China: China clásica: Beijing, Xi'an y Shanghai
- Duración
- 9 días
- Tipo de circuito
- Gran Viaje
Este es el momento perfecto para conocer la grandeza de Beijing, capital del país, con sus increíbles monumentos, plazas y edificios; la imborrable imagen de la Gran Muralla grabada a fuego en vuestra memoria; la insólita, sabrosa y a veces sorprendente gastronomía china; los guerreros de terracota de Xi’an, o los rascacielos y el bullicio de Shanghái.
"Este recorrido por la China más auténtica te llevará por los lugares más emblemáticos del gigante asiático"
Bienvenidos al viaje que cambiará para siempre vuestras vidas, el que hará que vuestra visión y vuestra opinión sobre China nunca vuelvan a ser las mismas. Desde el mismo instante en que desembarquéis del avión en el aeropuerto internacional de Beijing y pongáis los pies en esta asombrosa ciudad, algo dentro de vosotros cambiará sin remedio. Luego, esa sensación no hará sino crecer, sobre todo cuando visitéis la Gran Muralla China, los templos, plazas y monumentales edificios de la capital, el ejército de más de 7.000 guerreros tallados en terracota que descansa en Xi’an, el distrito financiero de Shanghái, adyacente a la zona con más patrimonio histórico de la ciudad…
Emociones nuevas en tu viaje
La historia de Beijing se remonta varios siglos atrás. Ya en el siglo XV la Dinastía Ming estableció en ella la capital del imperio, y en la actualidad quedan algunos vestigios de este pasado imperial. Es el caso del Templo del Cielo, construido en 1420 y que aún hoy es el mayor santuario de China. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998, está situado al sur de la Ciudad Prohibida, y está formado por varias construcciones. La más conocida de ellas es el Pabellón por la Oración de la Buena Cosecha, de planta circular y con un interior maravillosamente recargado.
Partiendo desde la Ciudad Prohibida, el paseo se puede extender hasta el Parque Jingshan, situado al norte del conjunto palaciego. El centro del parque es una colina artificial construida siglos atrás con el material que sobró al cavar los fosos que rodean la Ciudad Prohibida. Está llena de jardines y ejemplos de arquitectura tradicional. Además, al ser el punto más alto de Beijing, en un día claro se puede disfrutar desde allá arriba de una maravillosa perspectiva de la Ciudad Prohibida y de Beijing bajo nuestros pies. El Palacio de Verano, el lugar de descanso de la Familia Imperial, es también una visita imperdible que, hecha con calma, bien puede llevar buena parte del día. Está situado a unos 12 kilómetros del centro de Beijing. En una extensión de unas 300 hectáreas entre el lago Kunming y la Colina de la Longevidad, se encuentran una serie de palacios, pabellones, jardines, teatros y puentes entre los que será un placer perderse. El conjunto que forma el Palacio de Verano fue construido en 1750, durante el reinado de la Dinastía Qing, y sufrió varias remodelaciones con posterioridad. Igual que el Templo del Cielo, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998. Si en tu visita a Beijing todavía queda tiempo, puedes acercarte hasta las tumbas de la Dinastía Ming, situadas a unos 50 kilómetros de la ciudad. El conjunto de mausoleos rodeados de jardines forma una bellísima necrópolis de unos 40 kilómetros cuadrados en la que están enterrados trece emperadores.
Al igual que ocurrió con Barcelona en 1992, la celebración de unos Juegos Olímpicos supuso para Beijing en 2008 una remodelación profunda de la ciudad. Desde varios años antes, la ciudad se esforzó en modernizar sus infraestructuras y no escatimó en presupuesto para crear algunas de las construcciones deportivas más fascinantes y modernas que hoy podemos encontrar en la ciudad, en China y, por qué no decirlo, en todo el mundo. Entre todas ellas destacan el Estadio Nacional, también conocido como Nido de Pájaro por su aspecto (un enorme enrejado de acero), diseñado por el estudio de arquitectura Herzog & de Meuron; o el Centro Acuático Nacional, proyectado por el estudio PTW Architects, y que parece un enorme cubo formado por burbujas de agua. Además, para hacer frente a la masiva visita de público y medios de comunicación, el Aeropuerto Internacional de Beijing fue ampliado con una tercera terminal firmada por Norman Foster, y se amplió considerablemente la red de metro. Se considera que los Juegos Olímpicos de Beijing fueron los más costosos jamás celebrados en la historia.
