Egipto: Heket y Mar Rojo
- Duración
- 11 días
- Tipo de circuito
- Circuito
Asuán, el lugar donde se levanta una de las presas más famosas e imponentes del planeta, constituirá nuestro punto de llegada al territorio egipcio. Allí pisaremos por primera vez el suelo que pisaron los faraones, y embarcaremos en un crucero de varias jornadas por el Nilo. Además de visitar la Alta Presa, también veremos el Obelisco Inacabado, que iba a ser el “hermano” del que se halla en Karnak, pero que nunca terminó de construirse. Después nos dirigiremos a Kom Ombo, donde nos esperan dos increíbles templos dedicados a los dioses Sobek y Haroeris. A lo largo de este gran viaje nos esperan muchos más templos, como el de Horus en Edfú, que visitaremos a continuación, o los de Luxor y Karnak, que vendrán a continuación. Además de estos enclaves, incluidos en el programa, es posible contratar excursiones adicionales a lugares tan asombrosos como Abu Simbel o el Valle de los Reyes, en la Necrópolis de Tebas.
Todo lo que siempre has deseado saber, contemplar e incluso tocar de Egipto está a hora al alcance de tu mano
Una vez que hayamos desembarcado del crucero en la ciudad de Luxor, podremos llevar a cabo una incomparable actividad opcional, que consiste en un paseo en globo. Después, nos dirigiremos a Hurgada, un paradisiaco enclave a orillas del Mar Rojo. Allí tendremos la oportunidad de disfrutar de lo lindo de las playas y del buen ambiente de la zona a lo largo de dos jornadas libres que, con toda seguridad, no olvidaremos jamás. Como colofón a este genial viaje, llegaremos a El Cairo para pasar nuestros últimos días en Egipto. Iremos, desde luego, a visitar las Pirámides y la Gran Esfinge, situadas en la Necrópolis de Guiza, a pocos kilómetros de la capital. También aquí dispondremos de tiempo libre, que podremos invertir en explorar la ciudad por nuestra cuenta, o en contratar alguna actividad opcional, como un tour guiado por los lugares más emblemáticos de El Cairo, o una visita a la Necrópolis de Saqqara y Menfis. Decidamos lo que decidamos, lo único 100% seguro es que esta maravillosa aventura en Egipto dejará en nuestra memoria viajera una huella imborrable.
Emociones nuevas en tu viaje
En la margen oriental del Nilo, y construidos sobre las ruinas de lo que fue la ciudad de Tebas, encontramos dos impresionantes templos: Luxor y Karnak, el conjunto religioso más emblemático de la civilización egipcia. Estos dos templos dejan, literalmente, con la boca abierta a todo el que contempla su grandiosidad. Es fácil imaginarse, al estar frente a cualquiera de ellos, cómo serían cuando se construyeron. El templo de Luxor es Patrimonio de la Humanidad desde el año 1979 y estaba consagrado al culto del dios Amón. Fue construido por los faraones Amenofis III, que levantó la zona interior, y Ramsés II, que finalizó el conjunto. Un conjunto que, aunque tiene unas proporciones imponentes, resulta armonioso. El acceso al templo se hace a través de una avenida, que tiene esfinges a ambos lados. Frente a los pilonos hay dos enormes estatuas de Ramsés II y, a cada lado de la puerta dos grandes obeliscos. Como curiosidad, diremos que el obelisco que hay en la Plaza de la Concordia de París, perteneció a este templo.
El grandioso templo de Karnak fue el más importante de Egipto dedicado a Amón. Hoy en día, es el segundo lugar más visitado de todo Egipto después de las pirámides de Guiza. En este templo, que es, en realidad, un conjunto de varias construcciones, destaca, sin lugar a dudas, la sala hipóstila, un recinto cubierto, sostenido por ciento treinta y cuatro columnas, cuyos fustes estaban decorados con relieves policromados. Las columnas, que se alzan hasta los 23 metros de altura, parecen auténticos bosques. Dentro del recinto del templo, se puede admirar el obelisco de la reina Hatshepsut, el más alto de Egipto. Está hecho con granito rojo de Asuán. Existe también un lago sagrado, llamado de Amón. No hay unanimidad en lo que se refiere a la utilidad de este lago. Hay quien cree que era para que navegaran por él las barcas sagradas, pero también existe la teoría de que era una simple piscina para la purificación de los sacerdotes. La diferencia principal que hay entre el templo de Amón en Karnak y la mayor parte de los otros templos egipcios es el tiempo que se empleó en su construcción y en las posteriores ampliaciones. Fueron unos treinta faraones los que lo fueron engrandeciendo al añadir al primitivo complejo, diversos edificios.
