Italia: Descubre Sicilia

Sicilia es una isla profundamente religiosa. Y para comprobarlo, nada mejor que visitar Catania en febrero, cuando la ciudad se vuelca en el homenaje a su patrona, Santa Ágata. Se calcula que más de un millón de personas acuden cada año a la localidad para contemplar una espectacular mezcla de devoción y folclore.

Todo arranca con la celebración de la Processione della Luminaia, en la que se ofrecen velas. La costumbre popular plantea que los cirios sean tan altos o pesados como la persona que pide protección. La procesión, que empieza en la Piazza Stesicoro y acaba en la catedral, lleva al alcalde y varios miembros de su corporación subidos dos carros del siglo XVIII que pertenecieron al Senado que gobernaba Catania. Al llegar a la catedral, entregan las llaves de la ciudad a las autoridades religiosas. La jornada acaba con un concierto y un gran espectáculo de fuegos artificiales. A continuación, y de madrugada, ‘ciudadanos’ vestidos del modo tradicional se concentran en las calles para esperar la apertura de la catedral. Tras la misa de la Aurora, el busto de Santa Ágata saldrá en procesión durante todo el día. Las fiestas acaban el día 5 con una misa a media mañana y la procesión por el interior de la ciudad antigua.

Aunque Sicilia tiene un clima muy suave, con veranos calurosos e inviernos poco agresivos en buena parte del territorio gracias a la cercanía del mar, es fácil que el Etna tenga sus laderas llenas de nieve en alguna época del año porque en el interior hace más frío.

Esto permite vivir una experiencia única: ¿a qué aficionado al esquí o el snowboard no le gustaría deslizarse por el volcán más alto y más activo de todo el Viejo Continente? Si el calor de la lava no ha hecho de las suyas, cada año se habilitan pistas para la práctica del esquí, lo que atrae a los lugareños en los fines de semana y días festivos del invierno. Para poder disfrutar de la nieve en el volcán podemos escoger entre la estación Etna North (Linguaglossa), entre pinos y el mar Jónico, o la Etna Sud (Nicolosi), donde se encuentra el famoso Refugio Sapienza. En ésta hay diez kilómetros de pistas, con buenos desniveles, muy entretenidas y una nieve de bastante calidad.

La almendra es un producto fundamental en la cocina de Sicilia. Este fruto seco ha sido usado desde hace siglos para todo tipo de elaboraciones: preparar condimentos, espesar salsas o elaborar los famosos dulces de la isla. Por eso, no es de extrañar que una de las grandes fiestas de Sicilia celebre el florecimiento del almendro.

Cuando la temprana primavera de la zona (realmente, aún en invierno), en torno a principios de marzo, tiñe de blanco los campos llenos de árboles, la localidad de Agrigento se viste de gala para unas jornadas de folclore que cada año decoran esta preciosa localidad siciliana con actuaciones tanto locales como internacionales. Durante el festejo, podremos ver desfiles de carrozas, bailes, espectáculos o el famoso encendido de la antorcha de la amistad frente al templo de la Concordia. Además, se elige a miss Spring entre las mujeres de las comparsas, se entregan varios galardones de arte y folclore y se premia el balcón con más flores de la céntrica Vía Atenea.

El conjunto arqueológico se sitúa a tan solo 3 kilómetros del actual Agrigento y posee como marco de fondo el mar. Estas imponentes ruinas del Valle dei Templi se levantan desafiando al tiempo en un escarpado y sugerente entorno. Se trata de un espectacular yacimiento declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y alberga los templos dóricos mejor conservado fuera de Grecia. El templo de la Concordia, de Juno, de Hércules y de Júpiter Olímpico son edificaciones de singular belleza que dominan la vista del Valle. Grandiosos templos que recuerdan al viajero la milenaria historia de Sicilia, auténtico mestizaje de culturas y civilizaciones.

Agrigento posee además un importante Museo arqueológico donde se pueden contemplar valiosas piezas que se datan desde la Edad del Bronce hasta el periodo romano y helénico. Prepárate para disfrutar de instantáneas inolvidables, sobre todo al anochecer, cuando la iluminación artificial envuelve a los templos milenarios en una atmósfera llena de magia.

Es una costumbre italiana, pero en Sicilia está arraigada como en ningún otro lugar. Se puede hacer durante todo el año porque, además, el tiempo suele acompañar, incluso en invierno.

Se llama la passeggiata y consiste en salir a caminar después de cenar. Así de simple y así de sencillo. Después de cenar, y teniendo en cuenta que en Italia cenan más pronto que en España, las calles se llenan de gente que pasea arriba y abajo siguiendo un ritmo inmutable. Suena a tradición antigua, de pueblo, pero podremos comprobar que también se lleva a cabo en las ciudades porque ya forma parte de la cultura de los sicilianos. Ellos lo hacen por costumbre, pero lo cierto es que además es tremendamente beneficioso para su salud. Así lo han demostrado varios estudios científicos, que rubrican que ayuda a no ganar peso, difumina el estrés, mejora el estado de ánimo y permite controlar mejor la ansiedad. ¡Y encima nos hará sentir como un siciliano más!

La ciudad de Palermo representa perfectamente los ideales arquitectónicos y decorativos normandos. La Capilla Palatina, dentro del Palazzo dei Normanni, la Catedral y la iglesia de San Giovanni son algunas de las joyas que atesora la ciudad. En el interior de la Catedral también podrás encontrar tumbas normandas.

La vinculación de los normandos con la isla de Sicilia ha sido muy acusada. En 1061, el militar Roger de Hautville invade la isla con un pequeño ejército de cruzados. Será el primero de los cinco reyes que gobernarán la isla durante el siguiente siglo. El dominio normando será efímero, hasta el año 1266. Sin embargo, su legado artístico y cultural tendrá un importante desarrollo, sobre todo en sus monumentos arquitectónicos, que presentan una rica simbiosis entre las influencias árabes y occidentales.