Viaje a Myanmar: Circuito Tierra Encantadora

Día 1: España – Yangon. Empieza nuestro gran viaje a Myanmar

¡Empieza nuestro viaje! Es importante que recordemos llegar con suficiente antelación al aeropuerto para evitar imprevistos de última hora. Así tendremos tiempo de sobra para facturar nuestros equipajes, pasar los controles de seguridad, encontrar la puerta de embarque correcta de nuestro vuelo regular rumbo a Oriente y embarcar con tranquilidad.

El vuelo regular es largo, aunque senos hará menos pesado, porque pasaremos la noche a bordo. Seguro que, en menos de lo que esperamos, ya hemos llegado a nuestro primer destino: Yangon, la ciudad más grande de Myanmar.

Día 2: Yangon. Entrada triunfal en la gran Yangon

Tras aterrizar en el aeropuerto de Yangon, pasar los controles de seguridad y de aduanas y recoger nuestros equipajes, nos estará esperando nuestro coche con chófer para trasladarnos al hotel.

En Myanmar la hora habitual en la que las habitaciones están preparadas para nosotros son las 14 horas y no las 12 como en España, así que, una vez registrados en el hotel y acomodado nuestro equipaje en la habitación, dispondremos del resto del día libre. Podemos descansar para ir acostumbrándonos al cambio horario o tener una primera toma de contacto con la ciudad porque… ¡Estamos en Myanmar!

Día 3: Yangon. Recorriendo lo mejor de la ciudad

Dedicaremos el día entero de hoy a descubrir los encantos Yangon. Con más de cinco millones de habitantes, es la ciudad más grande del país y fue su capital hasta el año 2005. Se fundó con el nombre de Dagon por los mon alrededor de los años 500. Situada junto al río Yangon, le debe su actual nombre a la derivación de dos palabras birmanas; yan y koun, que significan “ciudad sin enemigos”.

Sufrió un gran incendio que la destruyó casia completamente en 1841, pero hoy por hoy es una de las ciudades más bellas -y también caóticas- de todo Myanmar. En el centro de la ciudad podemos encontrar varios monumentos de la época colonial; el Ayuntamiento, el Hospital General o la Corte Suprema. Aquí también se levanta la universidad de Rangún, la más antigua del país.

Cogeremos el “Tren Circular” que circula por diversos barrios de la capital. Nos bajaremos en la estación Kyee Myin Daine, uno de los pocos y preciosos edificios ferroviarios que todavía se conservan en la ciudad. Desde aquí nos montaremos en el típico trishaw, una especie de bicicleta que dirige una persona y tiene capacidad para transportar a dos personas más sentadas detrás, en el que daremos un corto paseo. Después, visitaremos una tienda de té para conocer la cantidad y diversidad de tipos de té que existen.

Pararemos para almorzar en un restaurante de la zona y continuaremos nuestro recorrido para ver primero el reclinado Buda Chaukhtatgyi, una de las estatuas de Buda más grandes, con 65 metros de largo, que, si bien no es la original, ya que esta fue demolida en 1957, se levantó gracias a donaciones populares.

Nos dirigiremos después a la pagoda de Shwedagon, situada en un maravilloso enclave religioso presidido por la estupa Shwedagon Paya, totalmente rodeada de templos. La estupa es la más importantes del país y la más venerada y concurrida por los budistas. Mide 100 metros y está cubierta de oro. En su interior, al que solo podremos acceder descalzos, están algunas de las reliquias de Buda, como ocho de sus cabellos y un trozo de tela de sus ropajes. Para terminar el día, degustaremos una copiosa cena de bienvenida.

Día 4: Yangon-Bagan. Ponemos rumbo a otra ciudad maravillosa

Tras tomar un copioso desayuno, cogeremos un vuelo que nos llevará hasta Bagan, la que fuera capital de la antigua Birmania. La ciudad, a 145 kilómetros al suroeste de Mandalay, es la más céntrica de todo Myanmar y está situada en plena meseta y a la orilla del río Ayeyarwady.

Una vez hayamos aterrizado, visitaremos algunos de los puntos de interés más significativos de Bagan: La pagoda Lawkananda, que alberga en su interior una copia de un diente de Buda; el templo Payatonezu, construido bajo la influencia Jemer en el siglo XII, del que destacan sus singulares frescos; el tempo de Nagayon, del siglo XI que contienen una estatua de Buda con una cobra enroscada a su alrededor, y el templo Apyeyardana.

