Popular China y uno de los puertos más grandes del mundo. La ciudad no forma parte de ninguna provincia, sino que es uno de los cuatro municipios chinos que están administrados directamente por el gobierno central.
Shanghai es una megalópolis de grandes contrastes. Por un lado, encontramos zonas de altos rascacielos futuristas como Pudong, el distrito financiero de la ciudad. Aquí se ubica, por ejemplo, la Torre de Televisión Perla Oriental, que le da un carácter inconfundible al skyline de la ciudad. Por otro, Shanghai conserva algunos vestigios de su pasado histórico que merece la pena conocer. El Bund, como se denomina el malecón de la ciudad, es uno de ellos. Situado a orillas del río Huangpu -una ramificación del Yangtsé-, es un paseo de un kilómetro y medio que conserva un buen número de bellos edificios de estilo colonial. Visitar el Bund al anochecer eleva la experiencia a un nivel superior, ya que se encuentra justo en la orilla opuesta al distrito de Pudong y podrás contemplar un increíble skyline reflejado en el río. Los Jardines Yuyuan, al norte de la ciudad, son otra famosa atracción turística de Shanghai y uno de los lugares más bellos y con más historia de la ciudad. Su origen se remonta al siglo XVI, a los tiempos de la Dinastía Ming, y contiene pabellones y estanques que forman un conjunto de gran belleza. Junto a los jardines se encuentra, además, un bazar muy popular. Tampoco debes perderte el Templo del Buda de Jade. Este templo budista, el lugar de culto más importante de Shanghai, alberga dos enormes esculturas de Buda talladas en jade, una sentada y otra yacente.

En un recorrido algo más amplio por Shanghai puedes incluir otras atracciones turísticas como la Plaza del Pueblo, donde encontrarás el Museo de Shanghai, con una valiosa colección de bronces, esculturas, pinturas o cerámicas, el Museo de Arte de Shanghai, el Gran Teatro de Shanghai o el espectacular Centro de Exposiciones de Urbanismo de Shanghai. También puedes darte un paseo por Xintiandi, un barrio de casas tradicionales restauradas que ahora alberga tiendas, restaurantes y cafés, o por el encantador barrio francés.
Cuando en Occidente pensamos en la gastronomía de China nos vienen a la cabeza los típicos rollitos de primavera y el arroz tres delicias. Cuando finalmente estés en este enorme país, te darás cuenta de que su cocina es, en realidad, una de las más ricas y refinadas del mundo. Esto se debe a la inmensidad del territorio chino, que cuenta con climas y culturas muy diversos, y por sus técnicas culinarias con miles de años de antigüedad. Los rasgos generales del recetario tradicional chino son su riqueza en colores, sabores y aromas, así como la intensa utilización de especias, aunque siempre de un modo equilibrado. La soja, el curry y el jengibre son muy utilizados y, por supuesto, el arroz es el ingrediente básico de muchos platos, o bien el eterno acompañante de los mismos.
En líneas generales, en China podemos diferenciar varias regiones culinarias: la cocina cantonesa, propia del cálido y húmedo sur del país, tiene como base una gran cantidad de vegetales frescos y, gracias a su cercanía al mar, cuenta con una buena variedad de pescados y mariscos. En esta región, sobre todo en la provincia de Guangdong y sus cercanías, son muy comunes los salteados y sofritos, y de ella son también originarios los famosos Dim Sum, esa especie de empanadillas al vapor rellenas “para complacer al corazón”, según su traducción. Por su parte, en la cocina del norte y en Beijing utilizan más las carnes –de cordero, res o cerdo– y, por supuesto, el pato, que alcanza su mayor exquisitez en el celebérrimo plato conocido como “pato laqueado”. En el este del país podrás encontrar varias regiones culinarias. Al norte del delta del río Yangtsé, cerca de Shanghai, abundan las elaboraciones a partir de albóndigas y fideos. Un plato tradicional de esta región, sobre todo de la provincia de Jiangsu, es la Cabeza de León, que consiste en una gran albóndiga cocida en caldo. En las provincias surorientales consumen mucho pescado y arroz, y también platos a base de cerdo y pato. Cabe decir que en la megalópolis de Shanghai encontrarás variedades gastronómicas de todo el país y también una cocina con muchas influencias occidentales. Mientras, al oeste, en la región de Sichuan, son muy aficionados a las especias y hierbas aromáticas, y encontrarás platos muy picantes bien repletos de guindilla y granos de pimienta.

