Día 1: España – Yangon. La aventura birmana
Myanmar, el país que ya espera a los viajeros que decidan vivir con Iberojet una aventura única, es todavía un desconocido para la mayoría. Tras haber estado aislado del resto del mundo durante décadas por el severo régimen impuesto por la Junta Militar, hace aún pocos años que decidió abrirse al mundo y dejar entrar a todos los viajeros que deseen disfrutar de su rico legado histórico y de sus costumbres. Pero la mayor joya de este país es sin duda su gente. Amable, acogedor y siempre sonriente, el pueblo birmano recibe de manera inigualable a los viajeros que quieren aprender más de sus vidas y sus costumbres.
Algo que resultará llamativo a los viajeros es el gran peso que tiene el budismo en el día a día de los birmanos. De hecho, no sólo tendrán que despojarse de sus zapatos cuando entren en algún recinto religioso, sino que tampoco podrán usar calcetines, tal como sí ocurre en otros países del sudeste asiático, ya que en estos lugares es necesario caminar descalzo.
También será difícil despojarse de algunos hábitos que los viajeros traen de fuera, como es llamar Birmania al país o Rangún a su antigua capital. Y es que un buen número de topónimos fueron cambiados por la Junta Militar en 1989 para volver a denominaciones que, a su juicio, mostraban mejor el carácter del país. Los militares intentaron también que la ciudad que prácticamente crearon de la nada para convertirla en capital, Naipyidó, recibiera a varios millones de habitantes, pero no fue así y hoy por hoy vive cerca de un millón de personas en una ciudad pensada para varios millones, como demuestra el hecho de que construyeran grandes avenidas con 20 carriles para vehículos.