Bordeada en gran parte por Francia y conectada al resto Suiza por un estrecho de tierra, Ginebra es el destino perfecto para disfrutar de la naturaleza sin dejar de lado su moderna ciudad que respira vida las 24 horas.
Uno de los destinos más famosos es la montaña de Saleve, muy cerca de Francia. Se puede llegar en menos de cinco minutos (teleférico) y el viaje a 1.100 metros de altura permite disfrutar de unas vistas espectaculares de la ciudad y de la cordillera alpina. La parte antigua de la ciudad se ubica en una ladera que emerge sobre el río Rhone creando así una postal de calles antiguas, rodeadas de un espacio natural único donde la catedral es la principal protagonista. La ciudad está rodeada por un anillo de edificios de amplísimas calles que invitan a recorrer la urbe y que colindan por las antiguas murallas que rodeaban Ginebra en siglos anteriores. Su centro financiero se encuentra a los pies de la antigua ciudad así como el lujoso barrio de Saint Gervais, un coqueto barrio que bien merece una parada. El lago, donde se encuentran gran parte de las atracciones de la ciudad, está rodeado de parques y jardines. Ginebra es un destino al que querrás volver. El símbolo de la “metrópoli más pequeña del mundo” es el Jet d'eau, un surtidor de agua de 140 metros de altura en la orilla del Lago Leman. A orillas del lago se encuentra la mayor oferta oferta de hoteles y restaurantes de la ciudad. En la parte izquierda del lago se halla el casco antiguo de la ciudad y el centro comercial de Ginebra. Aquí la gran protagonista es la catedral de San Pierre y la Place du Bourg de Four, la plaza más antigua de la ciudad y el corazón de la misma. Como ves, gran parte de la vida en Ginebra gira alrededor del lago. Muelles, parques, calles llenas de vida en el casco antiguo así como elegantes tiendas que invitan a callejear son tan solo un pequeño aperitivo del corazón de la urbe. Una de las calles antiguas mejor conservadas es la Grand-Rue, en la que nació Jean-Jacques Rousseau. Las Mouettes, una especie de taxi acuático, te permitirán navegar de una orilla a otra. A nivel cultural, la ciudad tiene mucho que ofrecer. En el Grand Théâtre, la Ópera de Ginebra, donde podrás disfrutar de artistas de renombre internacional así como de los museos más diversos como el Musée international de l'Horlogerie. La Horloge Fleuri, el reloj de flores en el Jardín Inglés, es un símbolo de renombre mundial de la industria relojera de Ginebra.