Para los amantes de la buena comida, los vinos y la gastronomía francesa es una delicia para los paladares.
En la cocina tradicional se puede distinguir la clásica y la de mujeres. La primera son platos más finos y caros, elaborados con los mejores ingredientes. Y la segunda opción es la casera, menos conocida por el gran público, pero muy auténtica y variada en función de la región, pues depende de los ingredientes de la temporada. Por ejemplo, en Alsacia y Lorena la base de los platos más típicos es la carne, ya sea de cerdo, ternera o cordero. Y es que como es lógico cada zona posee su propia cocina. En el suroeste de Francia se usa el aceite y es típico el foie gras, las setas y el armañac -un brandy típico- mientras en el en noroeste cocinan con mantequilla y comen crème fraiche y manzana. En el sudeste se percibe la influencia de Italia y hay más aceitunas, tomate y finas hierbas, mientras que en el norte hay más salchichas o patatas. La gastronomía francesa se remonta a la Edad Media cuando los banquetes terminaban con lo que hoy ya se conoce como postre. Guillaume Tirel fue el primer maestre de la época que además recogió sus recetas en el primer libro que se distingue de la comida romana. Tiempo después, en el Antiguo Régimen, se incorporaron productos llegados de América. Y ya en el siglo XVII se sientan las bases de la cocina como se la conoce actualmente.