El té es la bebida por excelencia de China, y una de las más populares y consumidas del mundo. Se cultiva en el país desde hace más de 4.000 años, sobre todo en las regiones del sur y suroeste, así como en las riberas norte y sur del río Yangtsé. Existen cientos de variedades de esta planta. La producción y procesamiento del té tienen su origen en China, y después se importaron a otras regiones cercanas, como Japón, Corea, Vietnam... Incluso la famosa ceremonia con la que se sirve se originó en este vasto país. El té se toma a lo largo del día, acompañando la comida o para socializar.
El oso panda gigante es uno de los tesoros nacionales de China, y también es una especie muy amenazada. Se calcula que existen menos de 1.000 ejemplares en estado salvaje, y el 80 por ciento tiene su hábitat en Sichuan. Por eso, en la ciudad de Chengdú, capital de la provincia, al sudoeste del país, este hermoso y frágil plantígrado tiene uno de sus principales refugios. El Centro de Cría del Oso Panda de Chengdú, a 10 kilómetros de la ciudad, ocupa una superficie de más de 370 kilómetros cuadrados, y tiene una particularidad que lo hace muy especial: de todos los centros de este tipo que existen en el mundo, este es el único situado en un área metropolitana. El centro imita lo más fielmente posible el hábitat natural del oso panda, con el fin de favorecer su cría y reproducción. El centro también es un refugio para otras 20 especies, como grullas de cuello negro o cigüeñas. En el Centro de Cría del Oso Panda de Chengdú podrás observar en vivo el comportamiento de estos animales, así como sus hábitos de alimentación o sus juegos. También podrás visitar el Museo del Panda Gigante, el único del mundo dedicado a especies raras o amenazadas. Las tres salas están dedicadas, respectivamente, a los osos panda, a las mariposas y a los vertebrados.
Con el fin de proteger al panda gigante, en las últimas décadas Chengdú ha establecido varias reservas en su territorio. La Reserva Natural Nacional de Wolong, situada a unos 130 kilómetros de Chengdú, es la más importante. Se trata de un área protegida con una superficie de más de 200.000 hectáreas. Wolong es el hogar de un buen número de pandas gigantes, pero también de otras especies amenazadas como el langur chato dorado, un primate cuyo hábitat se limita a tres provincias de China; ciervos de hocico blanco o pandas rojos. Unos 100.000 visitantes se acercan cada año a la reserva, situada en una hermosa región montañosa.

Cerca de Chengdú se encuentra una atracción turística que te dejará con la boca abierta. El Gran Buda de Leshan es, de lejos, la mayor estatua de Buda esculpida en piedra del mundo. Situado en un acantilado, en la confluencia de los ríos Min Jiang, Dadu y Qingyi, y rodeado de vegetación, el Gran Buda de Leshan mide 71 metros de alto. La estatua tiene una antigüedad de 1.200 años y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996.
Situada en el este del país, junto a la desembocadura del río Qiantang y el Gran Canal de China, Hangzhou es una ciudad famosa por su pasado histórico y la belleza de su entorno. Cuando llegues a ella te darás cuenta de por qué Hangzhou está considerada una de las ciudades más hermosas de China. El propio Marco Polo, en el siglo XIII, dijo de ella que era la ciudad más suntuosa y elegante de las que había conocido. En el imaginario colectivo, Hangzhou cuenta con los escenarios más genuinamente chinos, con pabellones que se reflejan en el agua cubierta de la neblina baja sobre la que se mueven las embarcaciones tradicionales; jardines perfectamente cuidados y templos escondidos entre los bosques. De hecho, en siglos pasados Hangzhou era conocida como el Paraíso en la Tierra. Eso sí, también tiene su cara más moderna y cosmopolita, ya que cuenta con más de 6 millones de habitantes y está llena de rascacielos.
