Viaje a Perú: Circuito Descubrimiento del Perú y Montaña Arcoiris

Día 1: España – Lima. Rumbo a un viaje en el tiempo

Cuando suena el despertador, aún no nos acabamos de creer que la aventura que llevamos planeando durante meses por fin vaya a empezar. Mientras comprobamos que no se nos olvida nada, somos conscientes de que tenemos por delante unos días que, estamos seguros, no podremos olvidar y estamos dispuestos a aprovechar cada minuto. Cerramos las maletas y ya es hora de salir camino del aeropuerto.

Cuando el taxi nos deja en la puerta de la terminal de salidas, respiramos hondo y nos disponemos a llevar a cabo todos y cada uno de los trámites necesarios para cualquier viaje: facturación de equipaje, colas frente a las ventanillas del control de pasaportes, espera en la puerta de embarque..., pero hoy nada de esto nos importa. Nos vamos a Perú y sabemos que en unas horas pisaremos suelo en Lima, ¿qué más podemos pedir? El vuelo pasará más rápido de lo que esperábamos y, antes de darnos cuenta, nos avisarán de que estamos a punto de aterrizar.

En cuanto lleguemos al aeropuerto Jorge Chávez de Lima, nos estarán esperando y nos acompañarán a nuestro hotel. Una vez que nos hayamos registrado y dejado nuestras cosas en la habitación, podremos, si lo deseamos, salir a dar una vuelta y a cenar antes de retirarnos a descansar.

Día 2: Lima. De la elegancia colonial a la modernidad más chispeante

Comenzaremos el día tomando un buen y reconfortante desayuno en el hotel. Tendremos ocasión de probar, si lo deseamos, una bebida, típicamente peruana que se llama emoliente, hecha con granos de cebada tostados, azúcar, extracto de hierbas y zumo de limón. Hay quien dice que tiene propiedades medicinales. Luego, paseando por las calles de Lima, la veremos en los puestos callejeros. Si queremos probar otra cosa típica del país, debemos comer yuquitas, hechas con yuca frita, o una especie de empanadas rellenas de carne.

Lima está situada entre el Pacífico y una zona desértica y fue fundada por Pizarro. Después del desayuno, saldremos a conocer sus lugares más importantes.

Nuestra primera etapa se centrará en la visita panorámica de la Huaca Pucllana, después nos adentraremos en el Centro Histórico de la capital. Nos impresionará lo magníficamente que se conjugan las construcciones modernas con los hermosos edificios de la época colonial. Esta parte de Lima fue declarada, en 1991, Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Ahora visitaremos la Catedral, un bello edificio renacentista, que es el mayor y más importante templo de la capital. Una vez dentro, veremos que su interior es una perfecta mezcla de estilos: gótico tardío, renacentista, plateresco y barroco. Nos impresionará la fantástica sillería del coro o las capillas que se encuentran a lo largo de sus naves, principalmente la de la Inmaculada Concepción, con un altar original de estilo barroco. Visitaremos el lugar donde está enterrado Francisco Pizarro. Junto a su tumba, hay una pequeña caja con un poco de tierra, proveniente de la ciudad en la que nació, Trujillo.

Dando un paseo por la Plaza Mayor (antigua Plaza de Armas) podremos contemplar hermosas edificaciones, como el Palacio Municipal, el Palacio Arzobispal o el Palacio del Gobierno y, si queremos llevarnos una foto imprescindible, acerquémonos a la fuente de bronce, del siglo XVIII que hay en el centro de la plaza.

Ahora iremos a ver el Convento de Santo Domingo, del siglo XVI. Es un magnífico edificio de un color rosado que fue la primera universidad que hubo en Perú y la más antigua del continente americano. Nos referimos a la Universidad de San Marcos. Pasearemos por su claustro, adornado con preciosos mosaicos originarios de Sevilla y que posee un fabuloso artesonado mudéjar, realizado con roble panameño. En la Biblioteca admiraremos su fantástica colección, que consta de unos 25.000 libros, entre ellos, incluso, algunos incunables.

Terminaremos con la visita a las capillas de San Martín de Porres y de Santa Rosa de Lima.
En este momento, será hora de que regresemos al hotel. En el camino, podremos admirar unos espectaculares panoramas del Pacífico y pasaremos por San Isidro y Miraflores, que son las zonas más modernas de Lima. Hasta que decidamos retirarnos a descansar, tendremos toda la tarde libre para hacer cualquier cosa que deseemos.

