Día 3: Beijing. Los enclaves más representativos de la ciudad
RÉGIMEN
Desayuno, almuerzo y cena de pato laqueado
Transporte
Autocar, minibús o van
Visitas
Panorámica de Beijing
Nuestro gran viaje acaba de comenzar, y tenemos por delante un sinfín de actividades y experiencias de primer nivel. Sin ir más lejos, las que nos esperan hoy. Después de disfrutar del desayuno estilo buffet del hotel, nos pondremos en marcha para realizar un recorrido por los puntos clave de la geografía pekinesa.
Haremos la primera parada en la Plaza de Tiananmen, un lugar sin el cual es imposible comprender la historia reciente de China. Esta enorme plaza de 44 hectáreas de superficie fue el escenario elegido por Mao Zedong para proclamar la República Popular China el 1 de octubre de 1949. Tiananmen significa literalmente ‘Plaza de la Puerta de la Paz Celestial’, ya que ese es el nombre de la majestuosa puerta que comunica esta explanada con el Palacio Imperial. Alrededor de la Plaza de Tiananmen, que, por cierto, es una de las más grandes del mundo, se hallan varios edificios de gran relevancia política, histórica y cultural, como el Mausoleo de Mao Zedong, el Gran Palacio del Pueblo, el Museo Nacional de Historia y de la Revolución, la Torre de Tiananmen o el Monumento a los Héroes del Pueblo.
Después de visitar la plaza, nos dirigiremos al Palacio Imperial, más conocido como Ciudad Prohibida. Como su propio nombre indica, antiguamente solo los miembros de la corte y la familia real podían acceder al recinto, mientras que el resto de la población lo tenía terminantemente prohibido. Se trata de un impresionante complejo palaciego, levantado por el emperador Yong Le en el año 1406, que ocupa una superficie de más de 70 hectáreas. Fue la residencia oficial de los emperadores de China hasta 1911, y si sumamos las habitaciones de todos los edificios que integran la Ciudad Prohibida, el resultado es de más de 9.000. El Salón de la Armonía Suprema, el Salón de la Armonía Central y el Salón de la Armonía Conservada son algunos de los espacios que brillan con luz propia en este insólito lugar.
Cuando llegue la hora de comer, saciaremos nuestro apetito en un restaurante de la zona, y después iremos a conocer el Palacio de Verano. Este impresionante conjunto arquitectónico es la suma de varios edificios, pabellones y jardines, y constituyó la residencia de verano de la familia imperial china durante generaciones. En 1998, la UNESCO lo declaró Patrimonio de la Humanidad. Antes de que se acabe el día, nos esperan aún dos actividades que nos ayudarán a comprender mejor el funcionamiento de la sociedad china en general y pekinesa en particular. Nos referimos a las visitas a la Fábrica de Perlas de Beijing y al Mercado de la Seda, dos enclaves menos conocidos, pero no por ello menos interesantes.
Antes de meternos en la cama para disfrutar de una merecida noche de descanso, tendremos la oportunidad de probar uno de los platos más célebres de la gastronomía china, el pato laqueado de Beijing. Esta experiencia culinaria tendrá lugar en el marco de una divertida y suculenta cena de bienvenida.