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Conociendo el país a través del paladar

Aromas y sabores únicos

Una de las características que mejor nos permite apreciar los matices de un país y su sociedad es la gastronomía. Las gentes de cada región recogen todas sus influencias, pasadas y presentes, y crean una amalgama de tradiciones culinarias que les dan su propio toque de identidad. La gastronomía tunecina no iba a ser menos.

Los bereberes, los judíos, los turcos y los italianos han hecho mella en los fogones tradicionales de Túnez. Y, claro está, por su ubicación en el mapa, la cocina de este país no se aleja de la dieta mediterránea, sino que eleva a su máximo exponente elementos fundamentales como son el aceite, las aceitunas y los frutos secos, como por ejemplo las almendras. Todos ellos la base y el trasfondo de la que se ha consolidado como la dieta más recomendable del planeta: la mediterránea. Las especies son el toque que inclina la balanza del sabor, y cobran en Túnez un valor importante al ser usadas abundantemente en sus platos principales. Es habitual que la comida local sea picante, si no nos gusta así, deberíamos especificarlo al pedir nuestros platos, sobre todo si nos encontramos en zonas menos turísticas y comiendo entre los oriundos. Un sinfín de platos son elaborados con bases de carne –cordero, buey y, según la región, camello- y también de pescados, normalmente muy frescos debido a la prolongada costa que baña gran parte de su privilegiado territorio. Algunos de los más famosos son los tajines, diferentes a los marroquíes porque en Túnez se cocinan de forma similar a una quiche, y no a un guiso; la chakchouka, un guiso; la jelbana, un estofado de pollo y guisantes; la meloukhia y el mirmiz, diferentes estofados de cordero. Son muy características de esta zona las merguez, una especie de salchichas de cordero que se cocinan combinándolas con otros ingredientes. En cuanto a los pescados, éstos se usan en diferentes elaboraciones y rellenos, así como cocinados a la plancha. Muchas veces los restaurantes nos enseñan las piezas que van a cocinar para que podamos comprobar su frescura y su tamaño.

La mezcla más pura

Los dos clásicos gastronómicos

Sin duda una de las comidas más populares, y que seguramente tendremos la oportunidad de probar en más de una ocasión, es el cuscús. Aunque no es originaria de Túnez, esta famosa sémola de trigo fue introducida por los bereberes y desde hace años se utiliza en la mayoría de las comidas diarias del país. Su versatilidad a la hora de cocinarlo hace del cuscús un plato muy asequible y apto para todos los paladares. Otra de las recetas más destacadas es la de los briks. Pueden comerse como entrantes o como plato principal, dependiendo de su elaboración. Son como crepes de pasta brik frita en forma de medias lunas, rellenas de ternera o de atún y, en muchas ocasiones, de un huevo poco cocinado, por lo que es común tener que aprender técnicas para no verter todo el huevo si lo comemos con las manos. Se trata de uno de los platos más característicos y con mucha historia, ya que es el menú que se prepara cuando las dos familias de los futuros novios se conocen y comen juntos por primera vez, antes de llevar a cabo la ceremonia de matrimonio.

Delicias para abrir boca

La gastronomía tunecina guarda un lugar especial a los entrantes y a las ensaladas. Los primeros suelen comerse a modo de aperitivo: frutos secos de la zona y aceitunas suelen ser característicos en la mayoría de regiones. Las ensaladas tienen nombre propio y alguna de las más populares son: la ensalada tounsia, de pimientos dulces y picantes mezclados con tomates y sardinas o atún; y la ensalada hourya, un puré de zanahorias con harissa (una salsa muy picante que usan en muchos platos), ajo, alcaparras y aceitunas. La mayoría de las ensaladas se condimentan con gran cantidad de aceite de oliva y muchas veces con vinagre.

Algo dulce

Los postres serán las delicias de los más golosos. Hay un sinfín de posibilidades de pequeños dulces, tipo pastelitos, elaborados con una masa hojaldrada y rellena de diferentes elementos, como pueden ser frutos secos o dátiles, todo ello recubierto de una dulce capa de miel para dejar un buen regusto en la boca de los viajeros que no se podrán resistir a probar más de uno en cada comida. Los más famosos son los baklawas, introducidos también en los países europeos por los restaurantes de comida india y del medio oriente en general. Los dátiles son uno de los elementos más significativos del país, por eso se usan tanto en elaboraciones dulces, como saladas. Así pues, un postre también característico son los dátiles rellenos con pasta de almendras.

Bebidas con sabor árabe

Para acompañar a todas y cada una de las excelentes opciones culinarias los tunecinos pueden servirnos diferentes bebidas. Por su religión ellos no pueden probar el alcohol, pero si que pueden dar a conocer a los visitantes la amplia gama de vinos y licores que se producen en sus tierras. Uno de los más singulares es el licor de dátiles, seguido muy de cerca por el zumo de palmera. El aguardiente de higos (boukha) también es muy popular y muy vendido. Por otro lado, en cualquier alto en el camino que hagamos durante nuestro viaje para reponer fuerzas, nos ofrecerán el famoso te a la menta, mayoritariamente combinado con exquisitos piñones; y si somos más cafeteros, podremos probar el famoso café moro. Por la gran variedad de frutas que pueblan la zona, también podemos encontrar en numerosos establecimientos jugosos y dulces zumos que harán que el calor de este país del desierto no sea más que una simple anécdota.