Día 3: Lima – Arequipa. La magia de la Ciudad Blanca

En cuanto terminemos de desayunar, nos llevarán al aeropuerto de Lima para tomar un vuelo que durará, aproximadamente, noventa minutos, hacia Arequipa. A esta ciudad se la llama la Ciudad Blanca y, en cuanto aterricemos, comprenderemos la razón: sus edificios están construidos con una piedra volcánica de este color en las que se refleja el sol.

Mientras que Lima está, prácticamente, a nivel del mar, Arequipa esta a 2.325 metros sobre el nivel del mar, por lo tanto, tendremos que tener cuidado con el llamado mal de altura. Es importante que nos hidratemos bien y sigamos los consejos de los habitantes y de nuestro guía.

Por la tarde, Por la tarde, llegaremos dando un paseo al corazón histórico de Arequipa comenzando con el Barrio de San Lázaro, Patrimonio de la Humanidad. Conforme pisemos sus enigmáticas calles blancas, pavimentadas con piedra, tendremos la sensación de habernos trasladado varios siglos atrás, y continuaremos por el colorido mercado de San Camilo.

Por último, antes de regresar al hotel, visitaremos el Monasterio de Santa Catalina, que es en realidad una pequeña ciudad con murallas, y de suelos de piedra. Para cenar, quizá querrá probar algún plato de la zona, por ejemplo, el sanguito (dulce de trigo con miel de caña, leche, mantequilla y pasas) o el clásico adobo arequipeño.

Día 4: Arequipa – Cañón del Colca. El espectáculo de la naturaleza

Empezaremos el día con un buen desayuno en el hotel de Arequipa. Al terminar, nos estará esperando un cómodo autobús que nos transportará a Chivay, a 185 kilómetros de distancia. Por el camino tendremos oportunidad de contemplar y fotografiar los hermosos panoramas que nos brinda la zona.

El lugar al que nos dirigimos, Chivay, es una pequeña población andina que da entrada al Cañón del Colca, o “El Valle del Fuego”. El Cañón del Colca es uno de los que más profundidad tienen de todo el mundo y uno de los más famosos para practicar grandes caminatas y descenso de ríos de aguas bravas.

Primero bordearás el volcán Misti, de 5.825 metros de altura y unos 800.000 años de antigüedad. Luego nos asombraremos al contemplar la magnitud de Pampa Cañahuas, situada en medio de la Reserva Nacional Salinas y Aguada Blanca. Solo allí podrás disfrutar del espectáculo visual de las vicuñas contorneadas por el cielo inmensamente azul de este paisaje peruano, porque esta zona, en plena cordillera volcánica, se creó en el año 1979 para garantizar la protección de este camélido típicamente andino.

A la hora de almorzar, y elegiremos un restaurante por nuestra cuenta para probar la gastronomía característica de la zona: en el valle del Colca son típicos los uchus o picantes aderezados con productos de la zona, además del asado a la brasa.
Tras este maratón de alturas, te has ganado un descanso, llegará al hotel. Por la noche vas a cenar en el hotel: te han preparado un menú típico para que solo te preocupes de darle gusto a tu paladar.

Día 5: Cañón del Colca – Puno. En busca del cóndor

Cuando terminemos de desayunar, iniciaremos un camino que nos llevará, a través de maravillosos paisajes, hasta la Cruz del Cóndor. Antes de llegar a nuestro destino, conoceremos pueblos, como, por ejemplo, Pinchollo, con sus edificios de color blanco; Maca y su templo barroco de Santa Ana; Achoma, con una iglesia construida con sillar en el siglo XVI; o Yanque y su fantástica iglesia barroca de época colonial. Todo ello declarado Monumentos Históricos de Perú.

Cuando, por fin, lleguemos al Mirador de la Cruz del Cóndor, nos dejará sin habla la grandiosidad del lugar, no podremos creer lo que estamos viendo. Si somos un poco pacientes y, además, tenemos suerte, podremos gozar de la experiencia que supone ver volar, sobre nuestras cabezas, al majestuoso cóndor, el ave mayor del mundo y que está en peligro de desaparecer. El cóndor no es solamente un hermoso animal, sino que, para los habitantes de Sudamérica es, además, todo un símbolo. Los incas creían que el cóndor era quien hacía que el sol saliera cada día y para ellos era fortaleza y sabiduría. Quizás, incluso, hayamos tenido oportunidad de gozar con la danza tradicional del Valle del Colca, el wititi.

Por la tarde saldremos hacia Puno. Tal vez aprovechemos el viaje para dormir un rato o para repasar las fotos o los vídeos que hayamos tomado a lo largo del día.

