En 1926, Rafael Larco Hoyle fundó un museo en Lima, en el distrito de Pueblo Libre, al que puso el nombre de su padre, Rafael Larco Herrera.
El fundador compró de entrada 8.000 piezas de Roa y 6.000 piezas de Carranza, así como varias pequeñas colecciones localizadas en el Valle del Chicama, Trujillo, Virú y Chimbote. Está situado dentro de una casa hacienda de la época de los virreyes (siglo XVIII). No hay que visitar Lima sin entrar en el Museo Rafael Larco Herrera, aunque sólo sea para visitar su más famosa galería permanente: la de oro y plata. En ella se muestra la colección más grande que existe de la joyería empleada por varios gobernantes del Perú precolombino. Coronas, orejeras, narigueras, joyas, máscaras y vasos trabajados todos en oro y adornados con piedras semipreciosas. Junto al brillo de los metales nobles también figura en esta colección algunos huacos eróticos. La galería permanente más orientativa es la Galería de las Culturas, en la que se muestran cronológicamente 10.000 años de la historia del Perú precolombino a base de los enseres que sobrevivieron a la conquista de Perú en el siglo XVI.
