Día 3: Tokio. El templo de Asakusa Kannon y el barrio Odaiba
RÉGIMEN
Desayuno. Comida.
Transporte
Autocar, minibús o van
Visitas
Panorámica de Tokyo
Tokio nos espera en nuestra primera jornada completa en el país. Para este primer día el tour incluye una excursión imprescindible en cualquier visita a la capital de Japón: el famoso templo budista Asakusa Kannon, cuyos orígenes se remontan al año 628. Kaminarimon es su puerta más famosa, conocida como la puerta del trueno, donde podremos visitar las lámparas hechas de papel más grandes de Japón. A través de ella se accede a la calle Nakamise, que también visitaremos, una de las vértebras comerciales más antiguas del país donde encontrar desde recuerdos a grabados, típicos kimonos o bien objetos relacionados con el mismo templo o el barrio en sí.
El principal edificio se construyó en honor a Kannon, la diosa de la bondad y la compasión. Pero el templo es también famoso por su pagoda de cinco pisos. Su última reconstrucción data de los años 50, ya que a principios del siglo XX sufrió un incendio y posteriormente fue destrozado en la Segunda Guerra Mundial.
El templo está iluminado de noche hasta el amanecer, lo cual constituye también un gran atractivo turístico, ya que el juego de luces destaca el color rojizo de las estructuras de madera.
Desde aquí nos desplazaremos hasta Odaiba. Una isla artificial construida en el 1853 con una finalidad de defensa frente a los ataques navales pero que ahora se ha convertido en una famosa área comercial.
Pasearemos en barco por el barrio que en sus inicios fueron seis fortalezas diferentes en seis islas que, con el tiempo, se han ido unificando hasta la forma actual.
Tras comer en uno de sus restaurantes locales finalizará la excursión aquí mismo. E ahí el encanto. Nuestro guía nos explicará la manera más sencilla para volver al hotel a nuestro aire y tendremos la tarde libre para recorrer nuevas callejuelas de Tokio en el camino de vuelta. Podemos aprovechar las horas antes de que llegue la noche para visitar algunos de los parques urbanos más bonitos. Los cerezos de sitios como el parque Yoyogi o el Ueno se muestran ante los viajeros esplendorosos durante la primavera, pero vale la pena visitar estos remansos de paz en cualquier época del año, ya que la tranquilidad de los parques de Tokio contrasta con la vorágine de las calles de la ciudad.