Uno de los puntos más sorprendentes con los que cuenta Egipto es el Museo de la Momificación en Luxor, un lugar irrepetible y único. Fue inaugurado en 1997, y, como su nombre indica, en su interior se pueden ver una gran colección de momias de todo tipo, además de objetos usados durante el proceso de embalsamamiento y momificación y, también, algunas piezas de ajuar mortuorio. Dando un paseo, junto al Nilo, desde el embarcadero del ferry hasta el Museo Arqueológico se puede disfrutar de zocos, terrazas y avenidas llenas de gente que permiten saborear la vida de la ciudad actual. El Museo Arqueológico de Luxor, uno de los museos más importantes de Egipto, tiene una colección de piezas de un valor incalculable y exhibe una de las mejores colecciones de antigüedades del país, como, por ejemplo, la cabeza de Hathor, la diosa vaca o una enorme escultura de la cabeza de Amenhotep III, en granito rojo. Es un edificio moderno, junto al Nilo, inaugurado en 1975.
En Egipto se conocen alrededor de ciento veinte pirámides. La más antigua de las cuales es del año 2.700 a.C. y se atribuye a Imhotep. Aunque las pirámides de Egipto cuentan con cuatro mil años de antigüedad, todavía encierran muchos misterios. Existen distintas teorías, pero la realidad es que los arqueólogos no saben exactamente cómo fueron construidas. Sabemos que las pirámides eran tumbas reales y se cree que, durante la época de las inundaciones del Nilo, cuando no se podían llevar a cabo las labores agrícolas, se reclutaban miles de egipcios para que participaran en la construcción de estos impresionantes monumentos. De entre todas las pirámides conocidas hasta el momento, no cabe ninguna duda de que las más famosas son las de Gizeh (o Guiza). Se trata de las pirámides de los faraones Keops, Kefrén y Micerino. Estas tres colosales pirámides se pueden ver desde muy lejos y fueron construidas al borde del desierto, en el lugar que, según la mitología egipcia, empezaba el reino de los muertos.
Las pirámides eran también una buena forma para que el faraón demostrara su poder y pudiera estar presente aun después de su muerte. La mayor de las tres es la de Kéops, llamada la Gran Pirámide, tiene más de doscientos metros de largo y una altura de ciento treinta y siete metros en la actualidad, aunque su altura original fue de casi ciento cincuenta metros. Construida, como las otras dos, con bloques de piedra caliza, estaba cubierta de piedra pulida o de granito rosado, pero de este revestimiento solo quedan unos pocos restos, debido a que se utilizaron, entre otras cosas, para la construcción de algunos edificios de El Cairo. La pirámide de Keops es la única de las siete maravillas del mundo antiguo que aún se conserva. La pirámide de Kefrén está al lado de la de su padre Keops. Igual que las demás, fue la tumba del faraón y contenía, según las creencias de los antiguos egipcios, su alma. La más pequeña de las tres pirámides es la de Micerinos. En un principio, fue planeada de forma modesta, sin grandes lujos, pero, al final, fue engrandecida. Las filas inferiores de esta pirámide sí se han conservado. Se dice que las pirámides están cargadas de energía. Sea o no cierto, la verdad es que, dentro de ellas, se siente algo especial. Es una experiencia única descender por los pasadizos en penumbra hacia el interior de la cámara del rey, donde encontramos tan sólo un sarcófago vacío sin ninguna inscripción, pero que irradia algo casi tangible. ¿Realidad o sugestión? La UNESCO declaró, en 1959, las pirámides de Guiza, junto con las de Saqqara, Patrimonio de la Humanidad.
Las pirámides de Guiza se encuentran, sorprendentemente, muy cerca de El Cairo, en el borde mismo del desierto y pueden verse desde toda la ciudad. Aunque todos hemos visto fotografías y reportajes sobre ellas, no tiene nada que ver con lo que se siente cuando se encuentra uno frente a frente con ellas. Es inevitable plantearse cómo pudieron unos simples hombres construir, hace más de cuatro mil años, esos colosales monumentos, que han ocultado sus secretos en la profundidad de sus laberintos y cámaras subterráneas. Durante mucho tiempo, ha habido controversia acerca de si la Gran Pirámide oculta, todavía, una serie de túneles que aún no se han descubierto. Mediante scanners se han registrado temperaturas más altas de lo normal, ¿significa esto que, en realidad, existe una cámara secreta sin descubrir? La Gran Pirámide de Guiza fue, con razón, una de las siete maravillas del mundo antiguo y la única que continúa en pie. Por tanto, se llegó al acuerdo de que la Gran Pirámide debía ser la octava maravilla honorífica, estando así junto a Chichén Iza, en Méjico; Machu Pichu, en Perú; la estatua de Cristo Redentor, en Brasil; el Coliseo, en Roma; la Gran Muralla china; el Taj Mahal, en India y Petra, en Jordania.
