
Polonia: Polonia, Lituania, Letonia y Estonia
- Duración
- 14 días
- Tipo de circuito
- Circuito


Son países que sorprenden por el impresionante legado histórico y cultural que atesoran. Polonia, Rumanía y Albania han recibido a lo largo de la historia la influencia de multitud de pueblos y culturas y eso se advierte en cada uno de los rincones de sus ciudades y pueblos. Nuestra ruta se inicia en Cracovia, una de las ciudades más impresionantes de Polonia en la que Juan Pablo II cursó parte de sus estudios como sacerdote y donde ofició su primera misa. La plaza del mercado, la mayor plaza medieval de toda Europa, será parada obligada, igual que la basílica de Santa María, el Collegium Maius de la Universidad Jagellónica y las minas de sal. Cracovia es el punto de partida para la visita al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. Realizaremos un recorrido por este sobrecogedor lugar para trasladarnos posteriormente a Wroclaw, conocida también como Breslavia, capital de la Baja Silesia, y admirar sus bellos edificios de estilo barroco alemán, gótico y renacentista. En nuestra ruta nos saldrá al paso Poznan, una de las ciudades más antiguas del país y Torun, famosa por ser la cuna de Copérnico, ubicada entre las dos orillas del río Vistula, ciudad Patrimonio de la Humanidad por la Unesco con sus más de 300 monumentos y una torre inclinada. Bañada por el Báltico, Gdansk nos recibe con su casco antiguo y sus continuos referentes sobre el importante centro de comercio que fue durante la Edad Media. Capital del ámbar, no podemos irnos sin visitar el museo dedicado a este material y sin visitar sus famosos astilleros.
Las minas de sal nos esperan con sus espectaculares capillas esculpidas en la roca
Y llegamos a Varsovia, destruida prácticamente en su totalidad durante la II Guerra Mundial y reconstruida gracias al tesón de sus habitantes. En la capital de Polonia recorreremos su casco antiguo, rodeado por bellas casas de estilo barroco, también visitaremos el Castillo Real, que era la antigua residencia de los reyes de Polonia y el Museo del Alzamiento, que se encuentra en el distrito de Wola. En nuestro viaje también tendremos tiempo de admirar la naturaleza del parque nacional de Wigry, donde conviven 1.700 especies de animales entre mamíferos y en Vilnius, capital de Lituania, su impresionante casco antiguo de estilo barroco, el mayor de toda Europa oriental y central, nos dejará con la boca abierta. Si hay un lugar que despierta la curiosidad de los viajeros que se adentran en Lituania ese es la colina de las Cruces. Más de 200.000 se alzan en la colina que atrae a multitud de curiosos y fieles procedentes de todo el mundo. Riga, conocida también como la capital europea del modernismo, alberga nada menos que 800 edificios de este estilo. Conocida también como la perla del báltico sus estrechas calles guardan tesoros como la iglesia de San Pedro, ubicada en la plaza del Ayuntamiento, desde cuya torre podemos disfrutar de unas inmejorables vistas del centro histórico y de la ciudad. Tampoco podemos perdernos la catedral luterana construida en el siglo XIII, donde si tenemos un poco de suerte incluso podremos disfrutar de alguno de los numerosos conciertos que ofrece semanalmente. Uno de los monumentos por los que Riga es famosa es por la Casa de las Cabezas Negras, ubicada en el casco antiguo, fue construida en el siglo XIV por la hermandad de una asociación de comerciantes. Otra joya del casco histórico son las tres casas conocidas como los tres hermanos, que son los edificios más antiguos construidos como viviendas. La Puerta Sueca es la única de las ocho que formaban parte de la antigua muralla que aún se mantiene en pie y también llama la atención el monumento a la Libertad, se trata de un obelisco de 42 metros de altura, símbolo de la independencia del pueblo letón. El magnífico edificio del Teatro de la Ópera alberga la ópera y el ballet nacional y Richard Wagner fue director durante unos años del mismo. Si el tiempo lo permite también es recomendable una visita al parque Bastejkalns, es el más grande de la ciudad y divide Riga en dos, separando el casco antiguo de la zona más moderna y comercial. Nuestro viaje va tocando a su fin, pero antes de despedirnos nos queda por ver Tallín con sus pequeñas callejuelas empedradas, y sus edificios medievales. El broche de oro para un viaje de película.
