Día 2: Praga. Explorando la ciudad de las cien torres
RÉGIMEN
Desayuno. Almuerzo.
Transporte
Autocar, minibús o van
Visitas
Panorámica de Praga
Una noche de descanso y un suculento desayuno en nuestro hotel nos habrán dejado preparados para apurar al máximo un gran día de viaje por este enclave cuyo casco histórico está reconocido como Patrimonio de Humanidad por la UNESCO desde 1992. Comenzaremos con una visita panorámica por Praga, denominada ‘Dorada’ porque la piedra que reviste muchos de sus edificios brilla con el sol; y ‘La ciudad de las cien torres’ por la acumulación de este elemento arquitectónico en el área urbana, en cuyo territorio se han encontrado restos del Paleolítico. El río Moldava nos acompañará en esta visita que pasará por lugares que parecen sacados de bucólicos cuentos infantiles, en una ciudad que parece diseñada para el disfrute de los sentidos del visitante.
La visita empezará por el Barrio Judío, el que fuera gueto para las personas que profesaban esta religión, y que se integró en Praga en 1850. el barrio nació por la unión de las dos comunidades judías que habitaban en la ciudad durante la Edad Media y que rendían culto en Sinagoga Staronová y Sinagoga Española. De ahí, muy cerca, pasaremos a la Plaza de la Ciudad Vieja, una de las zonas más visitadas y populares, rodeada por pequeñas calles repletas de actividad y, siempre, con un encanto especial.
El Ayuntamiento, en la Plaza de la Ciudad Vieja, es otro de los indudables atractivos de esta magnífica ciudad, que en su caso sorprende al visitante por su espectacular Reloj Astronómico (el reloj medieval más destacado del mundo), construido en el siglo XIV y reformado en el siglo XVI; así como por su torre de estilo gótico que alcanza los 60 metros. El edificio funcionó como ayuntamiento como tal hasta finales del siglo XVIII, y siempre ha sido considerado como una de las maravillas de la ciudad, como sucede con la iglesia barroca de San Nicolás, que se empezó a construir en 1732 y también sorprende por sus grandes dimensiones: una cúpula de veinte metros de diámetro, una altura interior de cuarenta y nueve metros…
Desde la Iglesia de San Nicolás iremos hasta otro templo, algo más pequeño pero también muy popular: Conoceremos, Iglesia de Nuestra Señora de Týn, una construcción del siglo XIV sobre una antigua iglesia románica que saldrá a nuestro encuentro entre las callejuelas de la Ciudad Vieja. Pistas para encontrarla: sus dos torres, que superan los 80 metros de alto.
Otro hito de la ciudad, y de todo el país, no podrá faltar en esta visita panorámica: el Puente de San Carlos, que une la Ciudad Vieja (Staré Město) con la Ciudad Pequeña (Malá Strana), y que debe su nombre al rey Carlos IV, que inauguró su construcción en 1357. En la actualidad peatonal, en su época supuso todo un desafío técnico, ya que se extiende a lo largo de 500 metros y contaba con cuatro carriles para todo tipo de carruajes, además de albergar 30 estatuas, colocadas a principios del XVIII (copias de las originales, que se encuentran en el Museo Nacional de Praga).
Cuando termine la visita panorámica, y después de almorzar, dispondremos de unas horas de tiempo libre, además de la posibilidad de escoger una excursión opcional llamada ‘Praga Santa’ que nos permitirá, para empezar, pasar por el Castillo, construido en el siglo IX y considerado el principal monumento de la ciudad. Su privilegiada ubicación estratégica le otorgó la condición de centro institucional del país y residencia de los reyes de Bohemia.
En el castillo destacan edificios como la Catedral de San Vito, símbolo de la ciudad y, por extensión, del país. Entre los datos curiosos sobre este enclave resalta su periodo de construcción, ya que, aunque se comenzó a erigir en 1344, no se completó hasta el siglo XX (abrió al público como tal en 1929). Prueba de su valor simbólico es que allí están las Joyas de la Corona y la tumba de Wenceslao IV (‘El rey bueno’), además de ser el lugar donde se coronaba a los reyes de Bohemia. Después de este magnífico templo, pasaremos a conocer el denominado Palacio Real Viejo, escenario del estallido de la Guerra de los 30 Años. Podremos contemplar, entre sus destacados puntos de interés, la Sala Gótica de Vladislav (construida entre 1487 y 1500), en la que destaca su bóveda estrellada y en la que se celebran actos institucionales de Estado.
Otro de los lugares que no habrá que dejar de visitar es el Callejón Dorado, en el que resaltan la colorista presencia de las pequeñas casas que, en su tiempo, acogieron a los trabajadores gremiales, y en la que se unen pasado y presente con varias tiendas de artesanía, idóneas para comprar un recuerdo de este fascinante viaje.
Después de esta completa visita panorámica, volveremos a nuestro hotel, donde podremos disfrutar de unas horas de sueño. El día siguiente nos esperará con nuevas y agradables sorpresas, la clave de un gran viaje.