La Ciudad Prohibida, cuyo nombre oficial es Museo del Palacio Imperial, es uno de los principales atractivos de todo Beijing. Se calcula que unos ocho millones de turistas visitan cada año este impresionante complejo palaciego formado por salones, jardines y pabellones. Las diversas construcciones que conforman la Ciudad Prohibida cubren una superficie de 72 hectáreas y el conjunto está rodeado por un foso de 52 metros de ancho y seis de profundidad, y una muralla. El palacio cuenta con más de 9.000 habitaciones y es el complejo imperial más grande y mejor conservado de China. La Ciudad Prohibida se denomina así porque a ella solo podían acceder los miembros de la familia imperial y la corte. El resto de los mortales tenía prohibido el paso, a menos que contaran con un permiso especial y muy difícil de conseguir. El complejo fue construido por Yong Le, tercer emperador de la Dinastía Ming, entre 1406 y 1420. Desde entonces y hasta 1911, con el final de la Dinastía Qing, fue la residencia oficial de los emperadores chinos. En ella vivieron 24 monarcas.
La Ciudad Prohibida se divide en dos: la Corte Exterior, que era la zona empleada para propósitos ceremoniales, y la Corte Interior, donde vivía el emperador y su familia. De las 980 construcciones que forman el complejo del palacio, las más impresionantes y visitadas son el Salón de la Armonía Suprema, que alberga el impresionante trono del emperador, y servía de escenario para las ceremonias más solemnes, el Salón de la Armonía Central y el Salón de la Armonía Conservada.
China, oficialmente denominada República Popular China, es, con casi 9,6 millones de kilómetros cuadrados, el tercer país más extenso del mundo, y el más poblado: cuenta con casi 1.400 millones de habitantes, unas 30 veces la población de España. En Beijing, su capital, viven más de 12 millones de almas. Históricamente ha sido el centro político y cultural del país, y actualmente es una megalópolis con una altísima densidad de población que se satura durante las horas punta, pero por suerte cuenta con una extensa y moderna red de transportes. Posee dos aeropuertos, 19 líneas de metro, una moderna red de ferrocarril para moverse tanto por la ciudad como por el resto del país y una flota de 20.000 autobuses circulando. Beijing es muy plana y tradicionalmente sus habitantes se han movido mucho en bicicleta, aunque el aumento del tráfico en los últimos años ha hecho que también sea cada vez más peligroso utilizar las dos ruedas.
La Plaza de Tiananmen –o Plaza de la Puerta de la Paz Celestial en español- es el centro político y geográfico de la ciudad de Beijing, y ha tenido mucho protagonismo en diferentes momentos de la historia de China. Desde esta plaza se accede a la Ciudad Prohibida a través de la Puerta de la Paz Celestial, de ahí el nombre de la plaza. Al llegar, lo primero que llama la atención de los viajeros es su inmensidad: mide 880 metros de norte a sur y 500 de este a oeste. En total, 440.000 metros cuadrados que dejan sin aliento. No en vano, la de Tiananmen es una de las plazas más grandes del mundo.
En Tiananmen se alzan algunos de los edificios más importantes de China. A un lado, el Gran Palacio del Pueblo, sede de la Asamblea Nacional Popular, el mayor órgano legislativo del país. Al otro, el Museo Nacional de Historia y de la Revolución. Ambas construcciones tienen un estilo muy sobrio. En la Plaza también encontramos la Torre de Tiananmen, que data del siglo XVII; el Monumento a los Héroes del Pueblo, un sobrio obelisco edificado en la década de 1950 para honrar a los mártires de la revolución; la Puerta de Zhengyangmen, construida en el siglo XV, que daba acceso a la ciudad de Beijing a través de la antigua muralla, hoy desaparecida; o el Mausoleo de Mao Zedong, donde descansa el cuerpo embalsamado del fundador de la República Popular China. La plaza ya existía en el siglo XIV, y estaba destinada a la celebración de actos públicos. Con el triunfo de la Revolución China, en 1949, se amplió la plaza con el fin de contar con un espacio adecuado para celebrar actos solemnes en la nación recién nacida. El simbolismo de la Plaza de Tiananmen es grande para los chinos: en ella proclamó Mao Zedong, el 1 de octubre de 1949, la República Popular.
