Día 2: Praga “Ciudad Dorada”. Conociendo la ciudad de las cien torres.
RÉGIMEN
Desayuno y almuerzo.
Transporte
Autocar, minibús o van
Visitas
Panorámica de Praga
Empezaremos la jornada con un buen desayuno en el hotel, para iniciar una visita panorámica de la capital checa. La ciudad está bañada por el río Moldava y, desde el año 1992, su casco histórico es Patrimonio de la Humanidad. Las calles de esta ciudad dan la sensación de que están hechas simplemente para disfrutar paseando por ellas y admirando las tiendas, decoradas con un gusto inimaginable. A Praga también se la conoce como “La Ciudad de las Cien Torres” o “La Ciudad Dorada”.
Empezaremos nuestra visita por el Barrio Judío, conocido como Josefov. Fue, antiguamente, un guetto judío, que, actualmente, está dentro de la ciudad vieja. Este barrio tuvo su origen en la unión de las dos comunidades judías que había en Praga durante la Edad Media. Una de ellas, se encontraba en los alrededores de la Sinagoga Staronová (Vieja-Nueva) y la otra en la Sinagoga Española. Seguiremos a la Plaza de la Ciudad Vieja, uno de los lugares más agradables de Praga. Es una plaza acogedora, rodeada de callejuelas por las que resulta un auténtico placer pasear. Durante el siglo XI, los edificios se fueron extendiendo, desde el Castillo hasta la orilla derecha del Moldava y, a finales de ese siglo, se habla, por primera vez, de un mercado en la actual plaza de la Ciudad Vieja.
En la Plaza de la Ciudad Vieja, se encuentra el Ayuntamiento, uno de los edificios de la plaza que, sin duda, más miradas atrae, debido, a que en él se encuentra el impresionante Reloj Astronómico. El edificio, utilizado como ayuntamiento hasta finales del siglo XVIII, destaca por su torre gótica de 60 metros de altura. También en la Ciudad Vieja se encuentra la iglesia barroca de San Nicolás, construida entre 1732 y 1737, tiene una cúpula de veinte metros de diámetro y una altura interior de cuarenta y nueve metros. En San Nicolás se ofrecen conciertos todo el año. Su órgano, del siglo XVII, es una verdadera maravilla. Conoceremos, así mismo, casi escondida entre las estrechas calles del centro de Praga, la Iglesia de Nuestra Señora de Týn, construida en el siglo XIV sobre una antigua iglesia románica, es una impresionante iglesia de estilo gótico tardío con dos afiladas torres de más de ochenta metros de altura. En nuestra visita no podía faltar el Puente de Carlos, el monumento más famoso de Praga, que comunica la Ciudad Vieja (Staré Město) con la Ciudad Pequeña (Malá Strana). El puente tiene una longitud de más de quinientos metros y una anchura de diez. Antiguamente, tenía cuatro carriles por los que circulaban diversos tipos de carruajes, pero ahora es peatonal y debe su nombre a Carlos IV, que puso la primera piedra en 1357. A lo largo del puente, veremos 30 estatuas, de principios del siglo XVIII. Muchas de ellas son copias ya que las originales están expuestas en el Museo Nacional de Praga.
Terminada la visita panorámica de la ciudad, almorzaremos y tendremos el resto del día libre. Sin embargo, si queremos conocer un poco mejor la ciudad, podemos contratar una excursión opcional de la Praga Santa. En ella, veremos el Castillo, construido en el siglo IX, es el monumento más importante de la República Checa. No tiene nada que ver con la idea que tenemos de un castillo fortificado de la Edad Media, por el contrario, el Castillo de Praga se compone de un conjunto de hermosos palacios y edificios conectados por pequeñas y pintorescas callejuelas. Podemos decir que la historia de Praga empieza cuando se edificó el castillo, ya que su situación estratégica lo convirtió enseguida en el centro del país y en la residencia de los reyes de Bohemia. En 1918, el Castillo se convirtió en la residencia del presidente de la República Checa y, desde entonces, el presidente tiene allí su despacho.
El castillo cuenta con muchos edificios que tienen un importante valor histórico y artístico, como, por ejemplo, la Catedral católica de San Vito, símbolo de toda la República Checa. Se encuentra en el interior del Castillo de Praga y su construcción comenzó en 1344 por orden de Juan de Luxemburgo, pero no se finalizó hasta los siglos XIX y XX y abrió sus puertas al público a finales de 1929. En la catedral se encuentra la tumba de Wenceslao IV (El rey bueno), las Joyas de la Corona, y es el lugar donde se coronaba a los reyes de Bohemia. También se encuentra dentro del complejo del Castillo, el palacio Real Viejo, donde prendió la chispa de la Guerra de los 30 años y fue la residencia de los reyes checos hasta el siglo XVI. Lo más interesante de este palacio es la Sala Gótica de Vladislav, construida entre 1487 y 1500, que tiene una curiosa bóveda estrellada. En la actualidad, se utiliza para actos solemnes de estado.El pequeño Callejón Dorado es uno de los rincones más acogedores del interior del complejo del castillo. Se trata de una serie de pequeñas casas de alegres colores en las que, vivían y trabajaban los orfebres, y que, hoy en día, es un conjunto de tiendas de artesanía. Regresaremos al hotel a disfrutar de una noche de descanso.