Una vez lleguemos a Puno, iremos al hotel para que podamos dejar nuestras cosas y luego, si lo deseamos, podremos salir a pasear por las calles de la ciudad (otra vez, cuidado con el mal de altura). Cenaremos algo en cualquier restaurante y nos retiraremos a descansar a nuestras habitaciones.

Día 6: Puno – Lago Titicaca – Puno. La leyenda del lago Titicaca

En cuanto desayunemos en el hotel, nos dirigiremos al embarcadero de Puno para, desde allí, llegar al famoso Lago Titicaca donde pasaremos gran parte del día. Existe una fábula sobre este mítico lago: Se dice que de él nació el dios Wiracocha, que creó las estrellas, el sol y a Manco Capac y Mama Oclio (creadores del imperio de los incas).

Sea como sea, lo cierto es que el Lago Titicaca es una imponente masa de agua de ocho mil quinientos kilómetros cuadrados. A caballo entre Bolivia y Perú, es el lago por el que se puede navegar que está situado a mayor altitud del mundo (cuatro mil metros).

Descubriremos de qué manera los pobladores del lago han conservado sus tradiciones ancestrales y nos maravillará la forma de vida de los uros: han sido capaces de crear unos islotes artificiales con totora (juncos que crecen en el agua). Con ellos hacen, no solo los islotes, sino sus barcas, casas, etc.

No nos será difícil hacernos la idea de que su principal fuente de riqueza es la pesca. Llegada la hora de la comida, lo haremos en una especie de mesón gestionado por los habitantes de Taquile. Por cierto, desde el embarcadero al pueblo hay unos cuantos de cientos de escalones. Gozaremos de la delicia que supone comer un pescado que acaba de ser capturado y todo ello rodeados de color, el color de los vestidos y de las telas de los habitantes de la isla, descendientes de quechuas.

Después de haber repuesto fuerzas en Taquile y, aún con el sabor del pescado fresco en la boca, regresaremos al barco para volver a Puno. Nos retiraremos al hotel para descansar después de esta inigualable jornada.

Día 7: Puno – Cuzco. Arte e historia por la Ruta del Sol

Hoy madrugaremos un poco más de lo acostumbrado. Desayunaremos en el hotel de Puno y, después, en un cómodo autobús, saldremos camino de la ciudad imperial de Cuzco. En el trayecto, de unos cuatrocientos kilómetros, disfrutaremos de lo que se llama la Ruta del Sol, un nombre que nos traerá a la memoria luminosidad y misterio.

Nuestra primera visita será Pucará y su impresionante Museo Lítico, que es el lugar de ceremonia más emblemático del altiplano. Nos llamará la atención ver toros por todas partes y es que el distintivo de la población es el llamado Torito de Pucará, la más representativa de sus obras de cerámica.

Sabemos que todo lo relacionado con la religión y el culto a los dioses tenía una gran trascendencia para los incas. Esta es la razón de que sus templos fueran tan importantes. Es por esto, que el Templo de Wiracocha (el edificio inca de mayor altura conocido), en Raqchi, nuestra próxima parada, sea tan significativo. Nos encontramos ante un yacimiento con una extensión de mil hectáreas, circundado por un panorama que no parece real. Nos quedaremos atónitos antes la visión de los tesoros que contiene: una pirámide truncada en honor del sol, acueductos, lugares de enterramiento bajo tierra…

Seguiremos nuestro camino hasta Andahuaylillas, donde haremos otra parada para contemplar, maravillados, la iglesia de San Pedro, conocida como la Capilla Sixtina de América, debido a las muchas obras de arte que contiene, como, por ejemplo, espléndidos retablos de madera con pan de oro o fantásticos murales.

Cuando lleguemos a Cuzco, podremos salir a cenar lo que queramos y luego volver a nuestro hotel para descansar y estar listos para la próxima jornada.

Día 8: Cuzco. Nos sumergimos en la historia de cuatro ruinas de leyenda

Lo primero que haremos hoy será, como cada día, tomar un buen desayuno en el hotel. Como estamos a 3.399 mts sobre el nivel del mar, tendremos la mañana libre para aclimatarnos. Por la tarde nos dirigiremos, en primer lugar, a Sacsayhuaman (cabeza de puma, en lengua quechua). Nos quedaremos con la boca abierta ante el espectáculo de los restos de esta fortaleza, construida con piedras perfectamente ensambladas y de un tamaño auténticamente colosal. Se dice que veinte mil hombres transportaron las piedras desde una cantera situada a varios kilómetros.