La Plaza de Tiananmen fue testigo mudo de uno de los episodios más trágicos de la historia del siglo XX. El 4 de junio de 1989, el ejército chino abrió fuego contra miles de manifestantes, la mayoría estudiantes, que pedían reformas democráticas en el país. Nunca se ha sabido con exactitud cuántos manifestantes perdieron la vida (el gobierno chino mantiene una férrea censura sobre todo lo que envuelve la matanza), pero se especula que fueron entre 800 y 2.600. Un día después, el 5 de junio, se tomó la famosa y sobrecogedora fotografía en la que un manifestante, en solitario, impide el avance de una columna de carros blindados. Al contrario de lo que se cree, la imagen no fue tomada en la plaza: varios fotoperiodistas captaron el momento desde los balcones del Hotel Beijing -por eso hay más de una fotografía del hecho- y el hombre y los tanques se encontraban en la avenida Chang’an Jie, cercana a la plaza de Tiananmen. La instantánea, desde entonces conocida como ‘El hombre del tanque’, es hoy una imagen icónica del siglo XX.
La Gran Muralla es, con diferencia, la mayor atracción turística de China, y una de las siete Maravillas del Mundo, además de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1987. Cada año visitan este inmenso monumento decenas de millones de viajeros. No es para menos: la Gran Muralla es una de las mayores obras arquitectónicas jamás construidas por el ingenio humano. Oficialmente, su longitud es de 21.196 kilómetros, aunque esto incluye las barreras naturales, las trincheras y las construcciones dispersas que también formaban parte del sistema defensivo que fue la Gran Muralla. Además, contrariamente a lo que se cree, no es una construcción continua, ya que hay partes de la misma que se han perdido a través de los siglos. El trozo de Gran Muralla más conocido y visitado está a unos 70 kilómetros al noroeste de Beijing, la capital de China. Y este es, sin duda, el que deleitará nuestros sentidos y acaparará los flashes de nuestras cámaras.
La Gran Muralla se extiende por las provincias del norte de China y su construcción se alargó durante más de 2.000 años. Los historiadores creen que ya en el siglo IX antes de Cristo se crearon las primeras construcciones defensivas que después formarían parte de la Gran Muralla, y la fecha de su finalización se ha fijado en el año 1644 de nuestra era, en tiempos de la Dinastía Ming, aunque los trabajos de restauración y mantenimiento continuaron después. La función de la Gran Muralla era proteger el límite norte del Imperio chino de los ataques de los pueblos mongoles y manchúes. Actualmente, se mantienen en pie unos 10.000 kilómetros de muralla, que tienen una anchura media de alrededor de cinco metros. Su altura es variable, aunque en las partes más altas llega a sobrepasar los siete metros, sin contar las torres. Cuenta con más de 20.000 torres de vigilancia, además de otras 10.000 que servían para realizar señales lumínicas y de humo.
Al contrario de lo que muchos creen, la Gran Muralla no puede verse desde el espacio. Es un mito que viene de largo y que es muy anterior a la llegada del hombre a las estrellas. Ya en el siglo XVIII algunos autores afirmaban que la Gran Muralla sería la única obra creada por el ser humano que se vería desde el espacio. El mito ganó credibilidad en 1932 cuando la publicación “Ripley’s believe it or not!” también lo aseguró. Sin embargo, esta creencia se vino abajo con el comienzo de la era espacial. Ningún astronauta ha podido ver la Gran Muralla en sus viajes por la órbita terrestre y, en 2003, Yang Liwei, el primer chino que viajó al espacio, lo confirmó: la Gran Muralla es demasiado estrecha y se funde con los colores del paisaje, por lo que es imposible contemplarla a simple vista desde tan larga distancia.
Situada en el centro del país, en la provincia de Shaanxi, Xi’an está considerada una de las cunas de la cultura china. Es una gran ciudad, cuenta con más de 7 millones de habitantes -de hecho, es la capital de la provincia-, pero Xi’an tiene a sus espaldas una historia de más de 3.000 años, formó parte de la ruta de la seda y fue el centro de poder de doce dinastías. Todo ello hace que la ciudad sea una visita casi obligada en cualquier viaje por China gracias al gran valor de su patrimonio histórico y cultural.