Emociones nuevas en tu viaje
Gdansk es conocida como la Capital del Ámbar, y es que su posición privilegiada en el Báltico la convierten en una región rica en depósitos de este material, que han propiciado que desde hace siglos haya florecido en esta ciudad el comercio de esta materia y se haya desarrollado también una próspera industria. Y es que aproximadamente el 80% del ámbar de todo el mundo se encuentra en la región báltica. Para mostrar su relación con el comercio y tratamiento de esta materia, Gdansk tiene un Museo del Ámbar, que se encuentra ubicado en un edificio gótico del siglo XV, muy cerca del Pórtico frontal de la calle Dluga. Se trata de la antigua prisión y sala de torturas de la Edad Media, un edificio de varias plantas en el que se expone todo lo que se relaciona con el ámbar, su historia, el tratamiento de este material y las aplicaciones que se le daban y se le siguen dando hoy en día.
En Gdansk existe una amplia tradición artesana alrededor de este material y es habitual encontrar creaciones con ámbar no solo en joyería, sino también en otros trabajos como esculturas, y elementos de uso cotidiano. Si queremos llevarnos algún recuerdo de Gdansk, nada mejor que algún objeto o pequeña joya con el Ámbar como protagonista. La Ruta Real cuenta con pequeñas tiendas en las que se ofrecen preciosos detalles realizados con este material y es el sitio perfecto para apreciar el gran trabajo que realizan los artesanos, siguiendo la tradición desde hace siglos.

Una de las experiencias más tremendas que pueden vivirse en nuestro viaje a Polonia, es la visita al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, ubicado en la localidad de Oswiecim, a 70 kilómetros de Cracovia. Es un auténtico monumento a la memoria de todos los que murieron allí, cerca de un millón de personas, duante la II Guerra Mundial, y a los estuvieron presos y lograron salir con vida. Es, sin duda, una visita que marca, pero que merece la pena vivir. Auschwitz fue en realidad un complejo que albergó más de un campo de concentración. El original fue el de Auschwitz I y fue construido para los prisioneros políticos del ejército polaco. Sin embargo, pronto empezaron a ocupar este siniestro lugar miembros de la resistencia, intelectuales, gitanos y judíos. En Auschwitz I nos recibe la mítica puerta con el letrero "Arbeit macht frei" (el trabajo hace libre). Es en este recinto donde se han conservado algunos barracones originales que se han acondicionado para albergar diferentes exposiciones, especialmente impactantes resultan las que muestran objetos personales de los prisioneros, tales como zapatos, ropa, libros, enseres de higiene personal… En este campo también puede visitarse el llamado ‘bloque de la muerte’, en el que se torturaba a los prisioneros, muchas veces hasta la muerte, así como los hornos crematorios.
El segundo campo, conocido como Auschwitz-Birkenau, es el de mayor tamaño y se halla a tres kilómetros del primero. El campo contaba con una extensión de 175 hectáreas y no fue concebido como campo de trabajo, sino como un campo de exterminio. En Auschwitz-Birkenau se conserva aún la entrada al lugar y las vías del tren a través de las cuales llegaban los vagones cargados de pasajeros. También se puede visitar alguno de los enormes barracones, que se ha mantenido en pie para que no se olvide la terrible historia que se vivió en este lugar. En 1945, tras la llegada del ejército ruso a Polonia, los nazis abandonaron el campo. El 27 de enero de ese año las tropas soviéticas liberaron a los prisioneros que quedaban Auschwitz.

