Ayuda Ayuda
Menú Menú

Valparaíso

Una visita bohemia con un colorido trasfondo

Que la UNESCO declarara el centro de Valparaíso como Patrimonio de la Humanidad ya nos da una pista de lo que allí nos espera. La riqueza arquitectónica que se desarrolló en la ciudad a finales del XIX es la culpable de la actual belleza del lugar.

Si nos alejamos del centro su hermosura y singularidad no decaen. Los distintos cerros que conforman la urbe provocan un gran desnivel en sus calles, que en muchas ocasiones se salva con los pintorescos ascensores (una especie de funicular) que nos facilitaran la tarea de alcanzar los picos de la ciudad. El colorido se encuentra por doquier, tanto en las calles como en las casas y en los propios ascensores. Muchos murales contienen mensajes, además de dibujos, y uno de los más populares es el que reza ‘We are not hippies, we are happies’, que podría describir a la perfección el carácter de esta impactante ciudad. Existe una ruta por las pinturas más destacadas de la urbe conocida como el Museo a Cielo Abierto de Valparaíso. Vale la pena reseguirla para no perdernos ninguno de los murales más destacados. El animado puerto es también una parte curiosa de la ciudad, se puede pasear al lado del mar y notar las vibraciones de la auténtica actividad pesquera del lugar. Además, es uno de los puertos con mayor llegada de pasajeros de todo Chile, de ahí la importancia del enclave en el que nos encontramos. Y cómo no, después de recorrer calles, plazas y cerros, tenemos la oportunidad de conocer un pedacito más de la historia de Pablo Neruda, el más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma, según palabras de Gabriel Garcia Márquez. En Valparaíso se alza la segunda de sus tres residencias chilenas, La Sebastiana, y al visitarla conoceremos la parte más humana del poeta con historias y rutinas del autor que seguro que nos sorprenderán. Se encuentra en la parte alta de la ciudad, y se puede llegar después de caminar media horita desde Cerro Concepción o Alegre, pero debemos tener presente que no son caminos llanos, sino que las cuestas nos acompañarán durante todo el trayecto. Una vez en la casa comprobaremos que ha valido la pena el esfuerzo, tanto por el recorrido que nos espera como por la belleza del lugar y sus impresionantes vistas. ¡Toda una inspiración!