Sin duda, la mayor atracción de Xi’an, y la que hace que miles de viajeros se desplacen al interior del país, es el impresionante mausoleo del emperador Qinshihuang y su ejército de Guerreros de Terracota, situado a unos 35 kilómetros al noreste de la ciudad. Es un reclamo turístico mundialmente conocido y de valor incalculable. Descubierto de manera fortuita en 1974 mientras se realizaban unas obras hidráulicas, el mausoleo, de 56 kilómetros cuadrados –está considerada la tumba más grande de las que se conservan en China–, es casi una ciudad subterránea que incluye la tumba del emperador –junto a otros cientos de enterramientos– y, lo más espectacular, un ejército de más de 7.000 guerreros de terracota con sus corceles y carros de bronce. Cada guerrero, de tamaño natural –miden 1,80 metros–, cuenta con rasgos distintos y en ocasiones portan armas reales. Se pueden visitar las excavaciones, que se mantienen dentro de un enorme hangar, y el Museo en el que se conservan los restos más destacados del conjunto arqueológico. La visita completa bien puede llevar un día entero. Este increíble tesoro histórico estuvo oculto durante más de 2.000 años y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987. Construido en el siglo III antes de Cristo, se cree que terminar tan enorme recinto funerario llevó unas cuatro décadas y empleó el trabajo de cientos de miles de obreros. Las excavaciones arqueológicas en el lugar aún están en curso y se cree que quedan muchos guerreros -y no se sabe cuántas más maravillas– todavía por descubrir.
Además del mausoleo del emperador Qinshihuang y su Ejército de Terracota, Xi’an cuenta con muchos otros atractivos que no te puedes perder si visitas a la ciudad. Por ejemplo, la Gran Pagoda de la Oca Salvaje, un bellísimo templo budista de 64 metros de altura que data del siglo VII y que está dentro del recinto del Templo Da Ci’en, o la gran muralla antigua que rodeaba la ciudad, una de las mejor conservadas de China. Tampoco debes perderte la Gran Mezquita del Barrio Musulmán, un recinto del siglo VIII de 13.000 metros cuadrados –es una de las mayores mezquitas de China– o el Templo Jianfu, que incluye la Pequeña Pagoda de la Oca Salvaje.
Con sus más de 20 millones de habitantes, Shanghai es la ciudad más poblada de China y, también, la más moderna y cosmopolita. Situada al este del país, en el delta del río Yangtsé, Shanghai es el centro económico y comercial de la República Popular China y uno de los puertos más grandes del mundo. La ciudad no forma parte de ninguna provincia, sino que es uno de los cuatro municipios chinos que están administrados directamente por el gobierno central.
Shanghai es una megalópolis de grandes contrastes. Por un lado, encontramos zonas de altos rascacielos futuristas como Pudong, el distrito financiero de la ciudad. Aquí se ubica, por ejemplo, la Torre de Televisión Perla Oriental, que le da un carácter inconfundible al skyline de la ciudad. Por otro, Shanghai conserva algunos vestigios de su pasado histórico que merece la pena conocer. El Bund, como se denomina el malecón de la ciudad, es uno de ellos. Situado a orillas del río Huangpu -una ramificación del Yangtsé-, es un paseo de un kilómetro y medio que conserva un buen número de bellos edificios de estilo colonial. Visitar el Bund al anochecer eleva la experiencia a un nivel superior, ya que se encuentra justo en la orilla opuesta al distrito de Pudong y podrás contemplar un increíble skyline reflejado en el río. Los Jardines Yuyuan, al norte de la ciudad, son otra famosa atracción turística de Shanghai y uno de los lugares más bellos y con más historia de la ciudad. Su origen se remonta al siglo XVI, a los tiempos de la Dinastía Ming, y contiene pabellones y estanques que forman un conjunto de gran belleza. Junto a los jardines se encuentra, además, un bazar muy popular. Tampoco debes perderte el Templo del Buda de Jade. Este templo budista, el lugar de culto más importante de Shanghai, alberga dos enormes esculturas de Buda talladas en jade, una sentada y otra yacente.