Cracovia tiene, sin duda, muchos lugares atractivos para visitar pero uno de los más famosos, ya no solo en esta ciudad sino en toda Polonia, es el castillo de Wavel. Si solo vamos a estar una jornada en Cracovia conviene saber que el castillo tiene limitado el acceso del número de personas al día, por lo tanto debemos asegurarnos de poder conseguir una entrada con antelación. El Castillo de Wavel, ubicado sobre la colina del mismo nombre, junto a la catedral, y a orillas del río Vístula, destaca por su arquitectura monumental. Durante siglos fue la residencia de los reyes de Polonia hasta que la capital se trasladó a Varsovia. 1.000 años contemplan este monumental edificio que en sus inicios fue construido en estilo gótico y más tarde en el siglo XV, debido a un incendio que arrasó prácticamente todo el complejo, fue reconstruido en estilo renacentista por el arquitecto italiano Francesco Florentino. En el interior del complejo del Castillo se encuentra la Catedral, lugar de coronación de los Reyes polacos, así como la capilla de Segismundo donde se encuentran las tumbas de los Reyes de Cracovia.
La gran dimensión de todo el recinto del Castillo nos obliga a planificar bien nuestra visita para no perdernos nada de lo imprescindible. Las partes más destacadas del Castillo son los apartamentos reales, la Sala de los Diputados, también son interesantes los Salones de Estado y el Salón del Senado, así como el tesoro y la sala de armas. Como todo Castillo que se precie, el de Wavel también tiene su propia leyenda y esta cuenta que dentro del Castillo vivía un dragón que obligaba a los campesinos a llevarle reses para su manutención. El rey que gobernaba en la ciudad, cansado de esta situación ofreció a aquel que fuera capaz de matar al dragón la mano de su hija. Dicen que fue un zapatero el que consiguió tal propósito. Para ello rellenó el pellejo de una oveja con azufre y lo dejó frente a la cueva donde se escondía el dragón, de esa manera consiguió acabar con él. Así pues, para finalizar nuestro recorrido por el Castillo podemos visitar la cueva donde supuestamente vivía el dragón y salir por esa parte hacia el río donde se encontramos la estatua dedicada al dragón.

Poznan, la ciudad donde nació el Estado polaco, a caballo entre Berlín y Varsovia es una de las ciudades polacas con más vida social y ambiente cultural de Polonia. Entre los atractivos y visitas que debemos hacer en Poznan hay una que es de obligado cumplimiento y esa es un recorrido a fondo por la plaza del antiguo mercado, la Stary Rynek. El mayor atractivo de este emblemático lugar de Poznan son los edificios de estilo gótico, renacentista y también barroco que se alzan alrededor de toda la plaza y que fueron construidos por la antigua burguesía de la ciudad. Una de estas casas es la que perteneció al escritor Henry Sienkiewicz, que fue el ganador del premio Nobel en el año 1905, conocido por ser el autor de la novela Quo Vadis? Actualmente esta casa, reconvertida en museo, se puede visitar.
Las grandes dimensiones de esta plaza, con un total de 2 hectáreas de superficie, la convierte en la tercera de Polonia en tamaño. Una de las curiosidades que podemos encontrar en ella es que en cada esquina de la misma se ubica una fuente. Están dedicadas a Proserpina, Marte, Apolo y Neptuno. Pero esta plaza es también el lugar en el que se hallan los Palacios Mielzynski y Dzialynski, así como el ayuntamiento de la ciudad, de estilo renacentista y actual sede del Museo de Historia de Poznan. Ni que decir tiene que la plaza es el lugar perfecto para descansar un rato y reponer fuerzas en alguno de los numerosos bares y restaurantes que encontramos en los bajos de los edificios que rodean la Stary Rynek

La capital de Estonia es algo más que un destino de moda. Manejable y accesible cuenta con uno de los cascos medievales mejor conservados de Europa. Ciudad amurallada por los cuatro costados, su antiguo muro defensivo ha sido testigo de siglos convulsos y muestra de la importancia estratégica y comercial de la urbe desde tiempos remotos. La ciudad medieval de Tallín encierra una larga historia que comienza cuando llegaron los vikingos en el siglo XIII. Rodeada de lagos y bosques, descubrirás una encantadora ciudad con una mezcla de culturas tan curiosa que tan pronto parece rusa, como alemana o escandinava. Aunque solo ocupa una superficie de 160 kilómetros cuadrados, esta pequeña extensión es más que suficiente para acoger desde castillos hasta parques naturales, pasando por templos religiosos como la impresionante Catedral Alexander Nevski y sus numerosos miradores, que permiten contemplar la belleza de la parte antigua de la ciudad. Tómate tu tiempo para conocerlos todos. Si necesitas inspiración, es buena idea comenzar dando una vuelta por su casco antiguo (Vanalinn) la verdadera joya de Tallín. Protegido por la Unesco es un cúmulo de torretas, agujas y callejas sinuosas de los siglos XIV y XV. En Raekoja plats, destaca la torre Pikk Hermann, el símbolo nacional estonio que forma parte del Castillo de Toompea. Nada menos que 215 escalones separan su parte más baja de la 'azotea' donde se sitúa la bandera de Estonia que baila todos los días al ritmo de una canción popular mientras se arría cuando cae la noche.