Egipto no se puede comprender sin conocer El Cairo, su capital. Hay muchos turistas que, al llegar al país, solo piensan en los faraones y consideran a la capital como el lugar en el que podrán visitar el Museo Egipcio, las pirámides y, en el mejor de los casos, alguna mezquita. Pero El Cairo es mucho más que eso. Es una ciudad fascinante con bazares llenos de gente a cualquier hora, con estupendos edificios modernos, miles de minaretes que destacan contra su cielo y un ambiente único en el mundo. El Cairo es una ciudad en la que predomina el caos y en la que todo marcha bien a pesar de la vorágine en que viven sus habitantes. En El Cairo, cuyo nombre quiere decir “la fuerte” o “la victoriosa” viven, actualmente, unos dieciséis millones de habitantes. El Cairo se encuentra en la margen este del Nilo, pero su área urbana se extiende, a través de puentes, hasta la orilla oeste, donde se encuentra la ciudad de Gizeh (al-Jizah en árabe).
El Cairo se fundó en el año 116 cuando los romanos pusieron en pie una antigua fortaleza de los persas que había junto al Nilo. Tras la conquista de Egipto por los chiíes en el año 969, se coloca la primera piedra de lo que, actualmente, es El Cairo. Después de doscientos años de dominación chií, Egipto regresa a la doctrina sunní con Saladino, quien mandó construir, en 1176, la Ciudadela, donde se encuentra la mezquita del sultán Hassan. El Cairo se convirtió en la capital de Egipto en 1962. Posteriormente, en 1979, la UNESCO declaró al centro histórico de la ciudad Patrimonio de la Humanidad. Es precisamente en el centro histórico donde se encuentran la mayoría de los lugares más emblemáticos de la capital, como el Museo Egipcio o el barrio copto con sus estrechas calles, la mezquita de Ahmad Ibn Tulun o la puerta sur de Bab Zuwayla, sin olvidar el enorme bazar, llamado Jan el-Jalili, visita obligada para todo aquel que visite El Cairo.
Nadie que viaje a Egipto puede dejar de visitar el Museo Egipcio de El Cairo, inaugurado en el año 1902, aunque su construcción se inició en 1897. Este fantástico museo, que se creó para proteger su patrimonio y, por supuesto, sus impresionantes tesoros, tiene una colección única de antigüedades egipcias. Entre sus más de ciento veinte mil únicas y maravillosas piezas, podemos citar, pertenecientes al Imperio Antiguo y al Imperio Nuevo, por ejemplo, un grupo de esculturas del faraón Micerino entre la diosa Hathor y una divinidad local; la figura sedente del faraón Zóser hecha con piedra caliza; la figura de Kefrén con el dios halcón Horus en el hombro, así como el sarcófago y la cámara mortuoria de Harhotep. En la sala de Amarna, se pueden admirar, entre otras, unas estatuas colosales de Akenatón o relieves que representan a la familia real bajo los rayos solares de Atón. Pero el verdadero tesoro que contiene este museo es el de la tumba de Tutankamón, descubierta en el Valle de los Reyes en 1922. Cuatro enormes cofres de madera cubierta de oro y metidos uno dentro de otro, contenían el sarcófago de piedra, que, a su vez, contenía otros dos sarcófagos de madera dorada, con forma de momia y con una preciosa decoración. Estos últimos eran los que tenían, en su interior, el sarcófago de oro macizo, que encerraba la momia del faraón, cubierta con la famosa máscara de oro, que, por supuesto, también se puede ver en el museo.