En un recorrido algo más amplio por Shanghai puedes incluir otras atracciones turísticas como la Plaza del Pueblo, donde encontrarás el Museo de Shanghai, con una valiosa colección de bronces, esculturas, pinturas o cerámicas, el Museo de Arte de Shanghai, el Gran Teatro de Shanghai o el espectacular Centro de Exposiciones de Urbanismo de Shanghai. También puedes darte un paseo por Xintiandi, un barrio de casas tradicionales restauradas que ahora alberga tiendas, restaurantes y cafés, o por el encantador barrio francés.
Cuando en Occidente pensamos en la gastronomía de China nos vienen a la cabeza los típicos rollitos de primavera y el arroz tres delicias. Cuando finalmente estés en este enorme país, te darás cuenta de que su cocina es, en realidad, una de las más ricas y refinadas del mundo. Esto se debe a la inmensidad del territorio chino, que cuenta con climas y culturas muy diversos, y por sus técnicas culinarias con miles de años de antigüedad. Los rasgos generales del recetario tradicional chino son su riqueza en colores, sabores y aromas, así como la intensa utilización de especias, aunque siempre de un modo equilibrado. La soja, el curry y el jengibre son muy utilizados y, por supuesto, el arroz es el ingrediente básico de muchos platos, o bien el eterno acompañante de los mismos.
En líneas generales, en China podemos diferenciar varias regiones culinarias: la cocina cantonesa, propia del cálido y húmedo sur del país, tiene como base una gran cantidad de vegetales frescos y, gracias a su cercanía al mar, cuenta con una buena variedad de pescados y mariscos. En esta región, sobre todo en la provincia de Guangdong y sus cercanías, son muy comunes los salteados y sofritos, y de ella son también originarios los famosos Dim Sum, esa especie de empanadillas al vapor rellenas “para complacer al corazón”, según su traducción. Por su parte, en la cocina del norte y en Beijing utilizan más las carnes –de cordero, res o cerdo– y, por supuesto, el pato, que alcanza su mayor exquisitez en el celebérrimo plato conocido como “pato laqueado”. En el este del país podrás encontrar varias regiones culinarias. Al norte del delta del río Yangtsé, cerca de Shanghai, abundan las elaboraciones a partir de albóndigas y fideos. Un plato tradicional de esta región, sobre todo de la provincia de Jiangsu, es la Cabeza de León, que consiste en una gran albóndiga cocida en caldo. En las provincias surorientales consumen mucho pescado y arroz, y también platos a base de cerdo y pato. Cabe decir que en la megalópolis de Shanghai encontrarás variedades gastronómicas de todo el país y también una cocina con muchas influencias occidentales. Mientras, al oeste, en la región de Sichuan, son muy aficionados a las especias y hierbas aromáticas, y encontrarás platos muy picantes bien repletos de guindilla y granos de pimienta.
El té es la bebida por excelencia de China, y una de las más populares y consumidas del mundo. Se cultiva en el país desde hace más de 4.000 años, sobre todo en las regiones del sur y suroeste, así como en las riberas norte y sur del río Yangtsé. Existen cientos de variedades de esta planta. La producción y procesamiento del té tienen su origen en China, y después se importaron a otras regiones cercanas, como Japón, Corea, Vietnam... Incluso la famosa ceremonia con la que se sirve se originó en este vasto país. El té se toma a lo largo del día, acompañando la comida o para socializar.
Es un tópico, pero no deja de ser una realidad: China es un país con enormes contrastes, y de eso te vas a dar cuenta enseguida. En un territorio de esas dimensiones -es un país con más de 9,6 millones de kilómetros cuadrados- pronto detectarás que conviven mega urbes como Shanghai, Hong Kong o Beijing, con una densidad de población elevadísima, y que cuentan con todas las comodidades de las que disfrutamos en Occidente, y zonas rurales mucho menos desarrolladas, con unas infraestructuras más precarias. Hay que decir que la población rural en China supone más o menos el 45% de la población total, y que las ciudades están creciendo a un ritmo muy acelerado. En general, las grandes megalópolis chinas están adoptando muchas de las costumbres occidentales, mientras que la China rural es la que conserva, en gran parte, las tradiciones milenarias.
