Día 1: España – Bucarest. ¡A la capital de Rumanía!
Bucarest, la capital de Rumanía, conocida también la París del Este, ha recuperado parte de su esplendor pasado tras la caída del régimen de Nicolae Ceausescu, conviviendo en la actualidad los edificios construidos en esa época con los que lograron salvarse tres décadas de pasado comunista.
Si hay un edificio que simboliza ese periodo de la historia de Bucarest ese es el Palacio del Parlamento rumano o La Casa del Pueblo, que tardó nada menos que 12 años en construirse (1985-1997) y es el edificio más grande de Europa. Para poder levantar semejante mole fue necesario derribar antes otros edificios antiguos, algún palacio, Iglesia, sinagoga...
Pese a los estragos que el régimen comunista provocó en la fisonomía de la ciudad, aún hoy conserva joyas que merece la pena visitar. Por ejemplo, los jardines Cismigiu, o la avenida Soseaua Kiseleff, a lo largo de la cual se alzan algunas casas señoriales, o el elegante parque Herastrau, en cuyo interior encontramos el museo Satului, el lugar al que debemos acudir si queremos descubrir las raíces del pueblo rumano.
Otra pinacoteca recomendable es El Museo Nacional de Arte de Rumanía, que tiene su sede en el antiguo Palacio Real de Bucarest , que incluye la Galería Nacional y la Galería de Arte Europeo.
En Bucarest no encontraremos grandes catedrales como sucede en otras capitales y ciudades europeas, el ejemplo más representativo del arte religioso ortodoxo lo constituye el monasterio de Stavropoleos, en el centro histórico, e Iglesias como Antim, Doamnei y la de los Santos Apóstoles.
Bucarest también goza de una animada vida nocturna que podemos disfrutar en las callejuelas del casco histórico como Strada Smardan o Strada Covaci.
Todo esto y mucho más nos espera en este apasionante viaje que no ha hecho más que empezar. En el aeropuerto, nos vendrán a buscar para llevarnos al hotel elegido, donde nos estará esperando una agradable cena.