Entre los muchos lugares religiosos que hay en Hangzhou -como la Pagoda de las Seis Armonías o el Templo Yue Fei-, destaca el Templo de las Almas Escondidas, uno de los lugares de culto budista más grandes de China. El recinto cuenta con bellas pagodas y miles de esculturas de buda excavadas en la roca y en las grutas. El templo ha sido lugar de peregrinación durante 1.700 años y hoy es una visita casi obligatoria para los turistas que visitan la ciudad. Una visita muy interesante es la aldea de Mei Jia Wu, situada en la orilla occidental del Lago del Oeste. El lugar es muy conocido por la producción del té Longjing, la variedad de té verde más apreciada en China. Esta planta se cultiva en la aldea desde hace más de 600 años. Las características del terreno hacen que las faldas de la montaña siempre estén cubiertas de humedad y niebla, lo que crea un clima perfecto para el cultivo de este té. En la aldea puedes conocer todo sobre la cultura del té en China y, también, degustar esta variedad, ya que hay un sinfín de teterías.

Uno de los principales puntos de interés turístico de Hangzhou es el Lago Oeste, que concentra el mayor número de atractivos históricos y culturales de la ciudad y es, también, uno de los lugares más bellos de China. De hecho, su paisaje cultural fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Rodeado de colinas por tres de sus lados -y cerrado por el centro histórico de la ciudad-, el lago está lleno de islas artificiales, pabellones, villas, bulevares, puentes, pasarelas de madera sobre el agua, parques, museos, monasterios... Es muy recomendable realizar una excursión alrededor del lago para disfrutar de todas sus maravillas, y obtener, al anochecer, una estampa maravillosa, con la luz de poniente reflejada en el agua. Por la noche, es muy habitual que haya espectáculos de luces y sonido para los visitantes.
Ubicada en el delta del río Yangtsé, Suzhou es una ciudad fascinante porque casi la mitad de su territorio está inundada por el agua. Cuatro quintas partes del lago Tai, una de las mayores masas de agua dulce de China, están en Suzhou. Además, la ciudad está dividida de norte a sur por el Gran Canal de China, y por el área discurre una gran cantidad de arroyos y estanques. Esto hace que Suzhou tenga el sobrenombre de la “Venecia de Oriente”.
Uno de los mayores atractivos de Suzhou son sus jardines. Durante las dinastías Ming y Qing la ciudad ya era conocida por albergar más de 200 jardines, algunos de los cuales han permanecido casi intactos a través de los siglos. Los jardines clásicos chinos, construidos entre los siglos XI y XIX, intentaban recrear paisajes naturales en miniatura, y nueve de los que se conservan en Suzhou han sido declarados en algún momento Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El Jardín del Pescador es uno de los más bellos. Es de pequeño tamaño -ocupa solo media hectárea-, pero también es uno de los más impresionantes porque los artistas tuvieron que emplearse a fondo para imitar el mayor número de paisajes diferentes. El resultado es de un equilibrio y belleza increíbles. Fue construido durante la dinastía Song -siglos X a XIII- y restaurado en el siglo XVIII. También es muy recomendable dar un paseo por la Colina del Tigre, situada en el centro de la ciudad. Allí se encuentra la Pagoda de Yunyan. Con 47 metros de altura, fue construida en el siglo X y como curiosidad debes saber que durante estos siglos se ha ido inclinando como si de una Torre de Pisa china se tratara.

Al sudoeste de Suzhou se encuentra el área de Panmen, que puede suponer también una visita interesante. El lugar, lleno de jardines, cuenta con algunos vestigios históricos como la Pagoda de Ruiguang, la más antigua de Suzhou, que se cree que fue construida en el siglo III. También está la antigua puerta de la ciudad de Panmen, construida por primera vez entre los siglos VIII y V a.C. y reconstruida más tarde. Por último, aquí va una recomendación: no dejes de hacerte alguna fotografía en el puente de Wumen, construido en el siglo XI y que hoy es el puente antiguo más alto de Suzhou: mide 11 metros de alto y 66 de largo.
El plan de viaje a tu alcance
- Sin comidas.
- Beijing Capital
- Desayuno. Comida.
- Beijing Capital
- Panorámica de Beijing
- Desayuno. Comida. Cena de pato laqueado.
- Beijing Capital
- La Gran Muralla
- Desayuno. Comida.
- Xi An
- Templo del Cielo
- Desayuno. Comida.
- Xi An
- Museo de Guerreros y Corceles de terracota
- Panorámica de Xi'an
- Desayuno.
- Chengdu
- Desayuno. Comida.
- Chengdu
- Centro de cría del Oso Panda con guía local de habla inglesa
- Desayuno.
- Hangzhou
- Desayuno. Comida.