Pasaremos por el hotel para registrarnos y dejar las maletas en nuestra habitación antes de almorzar en un restaurante de la zona y pasar la tarde dando un paseo por las ruinas en un coche tirado por caballos, desde donde podremos ver una inolvidable puesta de sol. Después regresaremos a nuestro hotel para descansar.

Día 5: Bagan. Conociendo los puntos clave de Bagan

Nuestro día comenzará en el mercado de Nyaung Oo, uno de los lugares más concurridos de la ciudad, que nos permitirá conocer de primera mano el estilo de vida de los habitantes de Bagan. Allí podremos comprobar algunas de sus curiosidades, por ejemplo, que las mujeres birmanas llevan la cara pintada de un color amarillo claro porque es la forma en que cuidan su piel.

El Mercado es una colorida mezcla entre bazar local que frecuentan los habitantes de la zona, y un mercado de artesanía para los turistas. Desde allí, podremos contemplar las impresionantes vistas desde uno de los templos levantados en lo alto de una colina. Después, haremos un singular recorrido en tuk tuk, por la parte más antigua de Bagan. El tuk tuk es una especie de triciclo con motor y uno de los medios de transporte más frecuente de algunas zonas del sudeste asiático.

Haremos una primera parada en llegaremos a la estupa dorada de Shwezigon, que cuenta con las cuatro imágenes de Buda, en bronce, más grandes de Bagan. Datan de 1102 y están situadas en cada uno de los puntos cardinales de la pagoda, que mando construir el rey Anawrahta pero que fue terminada por el Kyansittha. Hoy será un día en que descubramos muchos templos. Bagan, fundada en el siglo XI por el rey Anawrahta, fue la capital del primer imperio birmano. Cuenta con innumerables templos y pagodas y uno de los yacimientos arqueológicos más ricos del sudeste asiático. Quizás por eso es considerada como uno de los santuarios budistas más importantes del mundo y uno de sus centros espirituales más grande. Si bien es cierto que, a lo largo de los siglos, se ha perdido mucho valor, debido a las guerras, los terremotos y los saqueos, Bagan es sencillamente espectacular por su esplendoroso pasado.

El templo de Thatbyinnyu, la pagoda más alta de Bagan, con 64 metros, fácilmente identificable por su color blanco y porque llama poderosamente la atención entre el resto de los monumentos del llano. También veremos el gran templo Dhammayangyi, de ladrillo rojo, que es visible desde cualquier sitio de la ciudad. Fue construido entre 1163 y 1165 por el rey Narathy y en su interior podrás encontrar murciélagos, palomas y golondrinas, así como un Buda dorado. Y el templo Sulamani, de 1183. Su nombre significa “Joya coronada”, fue construido por orden del rey Narapatisithu y es uno de los más visitados.

Después, viviremos una experiencia única que durará aproximadamente dos horas. Asistiremos a una casa autóctona para ver en vivo y en directo cómo una ciudadana birmana prepara una comida típicamente tradicional, que luego degustaremos en el propio jardín de la casa. Para que esta actividad sea un éxito rotundo, deberemos informar antes a nuestra cocinera si tenemos algún problema alimenticio o alguna intolerancia o alergia a cualquier tipo de verdura o de carne.

A continuación, tendremos la oportunidad de visitar un taller donde se fabrican, de forma tradicionalmente artesanal, objetos de laca. Y siempre que las condiciones climatológicas nos lo permitan, terminaremos el día dando un paso por el río mientras se pone el sol. Regresaremos a nuestro hotel por la noche para descansar.

Día 6: Bagan – Heho – Lago Inle. Una nueva etapa en nuestro gran viaje

Volaremos hasta Heho para desde allí continuar por Carretera hasta el Lago Inle. Comeremos en uno de los restaurantes de la zona para después visitar las pagodas Phaung Daw Oo y el monasterio Ngaphechaung.

El lago Inle tiene una superficie de casi 12.000 hectáreas y se encuentra entre las montañas del estado Shan, al este de país, y a más de 800 metros de altura. Tanto por su extensión como por su altitud, en sus dulces aguas habitan cuantiosas especies marinas y es frecuente ver a los pescadores de la zona pescando siguiendo sus propias técnicas ancestrales, como remar con una pierna rodeando el remo mientras dejan la otra apoyada en la barca.

