Las Repúblicas Bálticas son en realidad tres pequeños países independientes, Lituania, Letonia y Estonia, que comparten un pasado común, habiendo formado parte de la antigua Unión Soviética, pero que además de eso, cada uno de ellos tiene una fuerte identidad propia cargada de tradiciones y elementos culturales únicos. Ubicados junto al mar báltico, al norte de Europa, estos tres países parecen pasar el invierno hibernando, cogiendo fuerzas, para después, llegada la primavera estallar en un mundo de luz y color. Dada su localización, en primavera y verano, los días tienen ¡más de 20 horas de luz!, y las flores abundan por todos los rincones. Nunca nos faltará una terracita donde poder tomarnos una buena cerveza local a precios muy moderados.
Realizando este tour, conocerán la capital de cada uno de estos países, además de visitar otros lugares muy interesantes y disfrutar del paisaje que nos ofrecen estos países de amplias llanuras donde los campos de colza brillan bajo el sol y las cigüeñas pasan sus vacaciones de verano. Además, a pesar de recorrer tres países, las distancias entre una capital y otra, distan solamente unos 300 kilómetros, por lo que será un viaje relajado y sin prisas.
Comenzarán el viaje por Vilnius, la capital de Lituania, donde el estilo barroco es predominante, así como el catolicismo. Una ciudad solemne y reluciente bajo los rayos del sol. Aunque no se dejen engañar con tanta solemnidad, junto al centro, se encuentra el barrio de Uzupis, un divertido barrio de la ciudad donde residen artistas y donde se puede tomar una de las anteriormente citadas cervezas en una bonita terraza junto al río.
La siguiente capital será Riga, la capital de Letonia, donde quedarán maravillados por su centro histórico, repleto de “art nouveau”, y lleno de vida tanto de día como de noche, con gran cantidad de lugares ofreciendo musica en vivo en sus terrazas. Aunque antes de acudir a una de estas terrazas es imprescindible visitar uno de los restaurantes locales y comer un buen “shashlik”, un tipo de brocheta local de carne de cerdo que hará las delicias de los paladares más exigentes, sobre todo, si lo riegan con una buena cerveza artesanal del propio restaurante.
Por último, conocerán Tallin, la capital de Estonia, un lugar mágico que parece sacado de un cuento de hadas, que conserva una maravillosa arquitectura medieval y unas laberínticas calles empedradas por las que pasear y disfrutar del ambiente local. Viendo la ciudad desde alguno de los miradores de la “ciudad alta”, verán que las casas parecen cajitas de bombones, lo que me recuerda que ¡no deben olvidar probar el chocolate local!
Estas ciudades son auténticas perlas aun por descubrir. Ciudades con un gran pasado, pero con un presente formidable, haciendo que sea una delicia el conocerlas. Ahora sí, es el momento de ubicarlas en el mapa, porque debería ser el próximo destino en su ruta de viajes.