Día 2: Ámsterdam. Historia y Cultura a pie de calle
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Panorámica de Ámsterdam
La visita panorámica por la ciudad nos permitirá conocer de primera mano los enclaves más destacados de Ámsterdam, comenzando por la Torre de la Moneda, también conocida como la Munttoren (Torre de la Ceca) o Munt. Este monumento se encuentra en la popular y bulliciosa plaza Muntplein, confluencia del río Amstel y el canal Singel, cerca del mercado de flores, y fue, en origen, una de las principales puertas de la muralla medieval, construida en su actual forma en 1480 y lugar de acuñación de moneda en el siglo XVII. Todo un legado histórico, ya que evoca los tiempos en los que, por la guerra de 1672 entre Inglaterra y Francia y la República Holandesa, la ocupación por parte de las tropas francesas impedían la seguridad en el transporte de oro y plata a Dordrecht y Enkhuizen (allí se acuñaban las monedas), por lo que el cuerpo de guardia de la torre se encargó de esta fundamental tarea para la economía del país.
La siguiente etapa la disfrutaremos a nuestro paso por el Rokin, una de calles más destacadas de la capital holandesa, y por el mercado flotante de flores, el Bloemenmarkt, una espectacular y colorista disposición de cientos de puestos en el Canal Singel. Todo tipo de flores a disposición de sus visitantes, con el tulipán, la flor nacional holandesa, como principal reclamo.
La visita panorámica nos llevará también al centro de Ámsterdam, la popular Plaza Dam, una muestra de la activa vida social y comercial de la ciudad, situada en el mismo lugar en el que, en el siglo XIII, se construyó la primera presa del río Amstel. La plaza está rodeada por varios de los edificios históricos más destacados de la capital holandesa, como el espectacular Palacio Real, una construcción de estilo neoclásico en el siglo XVII acorde con los tiempos de esplendor económico en los que se erigió. También podremos visitar la iglesia Nieuwe Kerk y, en el centro de la plaza, el Monumento Nacional, un obelisco de 22 metros de altura que se levantó para rendir tributo a los soldados holandeses que perdieron la vida durante la Segunda Guerra Mundial.
Otro de los hitos del recorrido es la llegada a la Iglesia de San Nicolás, la principal iglesia católica de la ciudad (cada semana se ofrece culto en castellano), cuya construcción, finalizada a finales del siglo XIX, aúna varios estilos, como el neobarroco y el neorrenacentista, en un bello edificio coronado por dos torres en cuyo interior se celebran conciertos de órgano. Otra inolvidable experiencia por su significado simbólico: el paso por el Barrio Judío de Ámsterdam, con la única sinagoga que quedó en pie tras los bombardeos alemanes en la Segunda Guerra Mundial y el Jardín Botánico Hortus Botanicus. Y podremos visitar otro de los enclaves representativos de la historia y tradición holandesa, ya que nos mostrarán una fábrica de tallado de diamantes para ver todo el proceso de elaboración, desde la extracción del cristal en bruto a su conversión en esta preciada joya.
El resto del día, podremos organizar nuestro tiempo libre o escoger alguna excursión optativa para conocer mejor los alrededores de Ámsterdam. Una de ellas ofrecerá una visita por los pueblos marineros cercanos a la capital holandesa, representación de las diferentes religiones y culturas que conviven en los Países Bajos, como en los casos de Marken (mayoría protestante) y Volendam (católica). En el primero de ellos, podremos disfrutar de unos momentos de apacible paseo por una localidad que, en origen, fue una isla y que, en la actualidad, está unido a tierra firme por un dique y una carretera. En el caso de Volendam, una de las poblaciones holandesas más visitadas, acoge al visitante con una colorida sucesión de pequeñas casas en torno a su paseo marítimo, propio de un pueblo de larga tradición de pescadores en el que, además, podremos visitar alguna de sus fábricas de producción de quesos y zuecos.
Una vez disfrutada esta reconfortante jornada, regresaremos al hotel, donde nos esperará una sabrosa cena antes de descansar en nuestra habitación para prepararnos ante un nuevo día en Holanda.