Esta localidad es especial tanto de día de como de noche. Las horas de sol permiten al visitante contemplar la arquitectura barroca que compone la mayoría de sus construcciones y, al anochecer, queda arropada por un ambiente místico de lo más romántico.
Una de las curiosidades de Mdina es que ha sido bautizada con el nombre “la ciudad del silencio”. Esta denominación le viene por la tranquilidad que se respira en sus calles, ya que al estar vacías de coches son ideales para pasear por ellas sin rumbo fijo. Además de dejarnos llevar por sus encantadoras vías, también podemos visitar dos de sus monumentos más emblemáticos. Uno de ellos es la Catedral de San Pablo, alzada en el siglo XI y reconstruida en el año 1963. El otro es el Palazzo Falson, un edificio que data del siglo XIII y que durante décadas ha sido el hogar de varias familias. Actualmente es un museo. Cabe destacar que a los fanáticos de Juegos de Tronos les resultarán familiares algunos de los rincones de Mdina. Y es que durante la primera temporada de esta exitosa serie se utilizaron varios escenarios de esta maravillosa ciudad.