La amabilidad de sus gentes y la tranquilidad de sus calles provocan una sensación reconfortante en todos aquellos viajeros que escapan de sus ciudades en busca de paz y serenidad.

Una de las actividades que no debemos perdernos en Marsaskala es la de visitar la Iglesia de Santa Ana. Los elementos decorativos tanto de su interior como de su exterior nos resultarán muy interesantes, ya que cuenta con pinturas y motivos religiosos de gran importancia y belleza. No obstante, a simple vista lo que más llamará nuestra atención será la torre que domina el edificio. Cabe destacar que Santa Ana es un personaje muy querido en Marsaskala y una de las mayores fiestas populares del país es la del Día de Santa Ana, que se celebra a mediados de julio. Otro de los puntos destacados de esta urbe es St. Thomas Tower. Se trata de una de las cuatro torres Wignacourt, construidas por los Caballeros de Malta bajo las órdenes del Gran Maestre Alof de Wignacourt. Tras conocer un poco más de cerca la historia de Marsaskala, lo mejor que podemos hacer es pasear por sus encantadoras calles, observar y charlar con sus gentes y sentarnos en uno de los coquetos restaurantes para degustar la comida local. Lo típico de esta pequeña metrópoli es el pescado. ¡A comer!