Desde el punto de vista lingüístico, lo que nosotros conocemos como idioma chino en realidad engloba diferentes variedades provenientes de la rama lingüística sino-tibetana muy diferentes entre sí. Sin embargo, el chino mandarín, y más concretamente el que se utiliza en Beijing, la capital, es considerado el chino estándar. De hecho, es el idioma más hablado en China: es el que utiliza más del 70% de la población. Es, también, el idioma oficial del país. Sin embargo, el cantonés es la variante del chino más hablada en el sur del país, sobre todo en las ciudades de Guangzhou -tradicionalmente denominada Cantón-, Hong Kong y Macao. El cantonés tiene, en general, un estatus más elevado y prestigioso que el mandarín.
Las manifestaciones artísticas y culturales de China son muy variadas, pero muchas de ellas se han universalizado y es habitual verlas en las ciudades occidentales. Entre las danzas, la más conocida es, probablemente, la del dragón. En ella, varios danzantes se disfrazan de este ser mitológico y le hacen “moverse” de manera sinuosa. La danza del león es similar: en ese caso, dos bailarines imitan los movimientos del animal, uno bajo la cabeza y otro en el cuerpo. Ambas danzas son muy comunes en las celebraciones del Año Nuevo Chino. Por su parte, la ópera china no tiene nada que ver con la ópera occidental. Tiene un origen antiguo, en el siglo VIII, y se caracteriza por el acompañamiento de instrumentos tradicionales, las historias mitológicas y mezclar canto, danza, acrobacias, mimo...
El plan de viaje a tu alcance
- Sin comidas
- Beijing Capital
Ha tardado en llegar el momento, pero por fin empieza nuestra aventura por China. A la hora fijada nos trasladaremos hasta el aeropuerto y tomaremos un avión que nos lleve rumbo a Beijing, la fascinante capital del país asiático. Pasaremos la noche volando.
- Sin comidas
- Beijing Capital
El viaje ha sido largo, pero por fin hemos llegado a la República Popular China. En cuanto desembarquemos en Beijing, la capital del país, nos trasladarán al hotel y podremos pasar el resto del día de la manera que prefiramos, porque el resto de la jornada es libre..
- Desayuno y almuerzo
- Beijing Capital
- Panorámica de Beijing
Después de desayunar en el buffet del hotel emplearemos la jornada en visitar los lugares más emblemáticos de Beijing: la Ciudad Prohibida, la Plaza de Tiananmen y el Palacio de Verano. Después volveremos al hotel para pasar la noche.
- Desayuno, almuerzo y cena
- Beijing Capital
- La Gran Muralla
Hoy vamos a visitar uno de los lugares más famosos del mundo: la Gran Muralla China. Pero también nos dará tiempo a recorrer otros enclaves muy interesantes de Beijing, como algunos de los edificios construidos para los Juegos Olímpicos de 2008. Por la noche, podremos disfrutar de una exquisita cena cuyo plato principal será el famoso pato laqueado de Beijing. ¡Un manjar!
- Desayuno y almuerzo
- Xi An
- Templo del Cielo
Tras el desayuno visitaremos el Templo del Cielo, un impresionante edificio situado muy cerca de la Ciudad Prohibida.
Después de comer, tomaremos un tren de alta velocidad que nos conducirá a Xi’an, una fascinante ciudad que también fue capital de China. Al llegar, nos trasladaremos al hotel para descansar.
- Desayuno y almuerzo
- Xi An
- Museo de Guerreros y Corceles de terracota
- Panorámica de Xi'an
Después de levantarnos y desayunar en el buffet del hotel de Xi’an, vamos a visitar uno de los lugares más espectaculares y admirados de China: el Museo de Guerreros y Corceles de Terracota.
Dedicaremos la mañana a esta actividad y, después de comer, recorreremos otros de los lugares más emblemáticos de Xi’an: la Pagoda de la Oca Silvestre, en el Templo Jianfu, y la Gran Mezquita del barrio musulmán.
- Desayuno y almuerzo
- Shanghai
- Panorámica de Shanghai
Después del desayuno estilo buffet del hotel de Xi’an, pondremos rumbo al aeropuerto para tomar un avión que nos llevará a Shanghai, la próxima parada de nuestro viaje.
En cuanto lleguemos, comeremos y saldremos a las calles de la ciudad para recorrer algunos de sus puntos más importantes, como el Jardín Yuyuan, el Templo del Buda de Jade y el malecón.