Pararemos para comer en uno de los restaurantes de la zona, antes de descubrir la pagoda de Phaung Daw Oo, una de las tres más importantes de todo Myanmar y una de las más veneradas por los budistas. Construida en el siglo XVIII, en su interior podremos encontrar cinco imágenes de Buda mucho más antiguas, en concreto del siglo XII, que están deformadas debido a la gran afluencia de turistas que la frotan a diario con pan de oro. Este rito es muy frecuente en los templos de Myanmar, pero es importante que tengamos en cuenta que está prohibido que las mujeres se acerquen a estas estatuas para realizar esta ofrenda con el pan de oro y el rezo.

Nos acercaremos a continuación hasta el monasterio Ngaphechaung, más conocido como el monasterio de los gatos, que si bien no resulta arquitectónicamente atractivo sí que lo es porque los monjes enseñaron a los gatos salvajes de la zona a saltar a través de unos aros para espectáculo de los visitantes. Un entretenimiento que, sin embargo, ya no se realiza. Después volveremos a nuestro hotel para pasar la noche.

Día 7: Lago Inle - Heho – Mandalay. Experiencias irrepetibles en el Lago Inle

Hoy tenemos tantas cosas por hacer que le rascaremos algo de tiempo al sueño para empezar prontito. Finalizado nuestro desayuno, navegaremos por el lago Inle para ver sus mercados, cuya actividad es incansable desde primera hora de la mañana, -de ahí, nuestro madrugón-. En el mercado de Inle todo está a la venta: fruta, verdura y pescado que transportan los campesinos en sus propias cabezas o con carros tirados por bueyes e incluso flores y souvenirs para los turistas.

Después tomaremos un barco que nos llevará surcando las aguas del lago hasta In Dein: una pequeña aldea en la que se encuentran casi dos mil estupas de distintos tamaños. Casi todas ellas, que fueron construidas entre los siglos XII y XVIII, están prácticamente en ruinas en la actualidad, si bien algunas de ellas han sido restauradas y decoradas siguiendo su modelo original con Chinthe -leones mitológicos- animales míticos y seres celestiales. Disfrutando de este paisaje llegaremos hasta la pagoda Shwe Indein. El enclave en el que está situada la pagoda es inimaginable. Desde allí podremos admirar una de las vistas más espectaculares del pueblo y los alrededores del lago Inle.

Comeremos en un lugar muy especial: El Bosque de Bambú antes de nos trasladen al aeropuerto para coger nuestro avión rumbo a Mandalay. Una vez hayamos aterrizado en esta ciudad, nos estarán esperando para llevarnos a nuestro nuevo hotel en el que pasaremos la noche.

Día 8: Mandalay - Mingun – Mandalay. Navegando por las plácidas aguas del Irrawaddy

Hoy nos espera un día movidito. Después de desayunar, tomaremos un barco que nos llevará por las aguas del río Ayeyarwady hasta Mingun, también llamado Min Kun, una localidad próxima a Mandalay, donde visitaremos los lugares de interés más importantes. Entre todos ellos, destaca Mingun Pahtodawgyi, su impresionante estupa incompleta, debido a una serie de terremotos concatenados. La intención del rey Bodawpaya cuando la mandó construir era que alcanzara los 150 metros de altura y los 210 de ancho, pero hoy podremos reconocerla tal y cómo quedó cuando se abandonó su idea. Sin embargo, esto no ha impedido que tenga el récord mundial de ser la edificación con más ladrillo apilados.

Descubriremos también la impresionante campana de Mingun, que también comenzó a levantarse en 1808 durante el reinado de Bodawpaya. La campana tiene una altura de cuatro metros y pesa 90 toneladas. Si bien, la del Kremlin moscovita es más grande, la de Mingun está operativa porque no está rajada como la anterior. Cuenta la leyenda que, terminada la campana dos años después de que se ordenara su construcción, el rey mandó matar a las personas que participaron en la obra para que nunca nadie pudiera construir otra igual. Una de las curiosidades de esta campana es que podemos colarnos dentro para comprobar que no puede hacerse sonar desde dentro, pues no tiene ningún mecanismo que lo permita. De hecho, la única manera de que suene es golpeándola desde fuera. Después visitaremos la pagoda Myatheindan, cuya forma recuerda la del monte Meru.