La oferta de artículos a comprar y vender, en los países de tradición árabe y mediterránea puede haber variado en parte con el paso de los años, pero la relación entre comprador y vendedor, es una liturgia que conviene conocer y disfrutar, Y es que desde que pones tus ojos sobre un objeto que te llama la atención, hasta que el vendedor te lo envuelve, no te abandona la sensación de que el “comercial” del bazar sabe de sobra si lo vas a comprar o no y a qué precio te lo vas a llevar. El regateo es sobre todo un juego intuitivo, una confrontación intelectual y de voluntades, un proceso en el que aprecias las cualidades de lo que quieres comprar y te convences de que eso es lo que quieres llevarte y en cuanto lo valoras. En Egipto, un país de bazares y comerciantes, puedes encontrar algunos de los mejores regateadores del mundo, Así pues, ¡Prepárate para disfrutar! Porque hacer compras en este país no se entiende, ni se explica sin regatear. El primer consejo para comprar algo por un buen precio es no mostrar demasiado interés por lo que se quieren comprar. Segundo; partiendo del precio inicial que menciona el vendedor, harás tu primera oferta al 30 o 40%. Lo normal es que pactes un precio final entre el 50-60% del inicial. Tercero; el regateo puede llevarte media hora, de ti depende hacerlo divertido o desesperante. En cualquier caso, conviene que te lo tomes con calma, porque el experto en regateo es el vendedor. Él sabe hasta dónde puede llegar y define cuando se acaba el juego. Su arte reside en que no sepas si el límite del que habla es su límite final o solo el penúltimo.
Algunos de los productos más típicos para comprar en Egipto son los objetos de basalto, un mineral pesado, negro, y bastante caro, También se pueden comprar objetos de alabastro; especias, prendas de algodón egipcio, que tiene fama mundial; esencias de perfumes; adornos de oro y plata; papiros… Egipto y sus más de 8.000 años de historia dan para mucho, por ello, la oferta de souvenirs es especialmente variada en este país. Entre la multitud de recuerdos que se pueden comprar, están las pirámides en miniatura de todo tipo de materiales, los amuletos de escarabajo, los cartouche, los exóticos narguiles, las túnicas galabiya, las estatuas de Bastet, la diosa felina o los jarrones y las figuras de alabastro.
Khan El Khalili es el bazar más famoso de Egipto. Es un laberinto de callejuelas tortuosas, patios discretos y pasadizos en el que se apretujan tiendas y talleres; artesanos, compradores y vendedores, donde se comercia con mercancías y se comunican rumores y noticias. Khan El Khalili es el lugar perfecto para ir de compras en El Cairo por varios motivos. En primer lugar, es uno de los sitios más exóticos que hay en todo el mediterráneo oriental. Segundo, suele ser la última parada antes de volver a España, por lo que no tendrás que cargar con los regalos durante el viaje; en tercer lugar, la variedad de artículos del bazar es tan grande que, allí puedes encontrar cualquier cosa que hayas visto durante tu recorrido por Egipto. Por último, si no te gusta regatear, en la Tienda de Jordi, donde hablan español, los artículos tienen un precio fijo. Khan El Khalili es el mercado más antiguo de la ciudad y sus orígenes se remontan a 1382, cuando el emir Dyaharks el-Jalili construyó un gran caravasar. El zoco es un lugar digno de visitar en el que existen algunos lugares de interés especial. El más popular entre los visitantes es el café de Fishawi que lleva abierto, día y noche, durante los últimos 200 años.
Después de la revolución egipcia de 1952, la construcción de la Presa de Asuán se convirtió en uno de los símbolos el nuevo Estado. La presa se construyó finalmente entre 1959 y 1970, gracias a la colaboración de la Unión Soviética. El objetivo de la presa era múltiple. Se pretendía, por una parte, poner fin a las frecuentes inundaciones que anegaban el territorio del bajo Nilo, pero también se quería aprovechar el agua de las crecidas periódicas del Nilo, para el riego y para la producción de energía hidroeléctrica. De esta manera se podía acabar con las ocasionales sequías de la zona, aprovechando una riqueza que, de otra manera, se perdía en el mar. La presa cumplió muchos de los beneficios prometidos, pero también produjo perjuicios importantes, algunos de ellos inesperados. La pared de la presa es una construcción masiva. Tiene 3,6 kilómetros de longitud, 111 metros de altura, un kilómetro de anchura en la base y 40 metros de anchura en la cúspide. La pared de la presa es tan grande que el espectador nunca tiene la sensación de estar en presencia de una presa convencional. Además, su construcción dio lugar al lago Nasser que, con sus 500 kilómetros de longitud y 16 kilómetros de ancho, en el punto de máxima anchura, ocupa un total de 6.000 kilómetros cuadrados que, en su tiempo, hizo de este embalse el mayor lago del mundo hecho por el hombre.