Aunque los viajeros vienen hasta Tallín atraídos por su imponente ciudad vieja. Hay Tallín más allá de las murallas. Un Tallín marcado por la presencia rusa en el país hasta 1990 tras más de dos siglos de ocupación. El Palacio de Kadriorg imponente residencia de verano de los zares rusos construido en el siglo XVIII actualmente es un interesante Museo de artes plásticas locales, rusas y europeas. El majestuoso palacio nos traslada de inmediato a San Petersburgo y contrasta con la cercana y sencilla residencia estival que Pedro I el Grande compró poco después de la anexión del país. El entorno de los palacios, que incluye la residencia oficial del presidente estonio, es un impresionante parque versallesco que también guarda un jardín japonés . Para los valientes, a dos pasos, se encuentra la Playa de Pirita, un arenal extenso de aguas gélidas en los meses más tórridos de verano, repleto de estonios locos por disfrutar del sol.

Una de las costumbres de los locales es desayunar frente al momumento de Freedom Square.
Es uno de los museos más visitados ya no solo de Varsovia, sino de toda Polonia. Nos referimos al Museo del Alzamiento, y eso que se trata de un museo relativamente nuevo, ya que fue inaugurado en el año 2004 al cumplirse el 60 aniversario del levantamiento y homenajear a quienes lucharon para liberar la ciudad de la ocupación nazi. Ubicado en el barrio de Wola, las exposiciones ocupan una superficie de más de 3.000 metros cuadrados y recoge 1.000 piezas y un total de 1.500 documentos gráficos entre fotografías y películas. Llama la atención la estatua de metal que se levanta desde la planta baja hacia los pisos superiores atravesando todo el edificio.
El museo constituye un documento de primer orden para comprender cómo se gestó el alzamiento, la situación internacional durante la II Guerra Mundial, así como los años posteriores al conflicto y pueden escucharse también grabaciones reales de quienes protagonizaron esos acontecimientos. Una de las mayores atracciones del museo es la réplica del Bombardero Liberator B-24J, que puede verse expuesto en y hace las delicias de niños y mayores. Para completar la visita al Museo del Alzamiento es imprescindible también recorrer el guetto de Varsovia. Aunque ha sufrido una gran transformación, la calle Prozna se mantiene prácticamente igual que en los años 40 y nos da una idea de lo que debió ser la vida en aquel lugar.

El plan de viaje a tu alcance
- Cena.
- Cracovia
- Desayuno. Almuerzo
- Cracovia
- Panorámica de Crackovia
- Desayuno. Almuerzo. Cena
- Wroclaw
- Visita de Auschwitz-Birkenau
- Desayuno. Almuerzo. Cena
- Wroclaw
- Panorámica de Wroclaw
- Desayuno. Almuerzo. Cena
- Torun
- Gdansk
- Desayuno. Cena
- Gdansk
- Panorámica Gdansk
- Desayuno. Almuerzo. Cena
- Varsovia
- Panorámica de Varsovia
- Desayuno.Cena.
- Vilna
- Desayuno. Almuerzo. Cena
- Vilna
- Panorámica de Vilnius
- Desayuno. Almuerzo. Cena
- Vilna
- Palacio de Rundale
- Desayuno. Almuerzo.