De vuelta en Mandalay, haremos un alto en el camino para comer antes de visitar la pagoday Kuthodaw. Este monumento se conoce también como “el mayor libro del mundo”, ya que alberga en su interior las 729 tablas de piedras que mandó grabar el rey Mindon. Imperdible es maravillarse de cómo la luz del atardecer ilumina las estupas encaladas y los dorados paraguas hti que coronan la pagoda.

Terminaremos nuestra jornada de hoy contemplando la puesta de sol desde la colina de Mandalay mientras vivimos una experiencia espiritual única; la bendición de los monjes budistas. Volveremos a pasar la noche en el mismo hotel.

Día 9: Mandalay - Amarapura – Sagaing – Mandalay. Excursión para el recuerdo en tierras birmanas

Nuestra primera visita nos llevará hasta el templo budista de Mahmudi. La pagoda, al sur de Mandalay, es una de las más bellas y concurridas de la zona, probablemente debido a que en su interior se encuentra la escultura de un Buda dorado, de cuatro metros de altura y recubierto de pan de oro, a excepción de su cara, que los budistas se afanan en limpiar en cada amanecer de un nuevo día. En los alrededores de esta pagoda encontraremos una gran cantidad de tiendas especializadas en instrumentos musicales, así como los famosos talleres de los artesanos del mármol.

A continuación, nos desplazaremos hasta Amarapura, a 11 kilómetros hacia el sur de Mandalay, un recorrido de aproximadamente una hora de duración.

Amarapura, denominada la Ciudad de la Inmortalidad, fue fundada por Bodawpaya en el siglo XIX. En 1839, un terremoto la destruyó casi totalmente, hubo un proyecto para reedificar la que no se llevó adelante y, en 1852, se decidió utilizar gran parte de lo que quedó en pie para la construcción de Mandalay.
Hoy Amarapura está dedicada a la producción de algodón, seda y objetos de bronce. De hecho, visitaremos una fábrica de seda y podremos empaparnos de cómo viven los monjes y estudiantes de la zona.

Después, cruzaremos el río Irrawady para dirigirnos hacia Sanging, junto al, en este caso, el río Ayeyarwady. La colina de Sagaing está formada por 37 colinas de unos impresionantes tonos verdes que hacen que las pagodas blancas con sus techos dorados brillen más.
Este fascinante lugar está considerado el centro espiritual de Myanmar, en la que habitan cerca de 3.000 monjes en casi un centenar de templos. Tendrás la oportunidad de visitar uno de ellos; un convento de monjas, a las que podrás hacer una donación simbólica. A cambio, las monjas nos invitarán a degustan uno de sus platos cotidianos. Es importante recordar aquí que debemos ir vestidos de forma respetuosa, no gritar, ni fumar, ni beber alcohol.

De regreso a Mandalay, haremos una parade en el puente U Bein, al que llegaremos a última hora de la tarde para contemplar la puesta de sol. Este puente no solo es uno de los más fotografiados del país, sino que también es uno de los más transitados. Levantado completamente en madera de teca en 1851 y con una longitud de 1.200 metros sobre el lago Taungthaman es el camino más corto para cruzar el lago. ¿Algo curioso? Sus pilares y su madera provienen del material que se desecharon cuando el rey Mindon trasladó la capital a la ciudad de Mandalay. Dormiremos en el mismo hotel.

Día 10: Mandalay – España. Decimos adiós a una gran ciudad y a un gran país

Nos despedimos de Mandalay para volver a casa. Nos vendrán a recoger a nuestro hotel para llevarnos directamente al aeropuerto de Yangon, donde nos espera ya nuestro vuelo con destino España. Una vez hayamos cumplido con los pequeños trámites, subiremos al avión y será ahí entonces cuando podamos dedicar un tiempo a asentar todas las experiencias, las emociones y las aventuras que hemos vivido en este exótico país.

Día 11: De regreso a casa

¡Buen viaje de vuelta a casa! Esperamos que todo haya ido bien, hayas disfrutado y vivido experiencias maravillosas, ¡seguro que querrás repetir! Así que no es un “adiós”, sino un “¡hasta la próxima!”.