Los beneficios de la presa en términos de aumento de la superficie de tierra cultivable y de producción de energía eléctrica se han cumplido. Los principales perjuicios que ocasionó la obra son de tipo medioambiental. Por una parte, el crecimiento desmesurado de las aguas subterráneas ha producido la salinización del suelo y por otra la contención de la corriente del rio impide el libre fluir de los lodos del rio que fertilizaban las tierras inundadas, Si embargo, esta falta de lodos a lo que más afecta son a las actividades pesqueras de la costa, ya que ahora los peces, ya no pueden alimentarse con la materia orgánica arrastrada por las aguas de la crecida. Otro de los perjuicios, deriva de la subida del nivel de las aguas de la presa en 65 metros, que, en la práctica supuso la desaparición de la cultura Nubia. La inundación del territorio hizo que hubiese que desplazar a otros lugares más elevados y más seguros a más de 90.000 habitantes de las zonas inundadas y a 24 monumentos que se encontraban a las orillas del rio, entre ellos los templos de Abu Simbel y Filae. Para salvar a tantos tesoros de ser inundados por las aguas, un equipo internacional encabezado por la UNESCO se dedicó durante 4 años a desmantelar, piedra a piedra, cada uno de los templos, y a reconstruirlos en un nuevo lugar, 65 metros más alto, también a las orillas del Nilo. Por la ayuda recibida, Egipto donó importantes tesoros y templos a otros países, como el Templo de Debod que se encuentra en Madrid.
Los embalses son, en la actualidad, un recurso muy importante para el abastecimiento de agua a la población y para el riego en agricultura. También son útiles para prevenir las inundaciones que se producen con las crecidas ocasionales de los ríos y pueden contribuir a la generación de energía eléctrica limpia. Pero, ¿cuáles son los embalses más grandes del mundo? Estos son algunos: • El lago Kariba, en el río Zambeze, es el embalse más grande del mundo, atendiendo a la cantidad de agua que embalsa (189.600 hm3). • El lago Volta es el embalse con mayor superficie del mundo. Se encuentra en Ghana y ocupa cerca de 8.502 km². • El embalse Bratsk es una presa del río Angara, en Rusia. Tiene una superficie de 5.470 km² y un volumen máximo de 169.270 hm3, que lo convierten en el 3º mayor del mundo por volumen y el 7º por área. • El embalse de Kúibyshev es un embalse ruso que se crea por la presa de la central hidroeléctrica de Zhigul. Con una superficie de 6.450 km² y un volumen de 58 billones de metros cúbicos, es el mayor embalse de Europa y el tercero del mundo por superficie. • La represa hidroeléctrica de Itaipú, sobre el río Paraná, es la mayor productora de electricidad del mundo. El lago artificial creado por la represa contiene 29.000 hm³ de agua y abarca un área aproximada de 1400 km2. • La presa de las Tres Gargantas, en China, es la planta hidroeléctrica más grande del mundo en extensión y en capacidad instalada, pero es la segunda en producción de energía. El embalse puede almacenar 39 300 hm3 y cuenta con 32 turbinas de 700 MW cada una, totalizando una potencia instalada de 22.500 MW.
El legendario recorrido por tierras de Egipto cuenta con el Templo de Kom Ombo, en la ciudad del mismo nombre y a 40 kilómetros de Asuán, como otra de sus fascinantes escalas. Pegado a la orilla del Nilo, destaca por ser un templo doble, de mitades simétricas, en el que se rendía culto a dos deidades, Sobek y Haroeris (‘Horus el Viejo’), en tiempos de la dinastía tolemaica (la construcción la inició Tolomeo VI –180-145 a. C.– y la continuaron sus sucesores). Debido a esta doble construcción podrás disfrutar por duplicado de la experiencia de contemplar esta construcción, desde su imponente entrada a la diversidad de patios, salas y capillas en honor de los dioses (la mitad sur, para Sobek, dios de la fertilidad; la norte, para Haroeris, acompañado en el homenaje por Tasenetnofret y Panebtauy «Señor de las Dos Tierras»).
Entre las curiosidades que te desvelarán, podrás contemplar la decoración de la parte interna de uno de los muros, en la que se representan instrumentos quirúrgicos, muestra del avanzado nivel que se consiguió en medicina si se tenían en cuenta los conocimientos y medios de la época. Otras curiosidades son la presencia del ‘Nilómetro’ (había varios a lo largo del cauce), con el que se medían las crecidas del Nilo (de hecho, muchas partes quedaron destruidas por las aguas) o el hallazgo en su momento de más de 300 momias… de cocodrilos (animal simbolizado por la figura de Sobek), expuestas en el Museo del Cocodrilo, situado en las afueras del templo. Toda una experiencia.