- Riga
- Panorámica de Riga
- Desayuno. Cena.
- Tallin
- Panorámica de Tallin
- Desayuno.
- Tallin
- Desayuno.
- Tallin
¿Quieres saber más de Polonia?
Su ubicación geográfica, su agitada historia y el carácter de los polacos han moldeado durante siglos un universo gastronómico fascinante lleno de deliciosas sorpresas que merecen ser descubiertas. La comida en el país es fuente de inspiración, socialización y alegría; por ello, comer en Polonia siempre es una experiencia gratificante. Debido a su ubicación en Europa, la cocina polaca se ha visto influenciada por elementos culinarios exportados tanto del norte como de las áreas orientales del Viejo Continente. Además, episodios históricos -como el matrimonio del monarca polaco Segismundo con la Bona Sforza (siglo XVI), introdujeron en la Corte y en la gastronomía polaca productos y recetas de la cocina italiana.
Una vez más la historia, concretamente las largas contiendas libradas con los turcos, enriquecieron las dispensas del país con diferentes especias, y la presencia de los judíos aderezaron el recetario popular con suculentos platos que todavía hoy se acompañan con la denominación de “al estilo judío”. El siglo XIX, convulso en el terreno político, terminaría trayendo al país nuevos aires provenientes del país francés que aportaría a los fogones polacos nuevas recetas y técnicas. Entre nuestras sugerencias se encuentran las empanadillas (pierogi), son simplemente deliciosas. No puedes abandonar el país sin frecuentar sus típicos “bares de leche”. Nacidos en la dura posguerra, estos establecimientos culinarios siguen estando subvencionados por el gobierno. Además de un acogedor y típico ambiente, podrás degustar platos caseros y típicos -que no lleven carne- a buen precio.
Polonia en un país perfecto para ir de compras o simplemente buscar un recuerdo de tus vacaciones. Polonia es conocida en Europa por sus precios competitivos y la alta calidad de sus productos artesanos y artísticos que podrás encontrar en los comercios tradicionales, mercadillos, ferias regionales...
Te recomendamos que regreses a casa con alguna obra o joya realizada en plata, ámbar o en cristal del país, con excelentes prendas elaboradas en lana, delicadas esculturas talladas en madera... Entre sus joyas gastronómicas con Denominación de Origen se encuentran el queso de oveja (oscypek), el pan aderezado con jengibre (piernik), las mieles y licores del país... A los amantes de las bebidas fuertes, les recomendamos sus afamados vodkas, todo un emblema del país.
•1 de enero: Año Nuevo.
•6 de enero: Reyes Magos
•Pascua: Domingo de Resurrección y Lunes de Pascua.
•1 de mayo: Día del trabajador.
•3 de mayo: Día de la Constitución (aniversario de la proclamación de la primera Constitución polaca, de 3 de mayo de 1791).
•Corpus Christi: el jueves de la novena semana después de Pascua. Se celebra con grandes procesiones en las que participan niños vestidos de blanco.
•15 de agosto: la Asunción de la Virgen, el día de las Fuerzas Armadas de Polonia (aniversario de la victoriosa batalla contra el ejército ruso, que tuvo lugar en las afueras de Varsovia en 1920).
•1 de noviembre: Día de Todos los Santos.
•11 de noviembre: Fiesta Nacional de la Independencia (Polonia logró la independencia en 1918 después de 123 años de desmembramiento debido a tres repartos del país).
•25 y 26 de diciembre: Navidad
La ubicación geográfica del país y su relieve plano hacen que su climatología pueda ser cambiante. Con todo, los polacos gozan de las clásicas cuatro estaciones, aunque en algunos enclaves los polacos aseguran tener una “preprimavera” en marzo, ya que este mes compagina jornadas frías típicas del invierno con otras más cálidas más propias de la primavera.
En líneas generales, el clima del país es continental y húmedo, con meses invernales fríos -con temperaturas que suelen descender de los 0º C - y veranos suaves, con temperaturas medias que no suelen rebasar los 20ºC.