Nuestra próxima visita será a Q’enqo, que significa laberinto. Este interesante sitio arqueológico estaba dedicado al culto de la Madre Tierra (la Pacha Mama). Iremos a Pukapukara (fortaleza roja), formada por edificaciones de este color y que fue un centro militar y administrativo para el control del Camino del Inca. Por último, nos detendremos en Tambomachay, con tres grandes terrazas y que, seguramente, se construyó como lugar de culto al agua. Nos asombrará la forma en que se unen las piedras y el grado de conocimiento en ingeniería que tenían los antiguos incas.

Terminadas estas inolvidables visitas, será la hora de regresar al hotel. Un consejo: no olvidemos probar el café cusqueño acabado de tostar.

Día 9: Cuzco – Valle Sagrado. El misticismo del Valle Sagrado

Una vez que hayamos desayunado en el hotel y dado un paseo por el mercado, saldremos hacia el Valle Sagrado de los Incas, un lugar mágico en el que no nos extrañaría encontrarnos con los antiguos pobladores ataviados con sus vestidos tradicionales.

Haremos nuestro primer alto en el camino en la localidad de Pisaq, donde observaremos, claramente, las dos zonas en que se divide la población: Por una parte, en la colina, veremos los restos de las construcciones incas, un conjunto de piedras perfectamente ensambladas y, por otro, el pueblo moderno, en el valle, que data de los tiempos coloniales. Pisaq cuenta con un mercado de artesanía que se extiende por casi todas sus coloridas y vivas calles.

Ya por la tarde, saldremos camino de Ollantaytambo, el único núcleo de población que conserva el trazado de sus calles tal y como fueron originalmente, es decir, cuando lo construyeron los incas y es, por tanto, el único poblado inca que sigue habitado en la actualidad. Guardando al pueblo, desde lo alto de una elevación del terreno, encontraremos la Fortaleza de Ollantaytambo, en la que destacan unas enormes piedras verticales y los restos del Templo del Sol.

Después de cenar, dormiremos en el Valle Sagrado y, tal vez, podamos sentir la magia de este lugar tan especial.

Día 10: Valle Sagrado – Aguas Calientes – Cuzco. Nos atrevemos a tocar el cielo

Cuando terminemos de desayunar, nos dispondremos a salir camino de uno de los lugares más emblemáticos, no solo de Perú, sino del mundo entero. Nos calzaremos nuestro calzado más cómodo y, con toda la ilusión del mundo, saldremos, muy temprano, hacia Aguas Calientes, un pueblo a los pies de la montaña que encierra la ciudadela de Machu Picchu. Este trayecto lo haremos en tren, mientras admiramos la belleza del paisaje que se abre ante nosotros a ambos lados del vagón. Una vez en Aguas Calientes, cogeremos un autobús turístico que nos subirá, por una carretera entre montañas y flanqueada por precipicios de vértigo, hasta las puertas de la ciudadela de Machu Picchu.

La primera imagen que veremos de este lugar ya nos dejará sin aliento. Sentiremos que nos han trasladado siglos atrás en el tiempo y es muy posible que sintamos que nuestra piel se eriza por la emoción de estar en uno de los lugares más hermosos y recónditos del mundo. La Montaña Vieja (Machu Picchu) es una de las siete maravillas del mundo y no sin razón. Pisar sus calles, contemplar los restos de sus construcciones y, tal vez, tener la oportunidad de encontrarnos con alguna llama paciendo entre las ruinas, serán recuerdos que no podremos ni querremos olvidar nunca.

La ciudadela de Machu Picchu, construida en el siglo XV por orden de Pachacuteq está llena de caminos, canales de agua y templos. Consta de unos ciento cuarenta edificios, cuyas piedras se encuentran unidas entre sí sin ningún tipo de cemento. Sus edificios más significativos son los templos del Sol, el de las Tres Ventanas y el del Cóndor. Machu Picchu se encuentra en la cima de una montaña, a 2.450 metros sobre el nivel del mar. Debemos procurar llevar algo dulce y agua para hacer frente a un posible mal de altura.

Después de comer, bajaremos a Aguas Calientes y allí tomaremos, de nuevo, el tren hasta el Valle Sagrado. Desde este mágico lugar, volveremos a Cuzco, donde, después de cenar lo que nos apetezca, podremos retirarnos a nuestra habitación para descansar de las emociones del día.

Día 11: Cuzco. Degustamos la sal de nuestro viaje

Después de desayunar en el hotel de Cuzco, vamos a ir a conocer un lugar que nos apasionará, por sus bellos contrastes naturales: las Salineras de Maras.