Los dioses representados en este templo, Sobek y Haroeris (nombre grecorromano, Hor-ur en egipcio) formaban parte destacada de la amplia variedad de divinidades adoradas, y temidas, por la población. Un pretexto ultraterrenal en el que se apoyaron, durante siglos, faraones, reyes y sacerdotes para extender su influencia y poder sobre los egipcios. En el caso de Sobek, se le representaba como un cocodrilo o como un hombre con cabeza de cocodrilo, y se le consideraba el dios de la fertilidad (fundamental, por lo tanto, a orillas del Nilo) y de la vida. La leyenda cuenta que la maldad de Sobek provocó la marcha de su hermano Horus, al que siguió toda la población del lugar: como consecuencia, Sobek resucitó a los muertos para que dieran nueva vida al poblado, con resultados catastróficos. Haroeris, por su parte, denominado ‘Señor de la Luz y la Luna’ (cada una de ellas en cada ojo), aparece representado con forma humana y cabeza de halcón (o como esta ave directamente), de acuerdo a la costumbre mitológica egipcia de evocar figuras animales para reforzar estas imágenes populares.
El templo de Horus, dedicado al hijo de Isis y Osiris, dios del cielo, de la guerra y la caza, es el mejor conservado y el segundo más grande de Egipto (después del de Karnak), con unas medidas de 137 metros de largo, 79 de ancho y 26 de alto. Construido en la época ptolemaica (comenzó con Ptolomeo III y se concluyó con Ptolomeo VIII), entre sus curiosidades destaca cómo las salas son cada vez más pequeñas y oscuras hasta llegar al santuario, donde está la estatua del dios (representado como un halcón), que recibe la iluminación desde un pequeño orificio. Todo un tributo en una tierra a la que se aludía como ‘Uetyeset-Heru’ (‘El lugar donde Horus es alabado’) y que se puede visitar de noche gracias a un sistema de iluminación nocturna.
Otra de las curiosidades es su santuario, con la Sala de la Barca Sagrada, una reproducción de la original, expuesta en el Museo Egipcio de El Cairo, producto del descubrimiento de un templo que quedó oculto, año a año, siglo a siglo, por la arena del desierto y el barro procedente del río Nilo. No fue hasta 1798 cuando una expedición francesa descubrió cómo asomaban los pilonos (construcción en forma de pirámide truncada situada en la entrada), un hallazgo que propició, años después, que se dejase el templo al descubierto y que se convirtiese en uno de los destinos turísticos más visitados del país. La primera sala hipóstila (se dedicaba a la purificación de los sacerdotes), la que fuera biblioteca, las dedicadas a las ofrendas, ofrendas, secas y líquidas, la cámara del tesoro, el ‘Mamisi’ (un edificio aislado), los restos de pinturas policromadas en paredes y techos… todo un viaje por la historia.
Edfú, en la ribera occidental del río Nilo, es una de las paradas habituales en los cruceros por el Nilo, desde la que se suele viajar en las típicas calesas al encuentro del templo de Horus. Una ciudad que, en tiempos, fue el punto de partida de diversas rutas comerciales que comenzaban a atravesar el valle para llegar hasta el oasis de Kharga por el oeste o hacia el Mar Rojo por el Este. Con una población que supera por poco los 50.000 habitantes, supone un relajante paréntesis en este fascinante viaje por Egipto.
La costa del mar Rojo es uno de los destinos preferidos por los turistas que se acercan hasta Egipto para pasar unos días de vacaciones. Se trata de un lugar bendecido con playas paradisíacas, buen clima todo el año y aguas cristalinas. Además, la colorida biodiversidad, la bellísima flora y fauna, los arrecifes coralinos y los restos de naufragios que aún quedan en sus fondos hacen del mar Rojo una de las mecas mundiales del submarinismo. Y no solo eso: el lugar permite realizar todo tipo de actividades acuáticas, la posibilidad de practicar otros deportes como el golf o hacer excursiones por el desierto. Muchas son las playas apetecibles de la costa egipcia del mar Rojo, empezando por Sharm el-Sheij, situada en el extremo sur de la península del Sinaí. Este lugar con arenales rojizos es ideal para practicar snorkelling o buceo por la belleza de sus fondos marinos. Encontramos también interesante la de Dahab, situada asimismo en el Sinaí, pero al resguardo del golfo de Aqaba, una zona dotada de playas increíbles y arrecifes coralinos. Dahab, como el resto del mar Rojo, es perfecto para practicar la inmersión, pero también disfrutaremos en la superficie haciendo surf o windsurf. Mientras, Marsa Alam es uno de los lugares con más biodiversidad de la costa egipcia. Es muy frecuente avistar tortugas y otros muchos animales acuáticos en sus aguas azules y cristalinas.