- Desayuno
- Shanghai
Hoy toca relajarse. La jornada es libre, así que podremos emplear el tiempo en lo que más nos apetezca. Quizá salir a pasear por Shanghai, ir de compras o quedarnos en el hotel a descansar.
- Desayuno
- Shanghai
¿Quieres saber más de China?
China es un país tan grande y en el que conviven tantas culturas, climas y etnias que resulta harto complicado hablar de una gastronomía china en general. Lo que sí podemos decir es que la cocina de este país es una de las más sabrosas, sanas y variadas de todo el planeta, y que poco o nada tiene que ver con la que estamos acostumbrados a ver y probar en los restaurantes chinos occidentales. Dependiendo de la zona o región en la que nos encontremos, el recetario tradicional y la forma de cocinar los alimentos varía considerablemente.
Así, la cocina cantonesa en particular y del sudeste de China en general, los sabores son suaves y sencillos, sin apenas presencia del picante, y con una lista de ingredientes reducida pero muy interesante. El pescado fresco y un amplísimo surtido de vegetales se combinan con salsa de soja, jengibre, azúcar, sal, ajo, vino de arroz, almidón y aceite. Por su parte, la cocina propia de la provincia de Sichuan sí suele ser picante, y la pimienta llamada Fagara (o pimienta de Sichuan) es una de las estrellas. El jengibre y los pimientos picantes completan el repertorio de sabores intensos. La gastronomía de Huaiyang, y de toda la provincia de Henan, es la más delicada del país, y destaca por el empleo de ingredientes sutiles, sabores suaves y elegantes y una presentación exquisita a la hora de servir los platos, mientras que en Shandong predominan los fritos y los salteados rápidos, con muy poca presencia de especias y generalmente protagonizados por mariscos frescos y algas.
China es todo un paraíso para los amantes de las compras. A lo largo y ancho del país existen miles y miles de tiendas, centros comerciales y mercadillos que ofrecen al viajero las mercancías más variadas.
Algunos de los productos más típicos y habituales en los mostradores de todo el país son los objetos de jade, artesanía de todos los tipos, tamaños y colores, sedas y otros delicados tejidos, como el cashmere, prendas de ropa, alfombras, antigüedades y una clase de artesanía en bronce muy bonita y pintoresca llamada cloisonné. Mención aparte merecen el té y las hierbas medicinales. El té constituye todo un universo paralelo en China, y se pueden encontrar todas las variedades imaginables, además de cualquier artículo para su preparación o consumo, como teteras, tazas, vasitos, cuberterías de plata y otros materiales, etcétera. En cuanto a las hierbas medicinales, también las hay por doquier, pero lo más recomendable es comprarlas en las pequeñas tiendas tipo herboristería con las que cuentan la mayoría de los hoteles de las grandes ciudades. Por último, cabe destacar que, desde julio de 2015, existen en China tiendas libres de impuestos. Si gastas más de 500 yuanes te devuelven el 9 por ciento de la compra. La mayoría de las tiendas ‘tax free’ se encuentran en las zonas más concurridas de las grandes ciudades.
Teniendo en cuenta las colosales dimensiones del país, y el gran número de provincias, regiones autónomas, ciudades, etnias y grupos religiosos que conviven en China, todos los días del año son festivos en, al menos, un par de sitios. Pero hay una serie de fechas en las que la nación entera deja lo que está haciendo para salir a celebrarlo:
• 1 de enero: Año nuevo occidental. Aunque los chinos se rigen por otro calendario, han adoptado la costumbre de celebrar nuestro año nuevo.
• 8 de marzo: Día Internacional de la Mujer.
• 1 de mayo: Día del Trabajo.
• 1 de julio: Aniversario de la fundación del Partido Comunista Chino.
• 1 de agosto: Aniversario de la fundación del Ejército de Liberación del Pueblo.
• 1 de octubre: Día Nacional de China, se conmemora el aniversario de la fundación de la República Popular.
• Año Nuevo Chino o Fiesta de la Primavera: Se celebra el primer día del primer mes del calendario lunar. Suele ser a finales de enero o principios de febrero.
• No beber agua que no sea embotellada
• No comer verduras crudas ni fruta sin pelar
• Mantener una pulcra higiene de manos, lavándolas a conciencia antes de cada comida
• Consultar con tu médico si vas a visitar zonas rurales