Carreras a pie, jabalina, lanzamiento de disco, carreras de carros, lucha libre pero también lecturas de poesía e historia, intercambios comerciales y encuentro entre los líderes de diferentes polis griegas, eran algunas de las actividades que se disfrutaban en este festival. Solo podían participar los hombres griegos y durante el período de los Juegos se suspendían las hostilidades y guerras entre las ciudades-estado griegas. Una tregua olímpica que solo se rompió dos veces en los mil años de celebración de los Juegos.
Hoy, el lugar donde se celebraba este increíble acontecimiento está catalogado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Estos son algunos de los secretos que no te puedes perder en este viaje al pasado de las Olimpiadas. Comienza la visita en el área arqueológica. No quedan muchos edificios completos, más allá de los cimientos, escalones y columnas, restos impresionantes que nos hacen imaginar la grandeza de los Juegos Olímpicos. El sitio fue descubierto por los arqueólogos en el año 1875 y el edificio más destacado es el inmenso templo dórico consagrado a Zeus. Construido en el siglo V por Livon, el templo contenía una colosal estatua de Zeus creada por el gran escultor de la Grecia clásica, Fidias. La escultura medía 12 metros de altura, estaba modelada en marfil y los detalles eran de oro macizo. Desgraciadamente, la estatua, considerada una de las siete maravillas del mundo antiguo, fue trasladada a Constantinopla y destruida por un incendio.Recorre los restos del gimnasio, situado al noroeste del Santuario de Olimpia y lugar donde los participantes de los juegos entrenaban. Pasea por la palestra, otra de las edificaciones destinadas al entrenamiento de los atletas de lucha libre, boxeo y pancracio, un deporte precursor de las artes marciales mixtas modernas que combinaba la lucha, el boxeo griego antiguo y las sumisiones. La palestra de Olimpia cuenta con una curiosidad: una franja de hormigón de 24 metros de largo por 5,44 de ancho que se cree que era una pista de bolos. Continúa este viaje al pasado con una visita al templo de la diosa Hera, el Leonadion (donde se encontraban las autoridades que acudían al santuario) y el taller de Fidias, lugar de nacimiento de la espectacular escultura en honor al padre de los dioses.