Sin embargo, la joya del turismo egipcio en el mar Rojo es Hurgada. Esta localidad costera es una de las más valoradas del país como destino de vacaciones. No es de extrañar: Hurgada cuenta con maravillosas playas de arena fina, aguas cálidas y cristalinas de color turquesa, resorts de gran calidad, paisajes desérticos fascinantes y una animadísima oferta de ocio nocturno. En Hurgada hay mil planes posibles, desde simplemente descansar al sol hasta hacer submarinismo. Si nos levantamos temprano, podremos ver el amanecer sobre el mar Rojo, y mientras el cielo se llena de las primeras luces, pensar en qué nos apetece hacer el resto del día. Quizá sea una buena ocasión para bajar hasta las profundidades marinas en una de las escuelas de submarinismo de los alrededores, o podemos lanzarnos a hacer esquí acuático. Después, podremos relajarnos al sol con un libro en las manos o acercarnos hasta alguna de las terrazas a pie de arena para tomar un refresco y saciar el apetito con un bocado. Por la tarde, mientras el cielo se inunda de los mil colores del amanecer, se antoja un paseo por la playa con el fin de preparar el cuerpo y la mente para una cena junto al mar. O viviremos una noche divertida entre música y copas. En Hurgada, todas las opciones están abiertas.
Con 2.200 kilómetros de largo y una anchura máxima de 350 kilómetros, el mar Rojo es en realidad un golfo de forma alargada del océano Índico. De hecho, al sur se comunica con este océano, mientras que al norte se comunica con el mar Mediterráneo a través del canal de Suez. La construcción de este canal, en el siglo XIX, convirtió el Sinaí en una península y cambió por completo las rutas marítimas comerciales, ya que, hasta entonces, para llegar a las costas asiáticas desde Europa era necesario rodear toda África. El mar Rojo baña los litorales de Egipto, Sudán, Eritrea, Yibuti, Somalia, Israel, Jordania, Arabia Saudí y Yemen.
El plan de viaje a tu alcance
- Cena.
- Aswan
- Desayuno, comida y cena.
- Kom Ombo
- Edfu
- Alta presa de Asuán
- Templos de Kom Ombo: Dioses Sobek y Haroeris
- Obelisco inacabado
- Desayuno, comida y cena.
- Esna
- Luxor
- Templo del Dios Horus
- Templo Karnak y Luxor
- Desayuno, comida y cena.
- Luxor
- Desayuno, comida y cena.
- Hurghada
- Desayuno, comida y cena.
- Hurghada
- Desayuno.
- El Cairo
- Desayuno.
- El Cairo
- Panorámica medio día a las pirámides de Guiza y la esfinge
- Desayuno.
- El Cairo
- Desayuno.
- El Cairo
¿Quieres saber más de Egipto?
El recetario tradicional egipcio es uno de los más ricos, variados y sabrosos de todo el mundo árabe. Las distintas civilizaciones que han pasado por el país, así como las influencias internacionales, producto del gran número de visitas que recibe la nación cada año desde tiempos inmemoriales, han dado lugar a una deliciosa mezcla de platos típicos, ingredientes de todo el mundo y toques de la cocina occidental.
Algunos de los ejemplos más notables de la cocina egipcia son el kebab, compuesto de carne de cordero asada y vegetales; el fatta, un pan de maíz rociado de caldo, vinagre y ajo sobre el que se acomodan lonchas de carne y varias cucharadas de yogur; la molohiya, una sopa a base de hierbas aromáticas y ajo; el shish kabob, que se suele acompañar de ensalada de cebolla y tomate, y se sirve con pan de pita y salsa tahini; el ful medames, un guiso de habas que se cuece a fuego lento y tiene un sabor espectacular, y una gran variedad de postres en los que la miel y los frutos secos ocupan un lugar privilegiado.
Ir de shopping por El Cairo o por cualquiera de las grandes ciudades egipcias provoca en el viajero la sensación de haber acudido precisamente al lugar donde se inventaron las compras. Los bazares que hay repartidos por todo el país, y que se cuentan por cientos, son el ejemplo perfecto del gusto de los musulmanes por el comercio y la mercadería. Para empezar, hay que dominar las técnicas básicas de negociación, como no mostrar demasiado interés por un artículo que se quiere comprar, o hacer una oferta inicial lo suficientemente baja como para no hacer el “primo”, pero lo suficientemente alta como para captar la atención del vendedor.