- Hangzhou
- Panorámica de Hangzhou
- Desayuno. Comida.
- Suzhou
- Panorámica de Suzhou
- Desayuno. Comida.
- Shanghai
- Panorámica de Shanghai
- Desayuno.
- Shanghai
- Desayuno.
- Shanghai
¿Quieres saber más de China?
China es un país tan grande y en el que conviven tantas culturas, climas y etnias que resulta harto complicado hablar de una gastronomía china en general. Lo que sí podemos decir es que la cocina de este país es una de las más sabrosas, sanas y variadas de todo el planeta, y que poco o nada tiene que ver con la que estamos acostumbrados a ver y probar en los restaurantes chinos occidentales. Dependiendo de la zona o región en la que nos encontremos, el recetario tradicional y la forma de cocinar los alimentos varía considerablemente.
Así, la cocina cantonesa en particular y del sudeste de China en general, los sabores son suaves y sencillos, sin apenas presencia del picante, y con una lista de ingredientes reducida pero muy interesante. El pescado fresco y un amplísimo surtido de vegetales se combinan con salsa de soja, jengibre, azúcar, sal, ajo, vino de arroz, almidón y aceite. Por su parte, la cocina propia de la provincia de Sichuan sí suele ser picante, y la pimienta llamada Fagara (o pimienta de Sichuan) es una de las estrellas. El jengibre y los pimientos picantes completan el repertorio de sabores intensos. La gastronomía de Huaiyang, y de toda la provincia de Henan, es la más delicada del país, y destaca por el empleo de ingredientes sutiles, sabores suaves y elegantes y una presentación exquisita a la hora de servir los platos, mientras que en Shandong predominan los fritos y los salteados rápidos, con muy poca presencia de especias y generalmente protagonizados por mariscos frescos y algas.
China es todo un paraíso para los amantes de las compras. A lo largo y ancho del país existen miles y miles de tiendas, centros comerciales y mercadillos que ofrecen al viajero las mercancías más variadas.
Algunos de los productos más típicos y habituales en los mostradores de todo el país son los objetos de jade, artesanía de todos los tipos, tamaños y colores, sedas y otros delicados tejidos, como el cashmere, prendas de ropa, alfombras, antigüedades y una clase de artesanía en bronce muy bonita y pintoresca llamada cloisonné. Mención aparte merecen el té y las hierbas medicinales. El té constituye todo un universo paralelo en China, y se pueden encontrar todas las variedades imaginables, además de cualquier artículo para su preparación o consumo, como teteras, tazas, vasitos, cuberterías de plata y otros materiales, etcétera. En cuanto a las hierbas medicinales, también las hay por doquier, pero lo más recomendable es comprarlas en las pequeñas tiendas tipo herboristería con las que cuentan la mayoría de los hoteles de las grandes ciudades. Por último, cabe destacar que, desde julio de 2015, existen en China tiendas libres de impuestos. Si gastas más de 500 yuanes te devuelven el 9 por ciento de la compra. La mayoría de las tiendas ‘tax free’ se encuentran en las zonas más concurridas de las grandes ciudades.
Teniendo en cuenta las colosales dimensiones del país, y el gran número de provincias, regiones autónomas, ciudades, etnias y grupos religiosos que conviven en China, todos los días del año son festivos en, al menos, un par de sitios. Pero hay una serie de fechas en las que la nación entera deja lo que está haciendo para salir a celebrarlo:
• 1 de enero: Año nuevo occidental. Aunque los chinos se rigen por otro calendario, han adoptado la costumbre de celebrar nuestro año nuevo.
• 8 de marzo: Día Internacional de la Mujer.
• 1 de mayo: Día del Trabajo.
• 1 de julio: Aniversario de la fundación del Partido Comunista Chino.
• 1 de agosto: Aniversario de la fundación del Ejército de Liberación del Pueblo.
• 1 de octubre: Día Nacional de China, se conmemora el aniversario de la fundación de la República Popular.
• Año Nuevo Chino o Fiesta de la Primavera: Se celebra el primer día del primer mes del calendario lunar. Suele ser a finales de enero o principios de febrero.
• No beber agua que no sea embotellada
• No comer verduras crudas ni fruta sin pelar
• Mantener una pulcra higiene de manos, lavándolas a conciencia antes de cada comida
• Consultar con tu médico si vas a visitar zonas rurales