Las salineras son unas minas de sal, que obtienen su mineral de unos 3000 pozos excavados en la ladera de la montaña. Los pozos o estanques se llenan de agua salada y esta, al evaporarse, deja la valiosa sal como residuo. Los pozos se adaptan a la superficie irregular de la montaña, formando un conjunto de terrazas de sal y agua salada que nos brinda una panorámica impresionante: El conjunto aterrazado está compuesto por una serie de pequeños estanques, con distintas tonalidades blanquecinas, que contrastan con los verdes y marrones de los montes que lo rodean. Esta visita tiene algo especial, ya que aquí no solo podremos ver las pequeñas piscinas de agua salada, también podremos participar en la recolección de la sal junto a los vecinos.

Si la visita de la mina de sal de Salinera, de la que los incas extraían sal a casi 700 Km del mar, nos ha dejado impresionados, preparémonos ahora para frotarnos los ojos cuando lleguemos a nuestra siguiente parada: Moray. Este Complejo Arqueológico, situado a 3500 metros sobre el nivel del mar, es un referente de la arquitectura y la ingeniería peruanas, además de un verdadero deleite para la vista. Se cree que la construcción, que tiene forma de anfiteatro, con una serie de andenes o terrazas escalonadas con forma de embudo, en realidad no era una construcción para representar espectáculos, sino más bien un centro de investigación en el que el sistema de terrazas permitía crear diferentes microclimas en los que estudiar el cultivo de más de 250 especies vegetales.

De vuelta en Cuzco, podremos tomar un almuerzo, y después tendremos toda la tarde libre para pasear por las pintorescas calles del barrio de San Blas, comprar algún recuerdo en el mercado de San Pedro, que está repleto de artesanía típica peruana de vivos colores, o hacer cualquier otra cosa que nos apetezca.

Día 12: Cuzco. Camino a la cima de nuestro viaje

Para llevar a cabo el programa de hoy, vamos a necesitar calzado cómodo, agua, protección solar… ¡y mucha energía! Vamos a recorrer a pie bellísimos paisajes y vamos a disfrutar de una de las actividades más reclamadas en los alrededores de Cuzco: el senderismo.

Hoy nos levantaremos temprano para ver amanecer mientras nos dirigimos, en autobús, a Pitumarka. Allí conoceremos la artesanía local y podremos comprar lo que nos guste. Sin embargo, no conviene cargar en exceso la mochila, ya que hoy es mejor ir ligero de equipaje. Cuando lleguemos a Pampachiri, a 4.250 metros de altura, tomaremos un desayuno para reponer energías y empezaremos nuestra jornada de senderismo.

La primera etapa del itinerario nos llevará a los pies del nevado Apu Ausangate. Aquí sentiremos que, más que andar, volamos entre paisajes impresionantes y pequeñas lagunas de altura. Pero el verdadero disfrute se producirá cuando lleguemos al cerro Vinicunca. Desde allí disfrutaremos del espectáculo natural que forma la «Montaña Arcoíris», con su gradiente de colores entre el marrón más intenso y el verde más chispeante, como si un mago hubiera hecho y pintado una serie de surcos en la tierra. Según la revista National Geographic, este es uno de los cien lugares que deberíamos visitar antes de morir. Inmortalizaremos este momento en un sinfín de fotografías, poniendo nuestra mejor sonrisa. Pocas veces tendremos una oportunidad como esta de contemplar una obra maestra de la naturaleza.

Si estamos cansados y nos duelen los pies, después de seis horas de caminata, no debemos preocuparnos, solo es un pequeño esfuerzo más. Cuando lleguemos de vuelta a Pampachiri, nos espera un reconfortante almuerzo, después del cual, volveremos a Cusco, en autobús.

Este mágico viaje a Perú está llegando a su fin. Las últimas horas son nuestras, Hoy, después de cenar será el momento de irnos a dormir y quizás, mientras nos abrigamos en la cama, soñaremos con todo lo que hemos visto y vivido.

Día 13: Cuzco – España. Volvemos con la maleta llena de vida

Hoy es nuestro último amanecer en Perú. Desayunaremos en el hotel de Cuzco, mientras pasamos revista a los muchos recuerdos que hemos atesorado en estos doce días de recorrido. ¿Habíamos soñado alguna vez con sentir tantas emociones?

De camino al aeropuerto de Cuzco, solo soñamos con volver. Pero sabemos que podremos hacerlo cada vez que cerremos los ojos y nos envuelva la magia de la leyenda inca. Entre sueños e imaginaciones, tomaremos el avión que nos llevará de Cuzco a España ¡Hasta siempre, Perú!

Día 14: Hogar, dulce hogar

Ya es hora de volver. Ahora toca reunirse con los tuyos, contar las experiencias vividas y enseñar las fotografías. Esperamos que todo haya salido bien y que tengas un feliz viaje de vuelta.