En lo que se refiere a las compras típicas, destacan los objetos de basalto y de alabastro, las prendas de algodón egipcio, las especias de todos los colores y aromas, los adornos de metales preciosos, y los souvenirs que pretenden imitar las antigüedades egipcias, como papiros, pirámides en miniatura o pipas de agua.
En Egipto, las fiestas propias del Islam se combinan con las cristianas y las coptas, además de con las celebraciones de carácter laico, dando lugar a un calendario repleto de festividades para todos los gustos. Algunas de las fechas más señaladas del año egipcio son:
•Celebración del Año Nuevo. Es el 1 de enero, y se la conoce como ‘Aid Sana Al Guedid’
•Conmemoración de la fecha de liberación del Sinaí. Se llama ‘Aid Tahrir Sina’, y se celebra el día 25 de abril.
•Día del Trabajo. Se celebra, como en el resto del mundo, el primero de mayo, y en Egipto se llama ‘Aid Al Aamal’.
•El 23 de julio se conmemora la revolución egipcia, que terminó desembocando en la independencia del país.
•Wafaa Al Nil. Esta fiesta tiene su origen en los tiempos del Antiguo Egipto, se celebra a mediados de agosto y se debe a la crecida anual de las aguas del Nilo.
•El día conocido como ‘Aid Al Kawat Al Maslaha’ es el dedicado a honrar a las Fuerzas Armadas, y es toda una fiesta nacional. Se celebra el 6 de octubre.
•Un día antes de nuestra Nochebuena, el 23 de diciembre, se celebra en Egipto el Día del Triunfo o ‘Aid Al Nasr’, que conmemora la expulsión de los ejércitos extranjeros del territorio egipcio.
En Egipto, la moneda oficial es la libra egipcia. Su abreviatura es EGP, y se divide en 100 piastras, que a su vez se dividen en 10 céntimos o milliemes. Hay monedas de 5, 10, 20, 25 y 50 piastras y de 1 libra, y hay billetes de 25 y 50 piastras, y de 1, 5, 10, 20, 50, 100 y 200 libras egipcias. Actualmente, el cambio es de aproximadamente 1 euro por cada 20,5 libras.
En la mayoría de los restaurantes, tiendas y hoteles de las grandes ciudades, como El Cairo y Alejandría, es posible pagar con las tarjetas de crédito más comunes, como Visa, MasterCard o American Express. No obstante, conviene llevar encima algo de efectivo en libras egipcias, de cara a hacer pequeñas compras en los mercadillos y bazares que hay por todo el país.
Siempre que nos movamos por las grandes ciudades del país, así como por las zonas más turísticas, podremos pagar con nuestra tarjeta de crédito. También será sencillo encontrar cajeros automáticos en estos lugares donde sacar dinero si fuera necesario. Aunque esto no es aplicable en zonas rurales y apartadas de los focos turísticos, ni tampoco en los puestos ambulantes ni en los bazares a pie de calle.
Para evitar problemas desagradables, lo mejor es apuntar en un papel o en el móvil los teléfonos de las entidades emisoras de tus tarjetas de crédito. Así, si se da el caso de que pierdas o te roben alguna, podrás llamar inmediatamente a tu banco y pedir que la bloqueen.
No hace falta ponerse ninguna vacuna para viajar a Egipto aunque, no obstante, es aconsejable contratar un seguro de viajes con amplia cobertura médica. También es conveniente llevar encima una tarjeta de crédito por si fuera necesario abonar una factura médica con urgencia.
Por otra parte, siempre es importante tener en cuenta las normas básicas de sanidad recomendadas cuando se sale de Europa: tener cuidado con la limpieza y la higiene de los vasos, las botellas y las boquillas de las “shishas” (pipas de agua), así como evitar comer frutas y verduras crudas, y no beber agua que no provenga de una botella precintada.
En Egipto, el clima es subtropical seco, caracterizado por inviernos frescos (no realmente fríos) y veranos muy calurosos y sin apenas precipitaciones. El invierno va de noviembre a marzo, y el verano de mayo a septiembre.
En las regiones próximas a la costa, tanto del Mediterráneo como del Mar Rojo, las temperaturas oscilan todo el año entre los 15 y los 36 grados, mientras que en el interior estas diferencias se acentúan, sobre todo en el desierto, donde los termómetros alcanzan los 45 grados de día y descienden bruscamente hasta los 5 o 6 al caer la noche.